“La de Néstor y Cristina era una relación patológica que se retroalimentaba en la violencia mutua, en la humillación mutua, y esa misma lógica es con la que construyeron políticamente”, cuenta la santacruceña Mariana Zuvic, una de las mujeres que fue clave a la hora de aportar datos a la Justicia para reconstruir “la ruta del dinero K”, y quien conoce como pocas la entretela del oscuro devenir de la ex pareja presidencial antes de llegar a la Casa Rosada. Tanto, que se animó a narrar aquellos pormenores en un libro que revela facetas hasta ahora desconocidas del matrimonio que marcó a fuego la última década de Argentina.
¿Cómo te decidiste a escribir este libro?
-Quien me terminó de decidir fue Lilita, que me dijo: “Es tu deber hacerlo; entiendo que te va a doler pero te va a hacer bien”. Y cuando empecé con el libro, creí que había cosas que había olvidado y se ve que estaban guardadas en algún lugar. Si bien todo recuerdo siempre es parcial, y en mi familia había una carga emocional muy fuerte, habían pasado casi 30 años de algunos hechos que vivimos y me parecía un tiempo donde la cosa había decantado y todo sesgo emocional podía ir por ese tamiz para tratar de ser lo más objetiva posible. Ahí empecé a revivir cosas y a darme cuenta de otras, de cómo determinados hechos que yo había vivido con mi familia y los Kirchner, no eran cuestiones aisladas de la personalidad que ellos desarrollaban en la parte social de lo que luego replicaron en la política.
¿De qué te diste cuenta al revisar el pasado?
-Cuando tomé distancia y me vine a vivir a Buenos Aires, me di cuenta de un montón de cosas, entre ellas, la construcción del relato y cómo ellos ficcionaban la realidad. Una de las cosas para poder hablar en serio de la libertad es el espíritu crítico y el derecho de revisar la historia y cuestionarla críticamente. El kirchnerismo se construyó un pasado que no es verdad, en el libro hay datos, y yo lo relato por haber vivido de muy chica con ellos y haber sido testigo de la construcción y destrucción política e institucional de Santa Cruz. El Origen es importante porque hoy veo que no nos estamos dando cuenta que la exacerbación de la intolerancia en la Argentina está a flor de piel. Pensamos que al irse el kirchnerismo del gobierno algunas cosas iban a dejar de suceder en la forma en que nos estamos vinculando, y creo que eso se ha profundizado. No nos detuvimos a analizar por qué nos pasó lo que nos pasó. ¿Cómo es posible que un matrimonio con todas estas características personales y políticas haya detentado todo el poder? El kirchnerismo detentó más poder que el peronismo. Y, ¿cómo es posible que un porcentaje muy alto de la sociedad haya creído esa historia ficcionada del pasado que ellos habían relatado?
¿Y qué respuesta tenés para ese interrogante mirándolo ahora en perspectiva?
-Que no nos gusta la verdad, ahí tenés rasgos del fanatismo, que es un fracaso de la inteligencia. Y frente al fanatismo, no hay debate ni posibilidad de conversar, porque se pierde espíritu crítico. Hay fanáticos que no vas a poder convencer, pero hay un sector de personas jóvenes que sí creyó en ese relato y en ese pasado, que es La Cámpora. Conozco a muchos de ese sector que hoy están dudando. En el libro relato cómo se inventaron ese pasado en DD.HH., porque ellos la primer fortuna la hacen con la dictadura, con un militar, y lavando plata de los militares . Cuento cómo Kirchner a través de Pablo Sancho, que era intendente de Río Gallegos, contacta una persona de apellido Faltracco y le da la financiera Finsud. Y a través de esa financiera, con Faltracco a la cabeza, que era un palo blanco de los militares, y es quien le entrega Finsud a Kirchner.
Arrancás contando una pelea fuerte del matrimonio, que presenciaste de chica, y luego un episodio en el que Cristina sale a bailar con un militar y Néstor la maltrata en público. ¿Fue víctima de violencia de género CFK?
-Sí, no fue la única vez. Hay otros relatos de personas, entre ellos mi padre, que eran testigos del destrato y el maltrato, que era mutuo. Era una relación patológica que se retroalimentaba en la violencia mutua, en la humillación mutua, y esa misma lógica es con la que construyeron políticamente y se vincularon políticamente y diseminaron primero en la provincia y luego en la Nación. Por eso hablo de la ideología del resentimiento que llegó a la Nación y lo que hizo fue jerarquizar la miseria humana. Puedo dar fe del poder de destrucción que tuvo este matrimonio, que se retroalimentó de esta violencia y lo que hizo fue instaurar esta lógica amigo-enemigo para, a través de esa violencia, enfrentar a los argentinos.
