Un grupo de científicas rosarinas desarrollaron un método para tener plantas más eficaces: crecen más rápido y con menos agua. El mecanismo consistió en modificar algunas células de la planta para acelerar el proceso de fotosíntesis. Lo probaron en tabaco y actualmente están trabajando en tomate. La idea es extenderlo a otros cultivos como papa, soja, arroz, entre otros.
“Introdujimos una enzima en una célula para modificar la fijación de carbono y la eficiencia del uso del agua. Modificamos la célula que permite que el agua salga de la planta y entre el dióxido de carbono. También modificamos una célula que regula la salida de los azucares de la fotosíntesis”, explicó María Fabiana Drincovich, investigadora de Conicet y del Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos (Cefobi).
El grupo que lidera estudia el metabolismo de los vegetales desde hace 20 años. Está integrado por los investigadores María Valeria Lara, Gabriela Leticia Müller, Pablo Oitaven, Verónica Maurino, y Carlos Santiago Andreo. A fines del año pasado patentaron el método y los resultados se publicaron en la revista internacional especializada Scientific Reports.
“Logramos plantas que desde las hojas exportaban más azucares y tomaban más rápido el dióxido de carbono. Aceleraron el proceso de la fotosíntesis y crecieron más rápido. También generaron mayor biomasa en menos tiempo, y perdieron menos agua”, explicó Drincovich.
Los investigadores probaron el experimento en tabaco porque, según explicaron, es una planta modelo que se puede transformar y caracterizar y es similar a otras especies como el tomate, sobre el cual están trabajando. La idea es extender el método a otros cultivos como soja, papa, berenjena, pimiento, trigo, maíz, algodón, girasol, sorgo o arroz.
“Estamos separando los procesos para ver qué pasa cuando modificamos las células por separado. Podemos avanzar en el estudio de la fotosíntesis. Resta probar en el campo el comportamiento de las plantas para que el mecanismo se pueda comercializar y favorecer a los productores”, agregó
Drincovich es investigadora principal del Conicet y trabaja en el Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos, y dando clases en la Facultad de Ciencias Bioquímicas de la Universidad Nacional de Rosario. Se dedicó a estudiar las plantas porque le interesó la capacidad que tienen para defenderse de las condiciones adversas del ambiente. “Son importantes para los humanos porque son fuente de alimentación. Están estancadas en un lugar donde tienen que resistir a la sequía, al exceso de luz, al frío y al calor, y desarrollarse en esas condiciones. Me interesó estudiar esos mecanismos”, explicó.
“El estudio es un ejemplo de cómo la investigación de calidad da frutos a largo plazo. Es primordial que se fomente porque aunque no se vean los resultados de inmediato, si la investigación es buena, en algún momento va a generar productos beneficiosos”, concluyó.
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