martes, 30 de septiembre de 2014

Ecuador: Las mujeres toman las riendas de un centro de acopio de leche en Cayambe

mujeresUn viento frío sopla sin cesar en el camino de piedra de casi 2 km que separa a la Panamericana Norte del nuevo centro de acopio construido  en la exhacienda El Prado, en el norte de Pichincha.
Desde lo alto se observan las parcelas, unas verdosas y otras secas, divididas por alambres de púas. También hay charcos de lodo en el camino, la herencia de la última lluvia que cayó sobre la parroquia Ayora, en el cantón Cayambe. Aquí se ubican alrededor de 200 familias, cuyo sustento principal es la ganadería, ya que las tierras, debido a las heladas, no son agrícolas.
En la zona, el trabajo lo hacen las mujeres. Diariamente las integrantes de la comunidad Prado 1 y 2 de Santa María Milán inician sus labores en la madrugada. A las 04:00 preparan el desayuno para su familia y envían a los niños a la escuela, ubicada a 10 minutos en vehículo.
Después, con un pantalón de lana, chal y sombrero acuden presurosas a sus parcelas para ordeñar las vacas. La leche debe estar lista en los barriles a las 07:00 para entregarla a los ‘piqueros’ (intermediarios), quienes llevan el producto hasta la fábrica, en donde la leche es procesada y transformada en distintos productos. “Antes la venta era directa, de cada productor al ‘piquero’, y ellos aprovechaban para pagarnos lo que querían, a veces $0,37 o $0,40. Ahora con el centro de acopio es diferente”, expresa Rosa Quilumbaquín de la asociación El Prado 1.
Según cuenta, los intermediarios alegaban que en el verano disminuía la demanda por las vacaciones. “Ahí nos pagaban menos y nos tocaba aceptar porque ese era el negocio de ellos”.

El centro de acopio es uno de los más modernos del país y tiene 2 tanques para almacenar el producto. La inversión fue cercana a los 20 mil dólares. Foto: Miguel Jiménez / El Telégrafo.
Hoy tanto las mujeres del Prado como sus esposos buscan otra fuente de ingresos. Ellas preparan algunos bocadillos adicionales para comercializarlos a la hora del almuerzo y los varones laboran en plantaciones de flores o haciendas vecinas. Con esos ingresos adicionales logran sacar adelante a sus familias. Por la tarde, cuando llegan los hijos, acompañan a sus madres en las tareas de ordeño. A las 17:00 están listos los nuevos barriles con la producción lechera para el día siguiente.
“Aquí no se puede vivir solo de la ganadería porque invertimos mucho en el balanceado, la melaza, la sal, el tractor y los insumos para el pasto. Todo eso es un gasto que muchas veces no logramos recuperar. Lo que nos mantiene activos es el deseo de conservar nuestras vaquitas y disfrutar de la tranquilidad del campo”, añade María Lanchimba.
Por eso, el sueño de la población era tener como punto de partida un centro de acopio de leche que recibiera el producto 2 veces por día, tal como realizan el ordeño, y no solo una vez como lo establecían los intermediarios.
“Tengo 4 vacas que producen 30 litros en la mañana y eso lo entregaba. Antes los 20 litros de la tarde debía guardar para el día siguiente y se me dañaban con el tiempo. Ahora ya no habrá ese problema gracias a Dios”, agrega Marcela Quilumbaquín.
Un centro que cambia vidas
El anhelo de la comunidad se hizo realidad y ahora pueden entregar todo su producto sin restricción. Todo fue posible con el nuevo centro de acopio Prado I y II.
Este funciona como un sistema de refrigeración y consta de 2 tanques con una capacidad de almacenamiento de 3 mil litros de leche a una temperatura de 4°C. Además cuenta con un laboratorio para garantizar que el producto sea de óptima calidad.
Los presidentes de las 2 comunidades, Gonzalo Quilumbaquín y Juan Lanchimba, son los encargados de que el proyecto piloto financiado por el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) perdure y para ello tendrán el apoyo de las universidades Católica y Técnica de Ibarra.
Ellos tendrán la potestad de negociar la entrega de la leche y los valores que las empresas deben cancelar. Incluso hay la posibilidad de que el centro reciba el insumo lácteo de otras comunidades aledañas, y no solo de los asociados. Para ello se establecería un costo por el servicio prestado.
“Desde aquí se venderá  a las empresas a un precio mínimo de $0,44. Tenemos algunas ofertas. Queremos que cada centavito vaya en beneficio de todos los asociados y, en el futuro, esperemos que aquí se elaboren los productos lácteos para mejorar la vida de todos”, menciona Juan Lanchimba, presidente de comunidad El Prado 2.
Además, como adelantó la representante del BID, Carmiña Moreno, la idea es que a partir de este centro toda la comunidad inicie una estructura distinta.
“Por la organización demostrada pensamos que será un proyecto sostenible y sustentable. Esperemos   sea el inicio de una carrera  empresarial. Para esto el BID les va a seguir acompañando”, indicó Moreno.
A la par de este proyecto esperan que el Consejo Provincial de Pichincha les ayude con el riego de aspersión. De esta forma podrán mejorar la calidad del pasto que ingiere el ganado y, por ende, de la leche, ya que en el verano el alimento de las vacas disminuye.
“En mi caso  tengo 6 vacas y la producción es de 80 litros diarios, pero hoy, por el verano, solo llegan a 29 litros porque el pasto está seco. Si tuviera riego, el pasto estaría verde y la cantidad de leche no bajaría”, comenta María.
Al momento, la comunidad aguarda la entrega de escrituras del centro de acopio, y así pasar formalmente de ganaderos a empresarios. Eso sí saben que estas tierras las han trabajado durante más de 20 años y reconocen que los documentos les darán más derechos.
Datos
El sofisticado centro se enmarca dentro de los proyectos de “Usos productivos de la electricidad y desarrollo comunitario de las zonas beneficiadas por el programa Ferum”.
Junto a la instalación del equipo se hizo una capacitación a los asociados para producir una mejor calidad de leche, y a la vez en la elaboración de derivados.
Este proyecto fue seleccionado de entre más de 60 en el BID.  Una de las características que los distinguió fue el liderazgo de las mujeres de la comunidad, quienes se empoderaron de la iniciativa y demostraron poder de organización.

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