Un nuevo virus que provoca enrollamiento de las hojas y una marcada reducción del tamaño de las raíces de tomate fue identificado en Argentina por científicos del INTA de Córdoba y de Jujuy junto a colegas del CONICET en la Fundación Instituto Leloir (FIL).
El hallazgo “sienta bases para diseñar estrategias que eviten pérdidas en la producción de esa hortaliza”, indicó a la Agencia CyTA-Leloir el coautor del estudio, el doctor Gastón Vaghi Medina, investigador del Instituto de Patología Vegetal (IPAVE-CIAP) del INTA, en Córdoba. Según un reciente informe del Ministerio de Agroindustria de la Nación, Argentina produce anualmente 1,2 millones de toneladas, lo cual no llega a cubrir la demanda del mercado interno.
Para constatar la identidad del patógeno, dos investigadoras de bioinformática de la FIL, las doctoras Cristina Marino-Busjle y Elin Teppa, utilizaron técnicas computacionales para analizar su secuencia genética. Y reforzaron las evidencias experimentales del laboratorio del INTA respecto de que el germen estudiado, bautizado como “virus del enrollamiento apical de la hoja de tomate” o ToALCV, correspondería a un género nunca descripto de los geminivirus: una familia de virus que infectan el tomate y otras plantas
“Entre otras diferencias, el virus identificado posee una sola molécula de ADN circular en lugar de dos moléculas, que es una característica del resto de los geminivirus que infectan al tomate en la Argentina”, indicó Vaghi Medina.
Tal como describe la revista “Frontiers in Microbiology”, los científicos observaron que el virus provoca una marcada reducción del tamaño de la raíz de la planta del tomate, un síntoma poco común en virosis vegetales. “Es probable que esta malformación disminuya la capacidad que tiene la raíz de absorber y transportar nutrientes a la parte aérea, por lo que podría tener consecuencias en la producción”, afirmó el científico del INTA.
Por otra parte, casi de manera detectivesca, recurriendo al estudio bioinformático y otros análisis teóricos y experimentales sobre la organización del genoma, cierta proteína de cubierta y los vectores de patologías conocidas, los científicos creen haber encontrado cuál podría ser el insecto responsable de transmitir ese virus en las plantaciones: una chicharrita, Micrutalis malleifera. “De todos modos, este hallazgo necesita validación experimental”, indicó Marino-Buslje, quien es jefa del Laboratorio de Bioinformática Estructural de la FIL.
Los investigadores se mostraron optimistas. “La caracterización del nuevo virus y la futura identificación del insecto que lo transmite al tomate aportarán datos para decidir las medidas de control”, aseguró Vaghi Medina.
Del trabajo también participaron Paola López Lambertini, jefa del grupo del IPAVE-CIAP-INTA; Verónica Bornancini, becaria de CONICET-IPAVE; y Ceferino Flores, de la Estación Experimental de Cultivos Tropicales Yuto, en Jujuy.
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