domingo, 29 de noviembre de 2015

El robot que humaniza el tambo


La innovadora tecnología desembarca en Argentina mediante un convenio de vinculación tecnológica entre el INTA y la Empresa DeLaval. Buscan adaptarla y validarla para el sistema de producción representativo de Argentina. Se trata del primer tambo robotizado del país y de Latinoamérica.
El 29 de julio de 2015 no fue un día más para la lechería argentina. Esa tarde, por primera vez en el país, una vaca fue ordeñada por un robot. El hecho inédito se concretó bajo la ansiosa mirada de un grupo de trabajo que apuntó a medir el impacto de esta tecnología en la producción de leche.
Lo interesante del proyecto es que no se limita sólo al robot, sino que incorpora una serie de investigaciones asociadas a tecnologías agrícolas-forrajeras, gestión ambiental, bienestar animal, manejo sanitario, reproductivo y alimenticio, inocuidad, calidad de leche y mano de obra.
Además de la dimensión productiva, la idea apunta a atraer la participación de los jóvenes al sector, y en esto, los responsables se sorprendieron con la voluntad manifestada por más de 100 interesados en ser parte de la movida.
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Bienestar animal. Las instalaciones incluyen un circuito que privilegia la facilidad de manejo y evita el estrés del animal con cepillos.
La idea
Todos estos aspectos fueron detallados por Miguel Taverna, quien manifestó a Campolitoral los pormenores del emprendimiento. “El proyecto se inicia a través de la idea de vinculación tecnológica entre INTA y la empresa DeLaval, a partir de la cual se generaron muchas actividades desde el punto de vista institucional con el equipo técnico: la asignación de la superficie para instalarlo, y un aporte grande de la Asociación Cooperadora de INTA Rafaela”, destacó.
A su vez, la empresa acompañó en lo referente al equipamiento y la instalación electrónica. Paralelamente, numerosas empresas que no estaban sumadas se fueron complementando con aportes de distinto tipo.
“Es un proyecto de investigación y desarrollo con el objetivo de evaluar la sustentabilidad del sistema. Ese concepto implica analizar aspectos económicos, ambientales y sociales; ejes que necesitan mediano y largo plazo para implementarse, de allí la fortaleza de este proyecto”, sostuvo Taverna.
“Es un enfoque sistémico y pastoril, que además trata de representar los componentes de los productores argentinos en materia de recursos alimenticios. El desafío es evaluar este proyecto con particularidades respecto de los tambos comerciales”, agregó.
Para Taverna, el otro componente general es capacitar a profesionales, técnicos, estudiantes y operarios en tecnologías de precisión, las que en los próximos años irán tomando mayor relevancia en la producción animal.
Paralelamente, el proyecto tiene varios componentes. “Pretendemos que sea un sistema que produzca forrajes de una forma importante con metas claras. Son 28 hectáreas donde podemos poner las 70 vacas con una carga animal de 2,5 a 2,7 vacas por hectárea con una producción de 9 a 11 mil litros por lactancia ,es decir que estamos pretendiendo que el sistema pueda generar el 70 a 80 % del alimento necesario para estas cargas y producciones individuales, y ese también es un desafío desde el punto de vista alimenticio”.
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Alimentación. El software autoriza a la vaca a pasar el circuirto de alimentación luego del ordeño.
Variables
El proyecto también contempla que se monitoree el comportamiento del suelo, para ver como impacta dentro de una rotación un poco diferente a la de los sistemas comerciales. También la gestión ambiental y el manejo de los efluentes para que se recuperen y allí trabajar en el manejo agronómico, además del balance de nutrientes, para ver si hay algún impacto de patógenos.
A su vez, implica desarrollar un manejo sanitario reproductivo y alimenticio utilizando todas las tecnologías que brinda el sistema anticipando las variables que acompañan la toma de decisiones para capitalizar esta tecnología. “Producir leche con la mayor inocuidad y calidad, el bienestar y comportamiento, implica trabajar mucho en aspectos que no están trabajados en el mundo como el estrés calórico de Argentina, la mano de obra en términos de la distribución de la jornada laboral, la eficiencia y la calidad del trabajo y la profesionalización”, agrega. “Apuntamos a tener el sistema estabilizado en un par de años, y allí tendremos muchas respuestas a todas estos temas”, dice.
