domingo, 8 de julio de 2012

Diversificar los sistemas ayuda a controlar plagas y malezas


Mundo Soja Maíz 2012. Protección de cultivos.

Hay cambios en la aparición y comportamiento de enfermedades, plagas y malezas. “Cuanto más simplificamos los sistemas productivos, más vulnerables somos a la aparición de problemas”, dijo Barberis. La incorporación del maíz ayuda al control de plagas. Además, qué hacer con la Rama Negra.

Las enfermedades, plagas y malezas fueron analizadas en el módulo Protección de Soja y Maíz, coordinado por Santiago Barberis, de la empresa Lares SRL y Solapa 4, durante la mañana de la segunda jornada de Mundo Soja Maíz. El congreso organizado por SEMA superó en esta edición los 1200 inscriptos, a los que se sumaron más de 920 asistentes virtuales, a partir de la transmisión online en vivo realizada por Agrositio. 

Al comienzo de su disertación y como referencia para comprender lo que ocurre con la protección de los cultivos, Barberis presentó datos estadísticos de la evolución del consumo de agroquímicos. El dato más saliente es que el uso se duplicó de 2006 al 2011, siendo la soja (glifosato) el cultivo que se lleva la mayor parte. También aumentó el uso de otros productos del mercado, lo que indica que no todo el mercado de agroquímicos es glifosato. Esta tendencia, de una dependencia cada vez mayor de los agroquímicos se repite en los demás países agrícolas.

Lo cierto es que en paralelo a este aumento en el consumo, también se ha dado un aumento en la aparición de plagas, enfermedades y malezas. Uno de los factores que promueve esta situación es, sin duda, el clima. Sin embargo, hay otro factor insoslayable muy importante: el manejo.

“Cuanto más simplificamos los sistemas productivos, más vulnerables somos a la aparición de problemas”, sostuvo Barberis. Y ejemplificó con el caso de los trips: “recordemos que comenzaron siendo deseables porque servían de alimento a las plagas predadoras en el cultivo de soja. Pero a partir de la desaparición de los predadores por las estrategias de manejo, la población de trips cambió drásticamente. Es decir, que no se trata de una modificación impulsada por el clima, sino por una cuestión de manejo”.

En el caso del maíz tardío o de segunda, el consultor se refirió a un ensayo realizado en Santa Fe con maíz pisingallo, que evidenció que cuando en diciembre hay más de 100 ml de precipitaciones se pueden esperar 3 toneladas de rendimiento. Pero la realidad es que no todos los años son iguales. Entonces recomendó optar por siembras tempranas en los años Niño o neutro, y en los años Niña optar por siembras tardías.

“A medida que atrasamos las fechas de siembra más problemas tenemos con las plagas y las enfermedades (Diatraea, Heliothis y Tizón), es decir que la decisión basada en la recurrencia de lluvias, debe acompañarse con la protección apropiada”, recomendó.

Frente a este escenario, para el maíz tardío principalmente, Barberis recomendó darle al monitoreo la importancia que tiene.

En cuanto a los costos, el especialista reveló que “cuando empezamos a tener problemas de malezas tolerantes y plagas duras de combatir, la protección representa un 16% en campos alquilados, y el 26% en campo propio”, de acuerdo a un análisis realizado al norte de la provincia de Buenos Aires. O sea: “hay un aumento en los costos por hectárea y se debe tanto al uso de más volumen de producto, como de productos más caros”, consideró Barberis.

En esta línea, otra de las opciones es usar la protección en la semilla, teniendo que definir en el desglose de los costos si se toma como protección o como valor de semilla. Pero en cualquier caso, Barberis afirmó que “la plata está bien usada”.

Los especialistas recomendaron hacer monitoreo del sistema, es decir no sólo del cultivo, sino también de su antecesor, y enfatizaron en incluir rotaciones, con el maíz como el principal aportante de carbono, ya que cuanto más rico y diverso es el sistema, menor será la incidencia de plagas, enfermedades y malezas.

