domingo, 29 de marzo de 2015

La importancia de recomponer las pasturas


Los verdeos cumplen un rol fundamental en la cadena de pastoreo dado el aporte de forraje que hacen, especialmente en los meses de invierno, época en la cual las alfalfas u otras praderas tienen poca producción. Incorporarlos a tiempo permite equilibrar la oferta de forraje y mantener producciones estables de leche..
Luis Romero y Juan Mattera
INTA EEA Rafaela
En los establecimientos que están sufriendo inundaciones o el prolongado encharcamiento de los suelos se ha producido una reducción parcial o totalmente de la producción de las pasturas a causa de la pérdida de plantas y el excesivo pisoteo provocado por las altas cargas utilizadas en aquellos potreros que eran los únicos que poseían algo de vegetación útil.
En los campos en los cuales se ha ido retirando el agua, el problema es qué hacer ante esta situación: no hay pasto o es escaso, y se debe seguir produciendo o intentar de mantener una determinada producción de leche.
Ante esta problemática, lo primero que se debe hacer es un diagnóstico de la situación, relevando el estado en que se encuentra la vegetación de los distintos potreros y censando el grado de compactación y pisoteo que hay en cada uno de ellos.
Como resultado de esto encontraremos potreros con vegetación en buen estado característico de suelos altos, bien drenados, que han sufrido poco la inundación y que podría estar compuesta por trébol blanco, raigras anula y cebadilla criolla, presentes por resiembra natural y festuca si es que esta hubiera sido sembrada anteriormente. En los potreros más afectados se deberá ver el estado del suelo evaluando la compactación y el impacto del pisoteo. Otro factor a tener en la cuenta en la observación es determinar el grado de invasión de malezas (gramón, cebollín) luego de la inundación para realizar un adecuado manejo de las mismas antes de una nueva siembra. Es importante también determinar la presencia de sales en superficie, como consecuencia de un ascenso de la napa, para realizar la correcta elección de las especies forrajeras que formarán parte de la pastura.
Una de las alternativas es hacer verdeos, para esta época del año marzo abril se puede hacer la siembra de avena, cebada y/o raigras anual, en siembras mas tardías se los podría reemplazar por trigo de ciclo largo que es más resistente al frío y a la roya de la hoja, se pueden usar las variedades Buck Guapo, Klein Cacique, ProInta Puntal, Buck Sureño, etc. con una densidad 100 -110 kg/ha (300 semillas/m2).


Agua que lava
Hay que tener presente que los suelos han sido lavados por las abundantes lluvias, por lo que se hará necesario agregar nitrógeno para lograr una buena producción de forraje.
La fertilización se puede realizar utilizando urea u otro tipo de fertilizante nitrogenado ( a elegir en función de la disponibilidad y precio). También se hará necesario la siembra de pasturas perennes para ir cubriendo las pérdidas de pasturas anteriores.
Las alternativas para esto son varias. Una es implantar el verdeo en una menor densidad, por ejemplo trigo (70-80 kg/ha) en mezcla con trébol rojo (3-4 kg/ha), cebadilla (4 kg/ha), raigras anual (7 kg/ha), achicoria (5 kg/ha) con lo cual se logrará cubrir las necesidades de forraje del invierno con el verdeo logrando alargar la vida útil de la pastura con las otras especies y tener pasto en la primavera y en el próximo otoño.
Se pueden hacer pasturas en base a trébol rojo (5-6 kg/ha), cebadilla criolla (4 kg/ha) raigras anual (6-8 kg/ha), trébol blanco (500- 800 gr/ha), que son todas especies forrajeras más resistente a problemas de exceso de humedad en comparación a la alfalfa.
Si la idea es hacer alfalfa (elegir los lotes más altos y de mejor calidad de suelo), sería conveniente no sembrarla pura, sino asociada con gramíneas (cebadilla criolla 3-4 kg/ha, festuca 3-4 kg/ha) que por su sistema radicular tienen un efecto importante en la recuperación de la estructura del suelo y otras leguminosas (trébol rojo 3-4 kg/ha, trébol blanco 500-600 gr/ha) y alfalfa (8 kg/ha).
Se puede mejorar la oferta de forraje y la diversidad de especies en una pastura mediante la intersiembra o siembra directa. Es el caso de pasturas, en donde han quedado gramíneas puras o una baja densidad de especies útiles, se las puede mejorar con la introducción de leguminosas u otras gramíneas.
Otra alternativa rápida de tener forraje es la fertilización con nitrógeno. Se pueden fertilizar aquellos potreros en los cuales han quedado solamente gramíneas y uno observa que tienen un pobre crecimiento, o lotes en los cuales hay un importante nacimiento de cebadilla criolla, o raigras anual. Con esto podemos estar aumentando en forma significativa la oferta de forraje en este invierno.
Como los potreros han sufrido un serio deterioro a causa de las excesivas lluvias y el pisoteo, se debería elegir para implantar las pasturas al método de siembra que menos remueva el suelo. Como esto no siempre es posible, la siembra directa de pasturas se deberá hacer en aquellos lotes que estén más parejos y menos compactados, mientras que los más pisoteados se los deberá trabajar (con labranza vertical) para lograr un descompactado y emparejado de la superficie para luego poder hacer una mejor implantación de las especies forrajeras.
La incorporación de los verdeos en los sistemas de producción tiene un costo bastante alto, por lo tanto la manera de disminuir la incidencia de estos es lograr altas producciones de forraje, con una muy buena eficiencia de utilización y conversión en leche. La producción de forraje que se puede esperar esta condicionada por la especie y el cultivar seleccionado, la época de siembra, la humedad y la fertilidad del suelo.
Un elemento fundamental para lograr altas producciones de forraje es el nitrógeno disponible. Este elemento proviene de la mineralización de la materia orgánica y una manera de lograr esto es hacer un barbecho de una determinada duración (30/60 días) lo que permite acumular nitratos que luego serán utilizadas por la planta. En el siguiente cuadro se indica la respuesta de una pradera de avena en función de los días de barbecho.
En la actualidad las rotaciones de cultivos impiden hacer barbechos demasiado largo por lo cual no se tienen altas disponibilidades de nutrientes al momento de la siembra.
A esto hay que agregar que hoy la manera mas común de implantar los verdeos de invierno es la siembra directa, la cual presenta una serie de ventajas: permite acumular agua, se puede anticipar la siembra y brinda piso en épocas de lluvias, pero al no removerse el suelo no se produce mineralización de la materia orgánica por lo tanto el nitrógeno disponible es escaso y por ende la producción de materia seca será baja.
Ante este panorama toma mucha importancia la técnica de la fertilización nitrogenada la que permitirá, si hay suficiente humedad en el suelo, lograr verdeos productivos de larga vida útil (sin son bien manejados).
La cantidad a colocar dependerá del tipo de suelo y de los niveles que haya en el mismo, para lo cual previo a la siembra se deberán de hacer análisis en un laboratorio.
Por lo general las repuesta a la aplicación de nitrógeno está entre 15 a 25 kg. de MS/kg de N aplicado. Esta variaciones están dadas por un efecto año y la historia del lote (lotes que vengan de pasturas de alfalfa tienen menos respuestas que aquellos que han tenido cultivos agrícolas o pasturas gramíneas por varios años).
La época de aplicación también tiene su efecto, en una fertilización de una pradera de avena con 50 kg de N/ha realizada en abril, se alcanzó una respuesta que rondó los 25 kg de MS/kg de N, mientras que la misma dosis colocada a mediados de junio solamente llegó a 15 kg de MS/kg N, con diferencias en ambas fechas de acuerdo a la historia del lote.
También hay que tener en cuenta como se aplica el fertilizante, si es incorporado o al voleo, el tipo de fuente de Nitrógeno (urea, nitrato de amonio, uan), si la dosis es única (a la siembra o a la emergencia) o fraccionada (parte a la siembra y el restos después del primer pastoreo), y la humedad del suelo.
En muchas regiones, el exceso de agua ha provocado el lavado de los suelos y por ende una gran pérdida de nitrógeno, por lo cual para obtener producciones buenas de forraje será muy importante recurrir al uso de fertilizante nitrogenado en los cultivos de invierno.
Para lograr un buen retorno económico de esta tecnología se debe tratar de lograr la máxima cantidad de forraje, que sea bien utilizado y convertido eficientemente en leche.


