domingo, 22 de julio de 2012

La guerra del maíz (Argentina <> Chile) entra en definiciones



En lo que queda del mes se espera la resolución de la Comisión de Distorsiones respecto de si deja como definitiva la salvaguardia contra el maíz partido de Argentina. El tema tiene enfrentados a los agricultores con los productores de huevos y de cerdos. Aquí sus argumentos.
Tal como en el pasado reciente un sector de la agroindustria se enfrentó a los productores de remolacha por las bandas de precios del azúcar, ahora la contienda es más llamativa por la cercanía que tienen los sectores en pugna. El maíz y las importaciones de maíz partido desde Argentina tienen en pie de guerra a los agricultores versus los productores de huevos y de cerdos.
Para estos últimos, que son los consumidores del producto, es muy favorable comprar un insumo importante más barato, por lo que se oponen a la aplicación de la medida. En tanto, los productores de maíz nacionales consideran que tienen derecho a exigir que se corrija la distorsión en el precio que trae un producto en su origen para competir en forma razonable en el mercado local.
La guerra del maíz versión 2012 está por estos días cercana a conocer desenlaces.
Por un lado, en los próximos días la Corte Suprema podría pronunciarse si admite a revisión el dictamen adverso de la Corte de Apelaciones a la presentación hecha por la Sociedad Nacional de Agricultura contra la Comisión de Distorsiones, que rechazó la posibilidad de investigar la petición de 23,6% de derechos compensatorios hecha por el organismo gremial contra el maíz partido, las mezclas y, eventualmente, la carne de pollo de Argentina.
Pese a ese rechazo, la Comisión de Distorsiones de Precios sí acogió la petición de oficio hecha por el Ministerio de Agricultura para establecer una salvaguardia a las importaciones de maíz partido y mezclas, y en forma provisoria la fijó en 10,8% mientras se investiga. La medida está vigente por 200 días desde el 27 de abril pasado.
Lo que queda es conocer si la Comisión decide poner una sobretasa arancelaria definitiva o levanta la provisoria actual. Eso se espera para antes de fin de mes, aunque los plazos son flexibles.
Las partes se encontraron en la última audiencia pública del 27 de junio, en la que expusieron sus argumentos. De ahora en adelante los integrantes de la Comisión tienen la palabra final.
Los productores del grano quieren medidas para enfrentar las crecientes exportaciones de productos distorsionados en sus precios. Esto, por el sistema diferenciado de impuestos a la exportación que aplica Argentina de 25% al maíz grano y después 6% al maíz procesado, lo que genera un precio interno 25% más bajo que el internacional, según determinó un estudio hecho por el economista Jorge Quiroz. El sistema argentino, además, no permite la libre exportación, lo que baja más el precio y más aun aplica un subsidio a los que procesan maíz. Entonces, sumando los tres factores, el precio, según el estudio, sería 41% inferior al internacional, dicen en el lado de los productores.
Mientras, los productores de cerdos y de huevos expresan su convencimiento de que desde el punto de vista técnico y de argumentación económica queda claro que no se justificaría una salvaguardia, porque la Comisión de Distorsiones descartó de plano que haya competencia desleal y porque no quedó acreditado el dumping.
Asprocer, el gremio de los productores de porcinos, manifestó que se opone a la salvaguardia del maíz partido, porque no se cumplen los requerimientos exigidos por la normativa nacional y por la de la OMC para la aplicación de medidas excepcionales de sobretasas arancelarias. Y agregó que la salvaguardia afecta la competitividad de otras ramas productivas, particularmente los productores de huevos, que utilizan el maíz partido como insumo en la preparación de raciones balanceadas para alimentación animal. Aclaró que en el sector porcino son los medianos y pequeños productores de cerdos lo más perjudicados, porque utilizan fundamentalmente este producto.
Argumentos para todos los gustos
Los agricultores parten señalando que la salvaguardia provisoria acordada les parece insuficiente y esperan que sea confirmado por un mayor porcentaje.
“Estamos a la expectativa del fallo y vamos a seguir en la lucha hasta el final. Muchos agricultores nos han manifestado su preocupación por la incertidumbre de no contar con una salvaguardia permanente”, expresa Juan Pablo Matte, secretario general de la Sociedad Nacional de Agricultura.