Las plagas
A continuación, Ramiro Oviedo Bustos, consultor privado, expuso datos de diferentes estudios y ensayos sobre el Complejo Heliothis (isoca bolillera), especies migrantes que buscan zonas de mayor calor en el invierno y luego reinician el ciclo.
El consultor indicó que esta plaga comenzó a ser un problema en 2008, cuando se dio una aparición importante porque comenzaron a darse las condiciones predisponentes para su desarrollo, como temperatura más alta, humedad relativa más baja y menos precipitaciones.
“Este año las lluvias fueron escasas durante todo el ciclo de la soja, por lo que las isocas estuvieron presentes tanto en cultivos de primera como de segunda”, indicó. Sin embargo, comentó que, por ejemplo en Córdoba, la superficie del trigo que fue ocupada con garbanzo tuvo problemas con isocas. Es decir que se dio una combinación del factor climático y la decisión del productor.
¿Cómo combatir las plagas? Oviedo Bustos aconsejó “implementar herramientas para la detección temprana, replantear los parámetros para los muestreos y reformular los umbrales en función de la presencia actual de la plaga en los cultivos”.
Asimismo, indicó que “en el transcurso del año la isoca tiene 3 ciclos, esto exige el cambio o rotación de principios activos para evitar el desarrollo de resistencias de una generación a otra”.
En el caso del maíz, el consultor advirtió que tanto Helicoverpa y Espodóptera son un problema para estar atentos. Y en el caso de la Diatraea, que tiene un umbral muy bajo, es importante conocer la disposición geográfica de la plaga y anticiparse con monitoreo.
“El año que viene en principio estaremos frente a un año Niño, es decir que estaríamos con cierto resguardo, pero tenemos puentes verdes, como la arveja y el garbanzo, que nos exigen agudizar el ojo”, sostuvo Oviedo Bustos.
Con respecto al reclamo social del uso responsable de agroquímicos, el consultor afirmó que “tenemos que poner mucha cabeza para lograr un consenso de todas las partes, pero para empezar podemos optar por productos amigables con el ambiente”.
Ambos expositores coincidieron en que la producción agrícola debe mejorar la forma en que la comunidad ve lo que está haciendo. El camino, según ellos, apunta hacia la definición de protocolos que reúnan la información generada por las empresas de monitoreo y el desarrollo de estrategias que contemplen el sistema en forma integral en conjunto con el sector público.
Las malezas
En la última parte del módulo, el Ing. Agr. Alberto Bianchi, consultor privado, brindó su visión sobre la problemática de las malezas duras en soja. “Lo que hoy ocurre en este área tiene que ver con el manejo del cultivo que venimos haciendo desde hace 15 años”, afirmó.
Para poner en perspectiva el tema, Bianchi realizó una retrospectiva sobre el cultivo desde 1975 en adelante. “En los primeros 20 años, cuando el cultivo empezó a expandirse, desarrollamos entre los productores, las empresas y el INTA una serie de conocimientos muy detallados, a fuerza de ensayo y error, sobre el uso de los herbicidas, las mezclas, los modos de aplicación, el manejo, y otros temas también”, relató. “En aquél momento no lo hacíamos porque teníamos plena conciencia de lo que significaban para el desarrollo del cultivo, ni tampoco rotábamos por ese motivo, sino que hacíamos lo que nos parecía necesario para llevar adelante el negocio”, destacó.
“La soja RR significó una gran expansión, pero como además de efectivo era barato, también implicó un olvido de todos esos conocimientos que existían y un menor esfuerzo por parte de la industria en la producción de otros herbicidas, con nuevas moléculas”, resaltó.
Por todo ello, según el consultor, ante las malezas resistentes como la rama negra, resulta necesario recuperar algunas de las nociones sobre herbicidas y malezas que quedaron relegadas, así como también generar nuevos conocimientos para hacer frente a la problemática.
Una posibilidad para el control de la rama negra, para Bianchi, es el grupo de herbicidas ALS: “Se trata de inhibidores dela AcetoLactataSintetasa, un grupo numeroso y atractivo para la industria, porque tienen muchos buenos atributos desde la producción, con los que los productores deberían comenzar a ejercitar”.
Otras opciones señaladas por el consultor son los grupos de herbicidas ACCasa, PPO e inhibidores de HPPD.
“En mi experiencia con esta maleza –advirtió– resulta crucial pensar en la residualidad del producto, y aplicarlo en la ventana que abre el otoño, así como también en primavera, para llegar al cultivo sin el problema”.

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