Los argentinos somos, en general, suspicaces. Y concretamente, respecto a los hechos de esta semana, cuando en unos pocos minutos salió de sistema buena parte de la provisión de energía eléctrica en la Ciudad de Buenos Aires, se pararon los subtes, dejaron de funcionar los semáforos y los sistemas de telefonía móvil volvieron sus servicios [...]
Los argentinos somos, en general, suspicaces. Y concretamente, respecto a los hechos de esta semana, cuando en unos pocos minutos salió de sistema buena parte de la provisión de energía eléctrica en la Ciudad de Buenos Aires, se pararon los subtes, dejaron de funcionar los semáforos y los sistemas de telefonía móvil volvieron sus servicios fluctuantes. Todo justo en el momento en que el grueso de la gente comenzaba a dejar sus trabajos, en medio del olor nauseabundo de la basura acumulada (por la falta de servicio de recolección), sumado a los 38º de térmica que parecían más de 40º, prestan a algún tipo de desconfianza.
Y es muy bueno que las autoridades estén alertas a cada situación y que averigüen si hay algo más que una “mera coincidencia” o es el resultado de años y años de falta de políticas lógicas y claras. Que a partir de ahí, entonces, actúen en consecuencia y con todo el peso de la ley. De hecho, el propio Ministro Julio De Vido, el decano en su rango, dice que presentará una “denuncia penal” para saber quién/quiénes fueron los que generaron tan descomunal desaguisado que, en pocos minutos, enloqueció a la gente de la mayor ciudad del país.
Pero, ya que está, sería interesante si se amplía la investigación y se averigua, por ejemplo, quienes fueron los responsables de que la Argentina, hasta hace pocos años exportadora de energía, ahora sea netamente deficitaria, habiéndose transformado en importadora estructural.
También se podría investigar (y encontrar a los responsables) de que el rodeo vacuno nacional se haya achicado casi 25%.
Y, por ejemplo, se acaba de informar que solo en la provincia de Buenos Aires las pérdidas que está provocando el exceso de lluvias ya asciende a más de $ 11.000 millones. En buena parte por falta de completamiento de las obras de infraestructura previstas en el Plan Maestro-Canal Federal, cuyo primer tramo ya se había completado en la década de los ’90. De tal forma, la investigación oficial podría abordar sobre quiénes fueron los que desviaron las partidas previstas para esto o usaron los recursos en otras cosas.
¿Quiénes son los responsables de semejante daño a productores, provincias y al propio país?
Si quedara un poco de tiempo sería muy bueno que se le explique a la población adonde fueron a parar los superávit fiscales, o por qué las provincias reciben cada vez menos coparticipación si cada vez deben recaudar más, o por qué faltan obras y recursos en el interior si solamente por las retenciones del campo el Gobierno “cosechó” más de US$ 60.000 millones en los últimos años.
Realmente es alentador que, finalmente, las autoridades se pongan al frente de las investigaciones para saber “quién” está dañando al país. Con eso, tal vez, lleguemos a saber por qué hoy la Argentina produce la mitad del trigo que hace 15 años, o por qué la lechería sigue estancada mientras los tamberos reclaman por un precio que, nominalmente, es el mismo desde hace 20 meses.
¿Por qué los sindicatos piden/exigen aumentos de sueldos de 25%/30% si la inflación, como se dice oficialmente, es una tercera parte de eso? Y, ¿porque el Ministro de Trabajo homologa entonces semejante suba?
¿De quién depende que la Argentina pueda exportar cada vez menos?
¿Quién es el responsable de que no se pueda opinar distinto sin ser sospechado de conspirador o sedicioso, o que no se pueda decidir que hacer con la propia plata, o moverse libremente dentro y fuera del país…?
Parece que es cierto: alguien “bajó la palanca” en la Argentina, y sería buenísimo que el propio gobierno lo descubriera de una vez por todas, y así poder recuperar algo del tiempo perdido.
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