viernes, 24 de agosto de 2012

Listeria en comidas preparadas



UNION EUROPEA : La EFSA recomienda fortalecer los controles en el proceso de producción de platos preparados y en la manipulación doméstica para reducir la contaminación por listeria.
La mayoría de los casos de listeriosis en humanos detectados en el ámbito comunitario se originan por el consumo de comida preparada. A pesar de que se trata de una enfermedad de escasa prevalencia, y de que el nivel de tolerancia en la UE es muy bajo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, en sus siglas inglesas) recomienda prestar especial atención en los platos preparados, que son los que soportan el crecimiento de listeria y desarrollan una alta concentración a lo largo de la cadena de producción.
Envasado, temperatura, higiene y formación son cuatro puntos a tener en cuenta para la prevención de la contaminación por listeria en alimentos preparados. Según la Comisión Científica sobre Riesgos Biológicos (BIOHAZ) de la EFSA, que ha tenido en cuenta distintos trabajos realizados a nivel internacional sobre la presencia de listeria en productos alimentarios, el número de casos de listeriosis ha aumentado en la UE desde el año 2000, y en 2006 la cifra de afectados llegó a 1.583. La enfermedad, cuya incidencia es especialmente significativa entre mujeres embarazadas y personas mayores de 60 años, está relacionada sobre todo con el consumo de alimentos preparados. Debe tenerse cuenta también que la bacteria tiene especial capacidad para multiplicarse a temperaturas de refrigeración, lo que obliga a prestar especial atención a estas condiciones.

Bacteria y proliferación

La listeria se elimina al cocinar y pasteurizar, pero puede estar presente en ciertos productos listos para comer
Una de las principales dificultades a la hora de prevenir la listeria radica en que las fuentes de contaminación son muy diversas, lo que obliga a fijar especial atención en la prevención, tal y como reconocen los expertos de la EFSA. El tipo de envase, las prácticas de preparación de los alimentos (como el uso de máquinas para cortar los alimentos), la temperatura y la aplicación del Sistema de Análisis de Peligros y Puntos de Control Crítico (APPCC), así como la formación de los manipuladores de alimentos son factores claves dentro de la industria alimentaria para evitar la proliferación de la bacteria. Y es que, según el informe ‘Evaluación de riesgos de Listeria monocytogenes en alimentos listos para el consumo’, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el patógeno está presente en muchos entornos de elaboración de alimentos.
En plantas de elaboración, hogares y en establecimientos de restauración, la bacteria puede sobrevivir durante largos periodos de tiempo en alimentos, especialmente a temperaturas de conservación en refrigeración o congelación. Los alimentos implicados en la mayoría de los casos de listeriosis, como leche pasteurizada, productos cárnicos elaborados o algunos quesos han tenido unas concentraciones superiores a 10 unidades formadoras de colonias/gramo (CFU/g), aunque ello no quiere decir que en algunos casos haya sido menor a la cifra indicada. En la leche pasterizada, por ejemplo, y a pesar de que la frecuencia y el nivel de contaminación son bajas, permite la proliferación de la bacteria durante el almacenamiento.
Los productos cárnicos fermentados, por otro lado, también son los que pueden estar frecuentemente contaminados, aunque su composición final evita la proliferación durante el almacenamiento. Los consumidores también tienen un papel activo en la prevención de la listeria, ya que la contaminación depende en buena medida de que conserven los alimentos a temperaturas adecuadas, respeten los periodos de caducidad y apliquen unas correctas prácticas durante todo el cocinado.

Tolerancia cero

La evaluación microbiológica para la listeria recomienda una tolerancia cero en los alimentos preparados, lo que fijaría que muchos de estos alimentos deberían ser considerados como «insatisfactorios», aunque el riesgo de contaminación sea bajo. Otra opción que plantean los expertos es tolerar esta tolerancia en 100 cfu/g durante la vida útil de estos productos con la condición de que el fabricante demuestre que este límite no se superará en todo el proceso de elaboración. En la última reunión del Codex Alimentarius, celebrada el pasado mes de noviembre, se empezó a trabajar en la creación de controles de la listeria en alimentos listos para el consumo.
Los expertos valoraron entonces, amparándose en un estudio alemán, que los estándares de tolerancia cero para listeria se traducen en una disminución de los casos de enfermedades producidas por alimentos contaminados con este patógeno. Para facilitar esta tarea se ha propuesto establecer unas guías de prácticas higiénicas reconocidos a nivel internacional, como fortalecer el control en aquellos alimentos considerados de mayor riesgo (productos deshidratados, espacias, y frutas y verduras que se comercializan troceadas, entre otros).

MENOS TIEMPO

 
- Imagen: CDC – La lucha por hacer más corto el tiempo de detección de patógenos en comida preparada podría contar con nuevas técnicas para antes de 2010, según un grupo de expertos del Instituto Macaulay de Escocia. ‘Campylobacter’, ‘Listeria’ y ‘Salmonella’ son algunos de los patógenos que entran en esta investigación, y es que el tiempo de detección de bacterias como las citadas es uno de los principales objetivos dentro del ámbito de la microbiología alimentaria, que lo que persigue es prevenir la aparición de brotes de toxiinfecciones.
Para Brajesh Singh, director del proyecto del instituto escocés, «los métodos convencionales para detectar contaminantes en alimentos requieren mucho trabajo, tiempo y son muy costosos». Los primeros pasos de la investigación permite la detección simultánea de contaminantes múltiples en un plazo de cinco a ocho horas tanto en agua como en otro tipo de alimentos. El método, además, permite la «detección dual de los patógenos y determina si son capaces de producir toxinas o si tienen resistencia antibiótica». Una de las principales ventajas es el grado de sensibilidad del método, superior a los sistemas actuales.

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