Soy líder del equipo de Agronomía de Protección de Cultivos de Corteva Agriscience. Estos últimos años, la creciente problemática de malezas resistentes y tolerantes a diferentes herbicidas han convertido al barbecho químico en un momento crucial para la aplicación de los herbicidas. El otoño, y la previa al trigo, definen cómo nos puede ir el resto del año.
Decimos “momento”, ya que el barbecho es el período de tiempo que transcurre entre la cosecha de un cultivo y la siembra del siguiente. En los planteos de siembra directa, el barbecho químico debe ser realizado de manera eficiente, ya que es una herramienta clave y de esto dependerá el éxito del sistema productivo. Una falla de control en este momento puede resultar en rebrotes de las malezas ya dentro del cultivo, muy probablemente con soluciones limitadas, además de aumentar significativamente los costos.
¿Por qué es tan importante el barbecho en trigo?
- Arrancar el cultivo libre de malezas que nos consumen agua y nutrientes que deberían estar disponibles para el cultivo nos permitirá lograr una mejor implantación. El agua excedente del otoño es la reserva que define en gran medida la posibilidad de implantar un cultivo, como así también el éxito productivo del mismo.
- El otoño aparece como un momento ideal para la detección y el control de malezas otoño – invernales. Estas comienzan su emergencia en camadas o pulsos dependiendo de la temperatura y humedad del suelo, y estos pulsos son mayores en el otoño que en el invierno.
- Evitar que las malezas alcancen un estado de crecimiento que luego dificulten un control efectivo. Sin duda, este punto se ha vuelto el más importante y es motivo de consulta permanente. La realidad de las malezas “duras o difíciles” han cambiado la forma como se pensaban los barbechos y ha vuelto al sistema productivo mucho más complejo.
El volumen de rastrojo dejado y las especies de malezas que lo hayan podido colonizar, sin lugar a duda, son un indicador y nos harán pensar en lo que pueda llegar a ocurrir, fundamentalmente para determinar el tipo de herbicidas que debemos usar.
El antecesor también nos define cuándo iniciar el barbecho. Cultivos como maíz, girasol o sojas de ciclo corto nos permiten iniciar temprano, y cultivos de soja ciclo largo o maíces sembrados más tarde nos liberan el lote en los meses de abril-mayo. Este es otro factor que también afecta a la hora de definir qué producto utilizar.
Las ocurrencias de lluvias otoñales son habituales, excesos como es este año retardan la posibilidad de intervenir y nos ubican en situaciones complejas donde el tamaño de las malezas no es el óptimo para su control.
En estos casos es recomendable las mezclas de dos o más principios activos, de esta forma somos más eficientes en su control y además contribuimos a no favorecer la aparición de especies resistentes a un modo de acción. Para estos casos, pensando cerca de la siembra del trigo o ya esté sembrado y antes que emerja, mezclas de glifosato con auxínicos como Clopyralid, Fluroxipir o 2,4-D en formulaciones de avanzada que disminuyen la deriva física y gaseosa, son las más recomendadas, altamente eficaces en el control de malezas de hoja ancha y muy selectivos al cultivo, donde también es viable la combinación con un herbicida residual.
Podemos hablar de distintos momentos de aplicación. Por un lado, como venimos comentando, está el barbecho. Luego, se dan las aplicaciones de preemergencia que van desde la siembra hasta la emergencia del cultivo, donde la selectividad de determinados herbicidas es menor y debemos asesorarnos bien antes de utilizarlos. Por último, están las aplicaciones posemergencia, donde solo se pueden utilizar productos selectivos al cultivo.
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