jueves, 26 de noviembre de 2015

El nuevo Presidente deberá hacer cambios para el agro


Mañana seguramente será un día trascendental para todo el sector agropecuario nacional, ya que el cambio de Presidente que se dará a partir del 10 de diciembre, seguramente cambiará, en mayor o menor medida, el tipo de política agropecuaria que se vino aplicando en los últimos 8 años con el gobierno de Cristina Fernández de […]
Mañana seguramente será un día trascendental para todo el sector agropecuario nacional, ya que el cambio de Presidente que se dará a partir del 10 de diciembre, seguramente cambiará, en mayor o menor medida, el tipo de política agropecuaria que se vino aplicando en los últimos 8 años con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que produjo en casi todo el arco agro ganadero nacional mucha preocupación e incertidumbre por el alto costo productivo que se vino dando y por las trabas a la comercialización de los productos obtenidos en los campos argentinos.
Mañana, a última hora, se sabrá en definitiva quien será el nuevo presidente de los argentinos para los próximos 4 años, por lo que las expectativas son inmensas ya que ambos candidatos, de una manera u otra, afirman que los cambios tienen que darse, sea de manera lenta o con mayor velocidad según cada candidato.
La mayoría de los productores seguramente no olvidarán los graves problemas que tuvieron con el Gobierno que se va, ya que muchas de las medidas aplicadas perjudicaron a nuestro país, pero beneficiaron a nuestros vecinos.
Hace unos días en la Asamblea Anual de la Asociación Latinoamericana de la Industria Molinera, realizada en Buenos Aires, contó con la presencia del ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti.
Allí, el uruguayo afirmó que, para su país, todas las políticas agropecuarias argentinas fueron una bendición, porque les mandó una multitud de excelentes agricultores argentinos corridos por las retenciones, y demás resoluciones del Ministerio de Agricultura, que perjudicaron a los argentinos. Todo esto sirvió para que la agricultura uruguaya se vea beneficiada y revolucionada por el trabajo de estos argentinos, que llegaron a Uruguay a buscar mejores condiciones para producir a largo y mediano plazo.
En ese sentido, Sanguinetti sostuvo que los productores argentinos “han revolucionado la agricultura uruguaya”, que “era el sector más débil” del agro de ese país, principalmente ganadero.
Dijo que en Uruguay nadie sabía trabajar de verdad en el cultivo de la soja y con la llegada de estos productores todo cambio rápidamente.


Más exportación de productores
Las políticas agropecuarias argentinas también beneficiaron a Paraguay y Bolivia, que vieron acrecentar su producción ganadera y granaria y lograron colocar sus excedentes en los mercados que nuestro país fue perdiendo a través de estos años.
Pero esto ya pasó, y nuestro sector productivo empieza a ver con otros ojos el futuro que se puede presentar a partir de mañana. Gane quien gane, seguramente los cambios deberán darse de alguna manera para mejorar las condiciones de competitividad del productor argentino en sus diferentes actividades. A pesar de esto, hay muchos hombres de campo que piensan que el cambio debe ser lo más rápido posible y que las actuales condiciones de producción con retenciones a las exportaciones, los controles de comercialización, el impedimento de tener insumos importados indispensables para seguir produciendo con eficiencia, y una altísima inflación que aumenta día a día los costos productivos, sean tratadas de manera urgente, sobre todo para las economías regionales.
Lo bueno de todo lo que vino sucediendo en estos últimos días, y que finalizará mañana con un histórico balotaje, es que se pudo, de alguna manera, tener la posibilidad de vivir institucionalmente un debate democrático, que permitió plantear posturas que, pese a ser en algún punto antagónicas, enriquece el diálogo y el futuro de Argentina como República.
Algunas instituciones gremiales del campo argentino vienen manifestando que lo que sucederá mañana le permitirá al argentino expresarse definitivamente, acerca de qué país queremos, respetando las diferencias y sumando el esfuerzo para convivir armoniosamente.
Debe servirnos el pasado reciente como ejemplo y experiencia, con sus aciertos y errores, de qué es lo que queremos para poder producir con previsibilidad en el tiempo, de manera eficiente y equilibrada para el beneficio de todos los ciudadanos, ya que el campo, al fin y al cabo, desparrama su riqueza producida en todos los pueblos y ciudades vinculadas a la actividad agropecuaria.
En definitiva, el campo necesita de normas duraderas y justas, un sistema impositivo equitativo, fluidez y transparencia en la comercialización, incentivos productivos y oportunidades para nuestros productores y para las empresas agropecuarias de todo el país, con la certeza de que el desarrollo surgirá si se benefician todos los eslabones de la cadena productiva. Está en manos del Presidente que elijamos el futuro y la prosperidad del productor, que impacta de manera inmediata en los pueblos y en las ciudades del interior del país, y de manera indirecta en las grandes ciudades.

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