La enorme industria exportadora de biodiesel de la Argentina depende totalmente del mercado estadounidense y sería devastada si Washington le aplica aranceles antidumping, tal como pidieron la semana pasada productores de biocombustible de Estados Unidos.
Recién el año pasado la industria argentina –uno de los mayores exportadores mundiales de biodiesel, elaborado en base a aceite de soja– pudo recuperarse luego de que, en 2013, la Unión Europea, hasta entonces su principal cliente, le aplicó aranceles por acusaciones de competencia desleal.
La OMC falló dos veces a favor del país sudamericano, pero el proceso judicial aún continúa y el mercado europeo seguirá cerrado al menos hasta el final del año. Por eso, si Estados Unidos –que absorbe más del 90% del biodiesel que Argentina exporta– le aplica sanciones, el impacto será letal.
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“Si aplican una sanción al biodiesel argentino dentro del mercado de Estados Unidos, las exportaciones no van a ser viables. Ya no tenemos alternativas”, dijo Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno.
La semana pasada, la Junta Nacional de Biodiesel (NBB) de Estados Unidos pidió al Gobierno que imponga tasas antidumping sobre sus importaciones de biodiesel de Argentina e Indonesia, que afirma que inundaron el mercado y amenazan la rentabilidad de los productores domésticos del biocombustible.
De los 1,6 millones de toneladas de biodiesel que Argentina embarcó al exterior en 2016, más del 90% fue enviado a Estados Unidos, según datos del Ministerio de Energía.
Prácticamente todo el resto tuvo como destino a Perú, que en septiembre resolvió imponer un arancel anti-dumping contra el producto argentino por cinco años.
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Por eso, una eventual traba para ingresar a Estados Unidos dejaría a la industria con un enorme excedente que el mercado doméstico –donde el biocombustible se usa para mezclarlo con diesel– no puede absorber y que no encontraría destino.
“A la industria, para reacomodarse le va a ser muy difícil, porque otros mercados tan grandes no existen”, dijo Molina, que agregó que, a mediados de abril, habría una audiencia en Estados Unidos para que el Gobierno analice el pedido de aranceles.
Los exportadores de biodiesel de Argentina no reciben subsidios del Gobierno, pero pueden acceder al aceite de soja –del que el país es el mayor proveedor global– a un precio menor al del mercado internacional, ya que la exportación del subproducto está gravada con un impuesto del 27%.
Argentina aplica un impuesto a la exportación de biodiesel que varía cada mes. Actualmente, el tributo es del 6%.
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