Para tener pasto más rápido
Buscando soluciones para mejorar el forraje, la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) y el semillero Bayá Casal anunciaron el lanzamiento de un nuevo cultivar de agropiro denominado Liebre, de muy buena calidad forrajera, con una gran adaptación a ambientes salinos y con situaciones de anegamiento.
Liebre es el resultado de un convenio de vinculación tecnológica que llevan adelante las partes desde 2005, cuando la Facultad comenzó a realizar un programa de mejoramiento genético de diferentes especies forrajeras incluyendo a agropiro alargado (Thinopyrum ponticum).
“Para avanzar en esta línea de trabajo partimos de estudios de variabilidad en colecciones de un amplio número de poblaciones provenientes de ambientes salinos de la región pampeana”, explicó Gustavo Schrauf, docente de la cátedra de Genética de la FAUBA, durante el anuncio que se realizó recientemente en el marco de Expoagro.
“Se seleccionaron individuos bajo condiciones controladas de alta salinidad y se evaluaron sus progenies, que se destacaron por mostrar mejores condiciones en cuanto a velocidad de implantación, tasa de crecimiento y rebrote, y que al mismo tiempo mantuvieran niveles aceptables de calidad y tolerancia a heladas”, agregó Pablo Rush, investigador de la misma cátedra de la FAUBA.
Como resultado de este trabajo se obtuvo Liebre, un agropiro alargado que, además de mostrar la rusticidad propia de la especie, ofrece una calidad superior al promedio del mercado. Sus responsables destacaron que “presenta plantas veloces en la implantación, con buen rebrote, muy foliosas, con hojas flexibles y de muy buena calidad forrajera. Además, muestra una gran adaptación a suelos salinos, situaciones de sequía y anegamiento”. Los docentes de la FAUBA anticiparon que, a partir del convenio de vinculación tecnológica, se está trabajando en la investigación de otras especies como trébol blanco y lotus.


Los forrajes conservados y los cultivos para conservar
  • Es muy importante en estas circunstancias de hacer un balance de la cantidad de heno (rollos) y silaje que se posee en la actualidad para hacer un uso adecuado de los mismos en combinación con las pasturas y otros alimentos, de manera que permitan cubrir la demanda hasta que se cosechen los cultivos para silaje (maíces tardíos y sorgos). También se debe hacer un recorrido de los lotes para ver su estado y calcular “cuanto” volumen se puede lograr cosechar en el futuro y “cuando” se podría entrar a picar, en función del estado de los potreros, si están inundados o no y si el agua se podrá retirar pronto, cuanto mas tiempo permanezca el agua mayor será el daño a las plantas produciendo una perdida que puede ser parcial o total de la producción. Este faltante de forraje provocado por la perdida de los cultivos o por la disminución de su producción, puede ser reemplazado con la siembra de cultivos de invierno (trigo, cebada, etc.) pero hay que tener en cuenta que estos estarán disponibles para la primavera y no para el próximo invierno

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