martes, 29 de marzo de 2016

Doble récord del complejo sojero

 40% de las exportaciones argentinas con 30% de capacidad ociosa

El complejo agroexportador-oleaginoso de la región, que coloca a la Argentina como uno de los principales países productores de alimentos del mundo, participó en 2015 -según datos preliminares del INDEC, de febrero pasado- con el 39,4 % del total de las exportaciones del país, que ascendieron a 56.700 millones de dólares. Los datos incluyen la […]
El complejo agroexportador-oleaginoso de la región, que coloca a la Argentina como uno de los principales países productores de alimentos del mundo, participó en 2015 -según datos preliminares del INDEC, de febrero pasado- con el 39,4 % del total de las exportaciones del país, que ascendieron a 56.700 millones de dólares.
Los datos incluyen la exportación de granos y subproductos, además de la producción de biodiesel y semillas, todos elementos con un importante valor agregado.
De esta manera, el complejo oleaginoso argentino vuelve a posicionarse como el sector productivo más importante del país y, para esta región, ratifica su liderazgo como generador de puestos de trabajo, tanto directos e indirectos.
Para saber más, este complejo industrial es la mayor y más eficiente concentración industrial (“clúster”) del mundo, y recibió inversiones directas por 2.700 millones durante la década comprendida entre 1995-2015.

Su capacidad de molienda asciende a 62 millones de toneladas por año -una cifra poco comparable con otros complejos del mundo- lo que hace que la producción agroindustrial oleaginosa argentina llegue a más de 100 destinos y provea alimentos para más de 400 millones de personas.
Los dos productos que más se exportan son la harina de soja y el aceite de soja, que en conjunto posibilitaron durante todo 2015 un ingreso del 23,5% del total de los dólares por exportación que registró nuestro país.
Argentina es líder mundial en exportaciones de aceite de soja (43 % del mercado global en 2014), harinas proteicas de soja (44 %) y aceite de maní (34 %); es el segundo exportador mundial de cebada (12 %) y sorgo (18%); es el tercero de grano de soja (6% del total), harina de maní (15%) y harina de girasol (5%); y es el cuarto exportador mundial de maíz (10%) y aceite de girasol (5%).
Lo importante también para destacar, y que no todos lo saben, es que el potencial agroindustrial de San Lorenzo, Puerto San Martín y Timbúes concentra el 80% de la capacidad de molienda del total nacional, y es de donde se realizan el 90% de los embarques de aceites y harinas proteicas de la soja.

No todo lo que reluce es oro
A pesar de todo lo expuesto y del enorme potencial que significa este complejo industrial para la economía de la región y del país, esta industria procesadora (“crushing”) no logró reducir su elevada capacidad ociosa que oscila en 30%.
Esta es la cifra que se registró durante la campaña anterior y que se sostiene desde hace tres o cuatro años.
La retención de los granos de soja por parte de los productores, que esperan una mejor cotización de la oleaginosa para desprenderse de ella, es una de las principales razones por las que se generó esta situación, en especial, durante 2014 y 2015.
En el caso del aceite de girasol, esa capacidad ociosa fue mucho mayor, superior al 60%, lo que condujo a que el año pasado, al menos tres grandes plantas tuvieran que paralizar sus operaciones por falta de materia prima.
Y la industria del biodiesel no la pasa mejor, pues su producción dedicada a la exportación está en su nivel mínimo histórico.
Asimismo, a raíz de sucesivas demoras acumuladas, el monto pendiente de devolución del IVA a la exportación asciende aún a casi 1,5 mil millones de pesos, lo que afecta el capital de trabajo de las empresas y las expone a penalizaciones y obstáculos para la financiación en el exterior

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