En la SNA indican que el maíz partido es absolutamente sustituto y competencia directa del maíz partido, y respecto del argumento de que pese a este panorama la superficie cultivada con maíz ha crecido, señalan que esto se debe a que las decisiones de siembra son anteriores.
Respecto de la actuación de la Comisión de Distorsiones son críticos, ya que afirman no quiso investigar la petición de derechos compensatorios, pese a que sí investigó las mezclas de harina de trigo de Argentina y puso un derecho de 9,7% definitivo, a contar del 30 de junio pasado. En el caso del maíz partido, aseveran, los fundamentos de la distorsión eran los mismos.
Por eso anunciaron que están estudiando una propuesta de cambios para el Ejecutivo para que la Comisión de Distorsiones sea “operativa, oportuna y eficaz”, dijo Matte.
Para quienes se oponen a la salvaguardia o derechos compensatorios, la situación está clara.
“Ninguna acción resulta gratis para el país, porque en la medida en que se aceptan estas cosa se incrementan los costos de quienes ocupan estas materias primas, como es el caso de la industria de los huevos y la de los cerdos. Y el aumento en los costos depende de la empresa, si es mediana, grande o pequeña, si es de huevos o cerdos, pero lo que nosotros vemos es que es una amenaza. Hay un daño menor hasta ahora, pero en la medida en que se prorroga la salvaguardia se genera un daño efectivo que se traduce en un alza de costos relevante. Por eso no se justifica en nuestra opinión”, sostiene Patricio Curte, gerente general de Asohuevo.
En la misma vereda, los productores de cerdo argumentan que no hay daño a los productores de maíz nacional.
“No existe “causalidad”, daño ni amenaza de daño grave, que son los requisitos que establece la normativa. El Departamento de Economía Agraria de la Universidad Católica de Chile realizó un informe económico que demuestra la inexistencia de daño grave o amenaza de daño grave a los productores de maíz nacional, producto de las importaciones de maíz partido. Del mismo modo constató que no existe relación de causalidad entre el daño alegado y las importaciones de maíz partido. Adicionalmente, existen razones de tipo económico para demostrar que las importaciones no provocan daño a la producción de maíz nacional, que son la alta rentabilidad del cultivo, de 42%, según la ficha técnica de Odepa, y el aumento de 16% en la superficie sembrada entre las temporadas 2010/2011 y 2011/2012, de acuerdo a estimaciones de Odepa”, explica Rodrigo Castañón, gerente general de la Asociación de Productores de Cerdos, Asprocer.
Claro que no esconden que las importaciones de maíz partido han crecido exponencialmente en el último período, lo que es uno de los argumentos de los agricultores.
“Es importante tener claro que el aumento de maíz partido ha sido correlativo a la disminución del sorgo, que es otra fuente alternativa de aporte energético para alimentación animal. La sumatoria de maíz partido más sorgo importado se ha mantenido invariablemente en los últimos años en torno a 930.000 toneladas”, señala Castañón. Agrega que Chile requiere importar aproximadamente el 40% de insumos energéticos para solventar las necesidades de energía para la producción animal.
“Se han dicho cosas brutales, como que nosotros basamos nuestra productividad en subsidios internacionales. Efectivamente, Argentina tiene una política distorsionada, una política de desarrollo interno que apunta a asegurar el abastecimiento doméstico. El gobierno definió una serie de productos básicos, entre ellos el maíz, y le pusieron un impuesto a la exportación. Pero lo que ocurrió fue que los derivados, como el maíz partido, no quedaron con este impuesto, porque se definió para ciertos productos básicos específicos. El maíz partido se consideró un alimento derivado, una especialidad, una cosa distinta, y no tiene tal impuesto. Entonces, lo que esta llegando a Chile como maíz partido es un producto que está perfectamente en lo comercial, con sus costos, sin un impuesto extraño, es el maíz propiamente tal el que tiene impuesto y ese está dificultado de llegar. Entonces, malamente se puede acusar que hay un dumping, o una competencia desleal”, comenta Patricio Curte.
Pero el problema son las mezclas, que pueden perforar la sobretasa, ya que basta con que se ponga un poco de sal para que pueda cambiar de partida y dejar de ser maíz partido y pasar a mezcla. Pero eso ya se está solucionando con Aduanas, que ahora está identificando los productos camión por camión.
Así las cosas, en esta ocasión, por primera vez, el tema de las salvaguardias ha generado una guerra al interior del país. Ahora sólo resta ver cómo se definirá.

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