Las etapas
La primer etapa a partir de la firma del convenio fue la obra civil, el sistema del piso y de lavado. “Un problema en tambos instalados que minimizan los tiempos necesarios para mantener limpia la instalación, ya que trabaja las 24 horas, por eso incluimos el lavado por flushing que recupera el agua y el tratamiento del residuo sólido”.
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Flushing. El sistema de agua de lluvia permite el lavado diario de la sala de ordeño y la reutilización de los sólidos para fertilizar el campo.
La segunda etapa fue con la instalación ya terminada. “Tuvimos que empezar a ordeñar con el desafío de la mano de obra, y trabajamos en el perfil del personal ideal, y los interrogantes que surgieron respecto de la cantidad de gente que se presentaría. Para sorpresa nuestra, se presentaron 107 postulantes que disiparon todas las dudas que teníamos. Frente a la problemática de los jóvenes y lo poco atractivo del trabajo, esto nos alentó a seguir. De esas 107, el 70 % tenía entre 20 y 30 años, el 36 tenía el secundario completo, el 40 tenía un terciario con terminalidad agronómica y un 14 % de agrónomos y veterinarios jóvenes que pretendían sumarse al proyecto para aprender”. De esos 107 quedaron 2 que ya están trabajando como responsables del día a día los trabajos en el tambo.
Ejes
Con esa idea se plantearon los ejes o subproyectos relacionados con temas como el manejo de cultivos, la salud y la reproducción, la gestión ambiental y los efluentes, el análisis del sistema productivo, económico y social, la inocuidad, el bienestar animal y el manejo. Para lograrlo se conformaron grupos de trabajo con técnicos de la Experimental, de la actividad privada y de la empresa. En este sentido, el manejo de cultivos, el de efluentes y el del impacto económico y social ya están avanzados.
Respecto del primero, Taverna quiso destacar la características del campo con ambientes diferenciados, dentro de los cuales hay puntos de muestreo para hacer un análisis y un seguimientos de las rotaciones de cultivos para ver si hay algún deterioro o beneficio.
“Este manejo del cultivo se hará con una reutilización de los efluentes, para lo que vamos a implementar un sistema de caracterización química en función de los requerimientos del cultivo, y este sistema va a estar vinculado con el tratamiento que permitirá separar los sólidos y reutilizar el agua para el sistema de los pisos”.
La tercer etapa implica llegar a las 70 vacas y estabilizar a una carga de 2,7 vacas en abril/mayo del año que viene y en el otoño pasar de 40 a la estabilización de la máxima capacidad del sistema en 70 vacas y a partir de allí entrar al proceso de evaluación más completo. La última etapa es llegar a las 150 vacas con un segundo sistema en espejo al ya existente.
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Efluentes. El planteo más amigable con el medio ambiente incorpora un estanque donde se destiman los desechos para reutilizarlos.
Concepto revolucionario
El concepto de ordeño voluntario se realiza a través de un robot que lava los pezones, los desinfecta, coloca las unidades, capta información, aunque el sistema no hace el trabajo humano de manejar las franjas, los terneros, los arreos, la limpieza, el manejo sanitario, reproductivo, registro, etc. “El personal sigue siendo imprescindible dentro de funcionamiento del sistema, que sólo elimina algunos trabajos rutinarios y permite que el personal ocupe ese tiempo en otras tareas para un mayor valor agregado al sistema”.
Plantea una visión integral, donde el centro del sistema sigue siendo la persona que toma las decisiones y el sistema le brinda información para que tome las mejores decisiones. “El desafío principal que va a definir la eficiencia es la capacidad de interpretar la información y tomar decisiones en función de las potencialidades que nos brinda”, sostiene Taverna.
El otro aspecto a tener en cuenta es la posibilidad de ordeñar 20 a 22 horas por día, ya que las vacas van de forma voluntaria. “La idea es no saturar el corral de espera y que sea lo más uniforme posible”.
El último punto es saber cómo se mueven las vacas. “Hemos tratado de verlo desde su punto de vista, el ordeño voluntario que en este tambo se compone de tres sectores con dos pastoreos y un corral estabilizado de alimentación donde se le distribuye en TMR. Tenemos callejones que comunican a las vacas que se mueven con el permiso que les da la computadora para entrar al corral de alimentación en determinados horarios”.