Contás que intentan cooptar a tu marido y lo invitan a encabezar una delegación de empresarios santacruceños al exterior, invitación que él rechaza. ¿Cómo era la lógica K en esa relación con el empresariado?
-Destruyeron primero el sector privado, nada estuvo librado al azar. Primero, cuando nombran a Lázaro Báez en el Banco residual de Santa Cruz, Néstor era intendente y en campaña para gobernador le pregunta a una persona de confianza si tenían a alguien en el Banco Santa Cruz, y le dicen, “sí, el Negro”, como le dicen a Lázaro. Se reúne con Lázaro y le dice vos andá reuniéndome toda la información de los deudores del banco y, ni bien asume, toma la decisión de dos cosas: primero ascender a Lázaro, que iba mínimo una vez por semana a llevarle un informe de los deudores del banco, y luego nombrar en el organismo recaudador a Sanfelice (N de R: socio de la inmobiliaria Kirchner). Con ambos tenía información privilegiada. La privatización del banco fue un negocio: licuar la deuda que tenía el banco y condonar a determinados empresarios y mantenerlos así de rehenes. A muchos los fundió, como el caso Gotti. Necesitaba que no haya independencia económica para que nadie pudiera oponérsele. Kirchner asume con 12.000 empleados públicos y se va con 75.000, el sector privado se destruye, el ganadero también…
¿Cómo está hoy Santa Cruz?
-Fundida, como si hubiese pasado un tsunami. Fue la más beneficiada en concepto de obra pública y de partidas presupuestarias, estamos hablando de 46 mil millones que fueron a la cartelización de la obra pública durante 12 años. Hoy no tiene agua, no tiene cloacas, no hay clases, no se paga en tiempo y forma, no hay aumento salarial, los pocos comercios que quedaban están fundidos, hay cesación de pagos y todos los indicadores de descomposición social están a la cabeza.
Denunciás también la tarea de inteligencia que tenía asignada la Policía…
-Y continúa. En el libro están los documentos, hicimos denuncias penales, fuimos a los medios, donde los propios policías denunciaban, y hay documentación interna sobre el Proyecto X: nos seguían y escuchaban, informes escritos que elevaban al jefe policial y luego al gobernador. Y esto empieza con Kirchner, que tenía en el entrepiso de la Casa de Gobierno un equipo de gente que llamábamos los “servilletas”, servicios, cuando era gobernador.
¿Cómo ves la grieta hoy? El macrismo parece tener la necesidad política de mantenerla viva. De hecho, el Presidente vuelve a invocar el fantasma de CFK por las tarifas…
-Sí, leí el tuit de Cristina donde lo llama a Macri machirulo. Y le respondí: “De locas nos trató usted y su gobierno a las mujeres que mostramos la verdad del saqueo más grande de la historia argentina (…)” Ella y su gobierno nos trataron de locas y nadie salió a defendernos. La verdad en esa época era sinónimo de locura. Este gobierno ha tomado decisiones importantes para contribuir con la salud de la Nación: eliminar las cadenas nacionales, no perseguir a los referentes de la oposición con la AFIP, libertad de expresión y de prensa, ya no hay el clima que vivíamos en el kirchnerismo, no se juzgan las opiniones, se juzgan las conductas. Y respecto a Cristina Kirchner, se juzga lo que está en Comodoro Py: a ella no se la acusa de loca, se la acusa de traidora a la patria, de jefa de una asociación ilícita y de haber lavado dinero a través de sus hoteles, de malversación de caudales públicos y de casi todo el Código Penal. Ésa es la gran diferencia.
Dar pelea
Mariana Zuvic nació en Río Gallegos, en 1974. Está casada con Eduardo Costa, senador santacruceño por Cambiemos, y quien fuera candidato a gobernador por la provincia en las últimas elecciones de 2015. En 2007, Zuvic comenzó a incursionar en política y, con el respaldo de Elisa Carrió, fundó el ARI en Santa Cruz.
Durante la última década, investigó y denunció la corrupción K junto con Lilita Carrió y les ganó juicios a Lázaro Báez y al ex gobernador Daniel Peralta, a quien demandó por lavado de dinero. Hoy vive en Buenos Aires y es legisladora del Parlasur por Cambiemos.
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