domingo, 2 de agosto de 2015

¿Por qué suben las tasas





Con una obstinación asombrosa el Gobierno a través del Banco Central obligó a los bancos a incrementar las tasas pasivas que éstos les pagan a sus ahorristas con el fin de desestimular la especulación a través de la compra/venta de dólares. Esto, en el lenguaje técnico, se llama arbitraje de monedas y no está ni prohibido ni tiene porque ser mal visto moralmente ya que es una consecuencia de las condiciones económicas que promueven este tipo de comportamientos, naturales en sociedades cuya organización económica tiene raíz capitalista. Es ésta faceta la que hace que, en mercados sub-explotados surjan inversionistas.-
De modo tal que, una vez más el BCRA hace uso de todo su herramental financiero para tratar de paliar una situación cuya solución nunca encaró frontalmente ni mostró interés en hacerlo. La situación actual, que no llega a ser una crisis cambiaria, es producto de algunas medidas como el “cepo” –que encendió la llama- y de la incertidumbre imperante que también es consecuencia de la “no política” del último año. Quien compra dólares para especular no es un “cipayo” ni un “traidor”, sino alguien que ve una oportunidad económica y decide explotarla. -
La suba de tasas ya se había ensayado hace un tiempo con el mismo objetivo: doblegar la especulación a través del dólar informal. Cumplió su finalidad pero es sabido que medidas de esa índole, que pretenden paliar situaciones transitorias, son “de un solo tiro”, es decir, su recurrencia va desgastando sus efectos. De continuar en esta dinámica, donde no se persigue la solución del problema, la escalada no tiene techo. Es claro también, que las presiones sobre el valor del tipo de cambio continuarán acentuándose como consecuencia de la incertidumbre, pero también es justo decir que, circunstancias así no tienen como solución una única e infalible medida de resolución. El BCRA también está operando a través de distintos mecanismos  de esterilización monetaria para reducir el impacto de la fuerte expansión en la masa de dinero y su “traslado” al dólar, pero esas medidas van perdiendo su poder de impacto y fuerzan a las autoridades a redoblar esfuerzos. En este caso,


“redoblar esfuerzos” significa aumentar sistemáticamente las tasas de interés. Esto, no solo impacta en las expectativas respecto al tipo de cambio. También existen efectos no deseados, por decir de algún modo. Uno de los más palpables es el encarecimiento paulatino del costo de financiamiento para el sector privado, ya que los bancos se ven inducidos a encarecer sus líneas de crédito y aunque a corto plazo la autoridad monetaria puede “regular”, la otra “pata” de los efectos colaterales es el desincentivo a la inversión. El costo de oportunidad de la inversión son las tasas pasivas que pagan los bancos, y si éstas aumentan, muchas inversiones dejan de ser tentadoras y terminan no llevándose a cabo.
Esto repercute también en el nivel de actividad agregado, ya que uno de los motores del crecimiento es la inversión. Si pensamos en lo pobre que será éste índice para el corriente año, con lo “desinflada” que ya está la economía, no es difícil concluir que “desvistiendo el santo” de la especulación, “vestimos” el de la caída en la actividad económica y ya sabemos cómo terminan estos asuntos de vestuario. Todo esto suponiendo que, final y felizmente, el Gobierno termine doblegando la especulación.-


JUAN IGNACIO LOZANO
Lic. en Economía. Consultor en Agronegocios Ideas&Economía


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