Está emplazado en apenas 1.200 metros cuadrados, pero faenea hasta 180 cabezas de ganado bovino (toretes y vacas), porcino (cerdos), ovino (ovejas) y caprino (cabras) al día. Se trata del matadero municipal de Quillacollo que en estos últimos tres días atrajó la “mirada” de los matarifes porque se convirtió en una alternativa para que sacrifiquen a los animales y puedan abastecer con carne a los mercados de Cercado.
El matadero de Cochabamba fue clausurado por el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag), desde el lunes.
Si bien el lugar de faeneo está en mejores condiciones que las de Cercado, no cuenta con un frigorífico ni trata las aguas servidas. Así como también el área de desechos sólidos es un foco de contaminación.
El administrador del matadero, José Luis Corrales, informó que en el lugar no se “guarda carne” todo es entregado al día, por lo tanto no necesitan un frigorífico.
Además, como está en un proceso de cierre, que será concluido en 2020, la Alcaldía solo invierte lo necesario para garantizar el funcionamiento del lugar en “buenas condiciones”. En Quillacollo utilizan unos 20 mil litros de agua para matar el ganado, pero llega a las redes de alcantarillado sin ser tratada.
No tienen una planta de tratamiento y lo único que hacen es sacar los desechos sólidos antes de dejarla correr por las alcantarillas.
CONTAMINACIÓN
El área para la basura orgánica está en un espacio de unos cinco metros de largo por tres ancho. Se depositan desde los cuernos hasta los restos de menudencia.
Permanecen almacenados al aire libre. La veterinaria señaló que para evitar los malos olores le echan cal y otros químicos. También favorece el hecho de que está techado.
“Senasag pidió que se haga ese lugar y que le demos ese tratamiento a los desechos”.
Todos los días, después de las 16:00 horas, personal de una empresa privada, cuyo nombre no fue revelado, se lleva esos desperdicios y los deposita en el botadero de ese municipio.
CENTENARIO
El lugar tiene más de 100 años de vida, pero fue remodelado varias veces para ofrecer las mínimas condiciones de salubridad.
El matadero está ubicado en el barrio 9 de Diciembre, en la zona más conocida como “plaza de papas”. En los alrededores hay viviendas y varios negocios.
A diferencia de lo que sucede con el matadero de Cochabamba, no se perciben olores fuertes. Hay moscas, pese a que el administrador aseguró que tienen un plan de manejo de vectores.
Corrales, dijo que tienen licencia ambiental y que, para evitar problemas, trabajan de forma coordinada con el Senasag.
Es más, realizaron varias adecuaciones al matadero para subsanar las observaciones hechas por esa repartición estatal.
TODO JUNTO
El poco espacio que tiene se nota desde la puerta. A menos de tres metros del acceso principal está una sala destinada al faeneo. Una especie de cortina de plástico la divide de la oficina administrativa. En ese espacio, los hombres trabajan arduamente para desollar y depositar la carne que, luego, será entregada en los mercados de ese municipio. Antes de ingresar a ese espacio, el personal que está con la indumentaria adecuada para realizar ese trabajo, debe desinfectar sus calzados en una especie de batea con agua que tiene unos “químicos especiales”.
“Debemos cumplir con todas las normativas para garantizar la calidad de la carne”, senaló la médico veterinaria Nancy Trijo.
Los trabajadores no tienen guantes, pero la responsable de la parte de salubridad indicó que “no están acostumbrados a usarlos y, algunas veces, han sufrido accidentes, es por eso que realizan la faena sin ese implemento”.-
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