lunes, 29 de febrero de 2016

Eliminación de las retenciones al girasol

 los europeos ahora tienen vía libre para ejercer competencia desleal contra la agroindustria argentina

Gracias a una normativa para-arancelarias
Hasta fines del año pasado la exportación argentina de semilla de girasol era prácticamente inviable por el derecho de exportación del 32% aplicado sobre el producto. Pero con la eliminación de ese impuesto –el 17 de diciembre– esa restricción desapareció.
Así es como el 10 de febrero se declaró una exportación de 26.565 toneladas de semilla de girasol con destino a España por un valor FOB de 380 u$s/tonelada. Y pronto habrá otro embarque por un volumen similar de acuerdo a las DJVE registradas ante la Ucesci.
En los últimos años las exportaciones anuales de semilla de girasol apenas superaron unos pocos miles de toneladas anuales. En 2015, por ejemplo, se registraron embarques por 2110 toneladas.
La cuestión es que el ingreso de aceite de girasol argentino está restringido en la Unión Europea (UE-28) porque las autoridades comunitarias establecen una tolerancia de 0,01 parte por millón –que en la práctica equivale a cero– del insecticida Diclorvós (DDVP) en el producto.
El Diclorvós –un insecticida que es muy utilizado en la producción argentina de girasol al no disponer de otros más efectivos– no presenta riesgo para la salud humana dado que en el producto final (el aceite de girasol refinado) el mismo se volatiliza. Pero la medida de la UE-28 opera en los hechos como una barrera de ingreso del aceite de girasol argento.
En ese contexto, la reciente importación española de semilla de girasol argentina –y las que vienen en camino– sólo se justificaría en caso de que la partida enviada esté completamente libre de DDVP (algo difícil con un precio básico de 380 u$s/tonelada que debería incorporar el valor de la trazabilidad para lograr algo así). Porque, de lo contrario, podría tratarse de una barrera para-arancelaria disfrazada de requerimiento de sanidad pública.
“La normativa de la Unión Europea perjudica significativamente al aceite de girasol respecto del grano, ya que aplica el mismo límite máximo de residuo para el grano que para el aceite, siendo que en el aceite la concentración es mayor, a pesar de que el proceso de refinado elimina esos residuos”, indicó un fuente del sector exportador integrado en Ciara-CEC.
“A partir de esa norma injusta, la cámara sectorial del sector oleaginoso podría estudiar la realización de acciones específicas ante los organismos de la Unión Europea”, añadió.

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