La utilización de hormonas debe estar controlada por los veterinarios y basada en el conocimiento de los diferentes productos que se pueden utilizar, su manejo, su efecto fisiológico y los posibles efectos secundarios derivados de su uso.
En las granjas de porcino, los tratamientos hormonales de estimulación ovárica tienen como finalidad inducir el celo en la hembra en anestro. Está demostrado que existe un elevado porcentaje de aparición de anestro en las épocas de verano y otoño tanto en hembras nulíparas como destetadas. Todos los autores coinciden en que cuando la temperatura del animal aumenta de forma continua por encima de la zona de confort aparece el estrés térmico, produciendo evidentes repercusiones sobre la endocrinología de la reproducción y la productividad.
Aunque son múltiples las combinaciones de PMSG (pregnant mare serum gonadotropin) y hCG (human chorionic gonadotropin) utilizadas para inducir un ciclo estral fértil en las cerdas en anestro, el tratamiento más utilizado por la mayoría de los autores desde los años 1970 incluye 400 UI PMSG y 200 UI de hCG. Existen diversidad de productos comercializados para uso veterinario que incluyen esta combinación. Ambas hormonas presentan actividad semejante a las hormonas FSH y la LH. La PMSG tendría principalmente como objeto la selección y crecimiento de folículos y la hCG, la maduración y ovulación de los mismos, así como la formación de los cuerpos lúteos.
Las gonadotropinas se inyectan por vía intramuscular o subcutánea e inducen un celo de 3 a 6 días después de su aplicación. Son hormonas proteicas sin efectos secundarios en la cerda ni en el aparato reproductivo de la hembra en anestro. La respuesta ovárica puede ser nula en hembras enfermas o desnutridas y en hembras cíclicas con celos no detectados. En este último caso, no sólo no provocan la salida en celo sino que además pueden inducir quistes ováricos, ya que la progesterona de la cerda en diestro bloquea la liberación del pico preovulatorio de LH y no ovulan los folículos, cuyo crecimiento ha sido inducido por las gonadotropinas.
Los dos escenarios en los que puede ser necesaria la estimulación ovárica de las cerdas de la granja con gonadotropinas para inducir la aparición del celo son durante la pubertad y tras el destete. En el primer caso se usa poco actualmente, ya que el sistema de cubriciones tempranas requiere mucha mano de obra; en el segundo, el destete y posterior presencia del macho suele desencadenar el celo, aunque el uso de gonadotropinas es muy útil para romper la infertilidad estacional.
También es interesante el uso de hormonas para sincronizar lotes de reproductoras. Aunque el destete simultáneo de varias hembras sincroniza los celos en un intervalo de 3-7 días, también pueden utilizarse hormonas exógenas. Los progestágenos sintéticos son el mejor tratamiento para conseguir esta sincronización ya que presentan una acción fisiológica similar a la de la progesterona natural. Actualmente, el uso de altrenogest se ha convertido en una necesidad en explotaciones porcinas de gran tamaño.
El uso racional de hormonas exógenas en la cerda es una excelente estrategia de manejo que ayuda a sincronizar sus celos y a reducir el número de cerdas en anestro. Sin embargo, su mal uso provoca un gasto innecesario o incluso puede inducir patología ovárica.
*Artículo completo: María Victoria Falceto, Juan Luis Úbeda, Raquel Ausejo, Yahya Dahmani, Clara Malo. Gestión de la cerda reproductora: 3. Herramientas hormonales para la gestión del celo, inseminación y puntos clave para maximizar los resultados productivos. Suis 101, octubre 2013, pp. 30-39.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.