sábado, 2 de junio de 2018

Soja: otro dolor de cabeza en el cierre de una campaña extrema


El grano redondo y amarillo: la mirada del productor que extraña la soja que está acostumbrado a ver. Frente a él, hay chauchas abiertas, grano brotado y manchado, cereal con tintes verde y marrón. La incertidumbre jugó una mala pasada en aquellos que debieron esperar a recolectar los lotes para tener, al fin, un panorama […]
El grano redondo y amarillo: la mirada del productor que extraña la soja que está acostumbrado a ver. Frente a él, hay chauchas abiertas, grano brotado y manchado, cereal con tintes verde y marrón. La incertidumbre jugó una mala pasada en aquellos que debieron esperar a recolectar los lotes para tener, al fin, un panorama de lo que dejó esta campaña, un cultivo crecido en condiciones dantescas.
Meses de sequía durante el desarrollo y llenado del grano. Precipitaciones durante la recolección: un temporal de más de 20 días en gran parte de la pampa húmeda. A la primera espera se le sumó una segunda: la de la entrega al comprador para saber si se le realizarán descuentos por grano dañado (aquellos verdes, brotados, amohosados o podridos).
Alejandro Leza es productor en San Antonio de Areco. A principios de abril comenzó con la cosecha, pero a los 20 días el temporal lo detuvo. “Después del 19 de abril vino un mes de lluvias en el que cayeron entre 390 y 460 milímetros. Con una campaña tan complicada deberían existir ciertas contemplaciones para aminorar el castigo al productor”, afirmó.
Cristian Russo, analista de la Bolsa de Rosario, afirmó: “Las altísimas temperaturas potenciaron el efecto de germinación masiva sobre seis millones de hectáreas de la región pampeana, queda un 12% pendiente de cosechar (2,1 millones de hectáreas). En esos cuatro millones de hectáreas que ya se recolectaron las pérdidas por calidad son importantísimas y ese es otro factor de descuento en el bolsillo del productor. Trabajamos sobre la hipótesis de un daño estimado de entre un millón y medio y tres millones menos de toneladas de soja”.
La entidad estimó promedios de grano dañado por provincia: Entre Ríos comenzó con 45% y actualmente, en los últimos lotes, bajó a 10%. En Córdoba calculan un nivel de daño promedio de 35%, en Santa Fe de un 30%, y en La Pampa de un 10%. “Con respecto a Buenos Aires, el norte está muy afectado, con un 40 a 80% de daño en la franja del este y en el centro, un 25%”, explicó Russo.
En medio de las precipitaciones y ante la pérdida de calidad del grano, la Sociedad Rural Argentina (SRA) recomendó a los productores “tomar precauciones” para evitar descuentos “injustificados” en el precio. “No se puede determinar el nivel de daño al visteo ya que hay un gran margen de error”, explicó Carlos Vila Moret, director de la SRA y prosecretario de la Cámara Arbitral de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (CABC). “El que vende tiene que pedir que se mande una muestra lacrada al laboratorio. ¿Cuáles? Cualquiera que esté habilitado por el Senasa. Lo ideal son las cámaras arbitrales porque están todos los sectores representados, los de la demanda y los de la oferta”, afirmó.

Árbitros entre partes

Hay seis cámaras arbitrales en todo el país. El laboratorio de la CABC ocupa cuatro pisos (del octavo al undécimo) del edificio de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en Bouchard 454. Allí, realizan diversas tareas como análisis de granos, harinas, aceites, grasas, semillas, entre otros. Además, cuenta con tres laboratorios propios en Necochea, San Nicolás y Lajitas (Salta) y cuatro laboratorios asociados en Barranqueras y Las Breñas (Chaco), General Villegas y Pehuajó.
Miguel Di Rosso, gerente técnico de la CABC, explicó que para determinar el porcentaje de grano dañado en soja es necesario una determinación analítica. “El daño va por dentro del grano, por eso hay que cortarlo a la mitad y revisar su interior. Lo que a simple vista parece tener un 30% de daño, analizado en el laboratorio suele dar un porcentaje sensiblemente inferior”, afirmó.
Una técnica analiza una muestra de soja dañada en el laboratorio de la Cámara Arbitral de la Bolsa de Buenos Aires
Una técnica analiza una muestra de soja dañada en el laboratorio de la Cámara Arbitral de la Bolsa de Buenos Aires Crédito: Daniel Jayo
El laboratorio recibe las muestras y las identifica con un número y código de barra. “La cámara ejerce de árbitro entre las partes, por eso la muestra pierde identidad en su ingreso y el técnico no sabe de quién es la mercadería que está analizando”, explicó Gabriel Gavarrino, responsable de los laboratorios de la cámara.
Las muestras llegan en sobres de unos 400 gramos, se separan en forma homogénea (lo que se denomina cuarteo) y se toman unos 50 gramos. El perito clasificador separa los granos buenos, los dañados, los verdes y la materia extraña, y los pesa en una balanza electrónica que define el porcentaje. El laboratorio emite un certificado y lo entrega a las partes: comprador y vendedor. “El proceso se hace en el día”, explicaron.
Javier Buján, presidente de la CABC, dijo que en los contratos de comercialización se incluye una cláusula que establece que en caso de controversia, será resuelta por la Cámara y no en los tribunales judiciales ordinarios. “La función de la Cámara es arbitrar”, afirmó. Di Rosso agregó: “Nuestra recomendación es que, por un tema de logística, más allá del primer visteo las partes tomen una muestra representativa de común acuerdo y la lleven a una cámara arbitral para que el laboratorio determine el porcentaje del daño”.

