domingo, 28 de junio de 2015

Se acabó el agro de la renta de oro


En menos de 10 años, la rentabilidad de oro que aportaron los granos desapareció. Ahora la producción necesita la ayuda del Estado
En los último años, y a juzgar por los resultados, la enseñanza que dejó la producción agrícola se asemeja mucho a una vieja fábula del autor griego Esopo.
Así como en La gallina de los huevos de oro el granjero y su mujer no se conformaron con la puesta diaria que realizaba el ave y decidieron sacrificarla en vano para apropiarse de una vez por toda de su tesoro, en el caso del agro fue el Estado (nacional y provincial) el que se encargó de exprimir al máximo su esfuerzo.
Hoy, ya sin la rentabilidad de oro que aportaron los granos durante los primeros años de la última década, el agro necesita de ayuda. La gran diferencia con la gallina es que todavía está vivo.


Contribución a cuenta
Cuando entre 2001 y 2007 la rentabilidad agrícola promedio para un campo arrendado en el norte de Córdoba era del 50 por ciento anual, según un estudio realizado por el Ieral de la Fundación Mediterránea y el Ministerio de Agricultura, hasta se podría haber justificado la presión impositiva queSOPORTÓ el sector.
A nivel nacional, el Estado echó mano a las retenciones y la Provincia inició su estrategia de incorporar fondos específicos al Impuesto Inmobiliario. Entre 2007 y 2011, la renta agrícola comenzó a descender hasta ubicarse en 28 por ciento, todavía por encima del incentivo que aportaban, por ejemplo, las letras del tesoro del Banco Central (Lebac) que rondaban el 13 por ciento.
En el período 2011/15, la caída en los precios internacionales comenzó a incidir aún más sobre los números de las empresas agrícolas, que siguieronSOPORTANDO sobre sus espaldas una creciente presión impositiva.
El resultado fue una rentabilidad agrícola que promedió durante esas cuatro campañas 13 por ciento en el norte de Córdoba, ya por debajo del 18 por ciento que ofrecían las Lebac en el sistema financiero.
Para la futura cosecha (2015/16), la rentabilidad esperada para el productor que alquila en el norte de la provincia es aún más precaria: sólo ocho por ciento, según los cálculos del Ieral. Mientras tanto, esa misma plata que el productor va a destinar a la agricultura, en el sistema financiero le rinde 29 por ciento.
En menos de 10 años, la rentabilidad de oro que aportaron los granos desapareció. En este escenario de incertidumbre, es el Estado el que tiene ahora la posibilidad de aliviar esa situación. No con prebendas ni subsidios, sino devolviéndole previsibilidad.
La eliminación de las retenciones al maíz y al trigo y el cese de la intervención en el mercado de ambos cereales, junto con el control de la inflación, ayudarían a mejorar la ecuación económica de los productores. Solo por retenciones, el departamento General Roca aportará esta campaña 2.000 millones de pesos y necesita 200 millones para extender un gasoducto en su territorio, que es clave para la agroindustria. Sin ayuda, el modelo productivo amenaza con agotarse.

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