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Automatismo. Las pezoneras desinfectan, lavan y ordeñan gracia una cámra y un lector láser que lo ubica en el lugar justo.
Rafaela, cuna de la lechería
“Rafaela es conocida por la lechería y en este marco, nuestro interés apunta al desarrollo del sector. Tenemos necesidad de ideas innovadoras que mejoren los escenarios actuales y las unidades de producción son para nosotros esos espacios en los que se articulan la investigación y la extensión. Hoy presentamos esta nueva unidad, capaz de cambiar la calidad de vida de la gente involucrada en la producción de leche de nuestros tambos, eso nos convoca” recalcó Jorge Villar, el Director del INTA Rafaela, en la apertura de la reunión. Además, destacó la potencia de las articulaciones, en este caso con una empresa privada como DeLaval, y en otros casos con otras organizaciones. “El INTA tiene muy diversificadas sus demandas y sola no podría atenderlas, necesitamos trabajar con otros. Nos ponemos a disposición para tener muchos más convenios de este tipo”.
Remarcó además, lo que luego se reiteraría en la presentación de Taverna, que no se trata sólo del robot sino de un proyecto de investigación más amplio y de largo plazo en el que “recién estamos empezando a gatear”.
“Es un día extremadamente importante para nosotros para nosotros” dijo Ezequiel Cabona, responsable de operaciones de DeLaval en Argentina. “Siempre nos comparamos con la agricultura y sentimos que no vemos lo mismo en la lechería. Hoy estamos dando un paso muy importante para los tambos argentinos” Agradeció al Centro Regional Santa Fe, a los directores del INTA Rafaela involucrados en diferentes momentos de este proyecto, a la Cooperadora y al equipo técnico comandado por Miguel Taverna. “Dos millones de vacas se ordeñan con 24.000 robots en el mundo y en los sistemas pastoriles es donde más se está creciendo porcentualmente”. Se refirió a la calidad de vida, a la sustentabilidad, bienestar animal y al recambio generacional como aspectos vinculados con las ventajas de este sistema.
El sistema de ordeño definitivo
  • Este equipo permite ordeñar hasta 3.000 litros de leche al día. Trae incorporada tecnología de análisis de la leche con índice de detección de mastitis, entre otras cosas. Posee una pantalla táctil la cual le provee información al usuario. Mientras se produce el ordeño, se identifica la vaca, la producción que el sistema espera para ese ordeño y muestra en tiempo real la producción y el flujo cuarto por cuarto. A su vez en esa misma pantalla se observa información del animal (últimos ordeños con fecha, hora y producción). También muestra más información, como la cola de ordeño (cuáles son los animales que ya tienen permiso para ser ordeñados, en qué lugar está, si se encuentra en algún sector de las pasturas o en el corral de espera, en la pista de alimentación etc.). Toda la información que el robot recolecta es procesada y analizada por un software vital como herramienta para el gerenciamiento del rodeo, el cual se adapta a todo tipo de sistema de ordeñe. En este software están cargadas todas las vacas y podemos ver información productiva, reproductiva, de alimentación y la performance de la estación de ordeñe.
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“El desafío es evaluar este proyecto con particularidades respecto de los tambos comerciales”, sostuvo Miguel Taverna, de Inta Rafaela.
Lo importante
Más que un robot
  • Lo más atractivo de su funcionamiento quizás sea la forma en que se conducen y ordeñan las vacas. La utilización de incentivos (alimento, confort en determinadas horas, agua, etc.) hace que ellas se movilicen voluntariamente entre los sectores del tambo. Dentro de estas trayectorias, pasan por puertas inteligentes y en función de ciertas decisiones técnicas, derivan al ordeño u otras áreas (pastoreo, suministro de raciones). Cuando son ordeñadas, un robot realiza todos los trabajos de la rutina (lavado de pezones, colocación de pezoneras, retiro, desinfección), además de la medición de una serie de indicadores (de producción, calidad, salud). Los datos son guardados y procesados por un programa que devuelve información útil para la gestión y toma de decisiones

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