El valor de análisis de la muestra

En Rosario, la cámara arbitral de la Bolsa de Comercio (BCR) recibe más de 600.000 muestras al año. Desde la entidad también destacaron el valor de enviar las muestras a los laboratorios. “Hacer una evaluación en un catre, al visteo, es riesgoso y tener un certificado oficial es una garantía. Se aconseja siempre recurrir a un análisis cuyo costo es ínfimo”, dijo Francisco D’Ambrosio, asesor comercial de la BCR. Además, el profesional agregó: “El daño lo estamos viendo en la soja de segunda, ya que el grueso de la soja de primera ya estaba cosechado antes del temporal”.
Así lo confirmó Jorge Josifovich, asesor y productor en Pergamino. Explicó que cuando comenzó el temporal, a fines de abril, había aproximadamente un 15% de soja de primera sin cosechar y el 100% de segunda.
Según los profesionales el "visteo" tiene gran margen de error
Según los profesionales el “visteo” tiene gran margen de error Crédito: Twitter Andrés E. Ponte
“En ambos casos se vio un rendimiento muy desmejorado: la combinación de lluvias, humedad y temperaturas altas provocó la aparición de hongos, chauchas abiertas y grano brotado. Por cuestiones coyunturales, algunos productores se apuraron para cosechar un cereal que aún no estaba seco. En ese entonces, el daño en la zona llegó a un 60 y un 80%. Pero luego los días fueron mejorando y los que cosecharon sin humedad lo hicieron con un 30% y un 50% de daño en soja de primera, y alrededor de un 15% y un 30% en la de segunda”, afirmó Josifovich.
Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la cosecha avanzó al 89,3% del área sembrada de soja a nivel nacional con un rinde medio de 22,3 quintales por hectárea. Resta cosechar 1,8 millones de hectáreas y, según la entidad, la producción nacional alcanzará a los 36 millones de toneladas.

Estrategias comerciales y porcentaje de daño

La Sociedad Rural de Rosario le pidió al Senasa que “se amplíen los porcentajes a base de los criterios de tolerancia de la norma según estándares de recepción por grano dañado”. Andrés Alcaraz, gerente de Comunicaciones Corporativas y Relaciones Institucionales de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara), explicó que la industria tiene la intención de adoptar la mayor flexibilidad posible. “El límite son las exigencias de los compradores del exterior. La calidad del aceite o harina dependerá de la materia prima: si está muy brotada no servirá para procesar aceite de consumo humano, pero sí quizá para biodiésel”, afirmó.
Por su parte, Fernando Rivara, presidente de la Federación de Acopiadores, explicó: “Estamos recibiendo soja de segunda en condiciones cámara (es decir, con menos del 5% de daño) pero tiene un rinde de 800 a 1200 kilos por hectárea. Entre soja de primera y de segunda calculamos entre un 10 y un 12% de grano perjudicado. Hay compradores que adquieren en condiciones cámara y otros que compran hasta el 40% dañado”. Y concluyó: “Necesitamos que el Estado controle más activamente las normas de comercialización y las conductas de los actores de la cadena”.


Recomendaciones para encarar una cosecha y un almacenamiento difíciles

Las sugerencias del INTA Pergamino
Sobre lotes con expectativas de mala calidad es recomendable sacar una muestra para calcular el valor del grano y compararlo con posibles costos
Sobre lotes con expectativas de mala calidad es recomendable sacar una muestra para calcular el valor del grano y compararlo con posibles costos Crédito: Gentileza Juan Pablo Ioele
1- Grano brotado
Los lotes con alto nivel de grano brotado perjudican el almacenamiento ya que son tejidos susceptibles de ser fácilmente atacados por hongos, más aún, si contienen alta humedad. Se aconseja recurrir al secado como herramienta para detener su desarrollo lo antes posible.
2- Obtener muestras
Sobre los lotes con expectativas de mala calidad es recomendable sacar una muestra y presentarla al acopio, a fin de calcular el valor del grano para compararlo con costos de cosecha y flete. Se aconseja analizar también distintas vías de comercialización y no descartar otros usos.
3- Comercialización
La norma de calidad para soja incluye a los granos brotados dentro de granos dañados y establece como base de recibo y tolerancia un 5% de granos dañados. Los castigos para aquellos lotes que superen el 5% es a razón del 1% por cada por ciento o fracción proporcional.
4- Para guardar
Si se realiza en silos es necesario secar los granos para limitar el desarrollo de hongos y micotoxinas. Si es silobolsa con una humedad inferior al 16%, el tiempo de almacenaje máximo podrá ser de tres meses. Para granos con mayor humedad y daño, se aconseja que no sean más de 30 días.
5- Lotes sin cosechar
Si el volumen en pie es abundante, podría complicar la eficiencia de implantación del cultivo posterior. En caso de que la siembra sea con separación entre hileras menores a 20 cm podrían producirse atoramientos y dificultad para mantener la uniformidad de la profundidad de la labranza.

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