URUGUAY : Hace poco tiempo, en nota titulada “Cuando las barbas del vecino veas arder…” comentábamos alguna de las medidas que se estaban tomando en varias ciudades de distintos estados de los Estados Unidos a consecuencia de los graves efectos que estaba teniendo la sequía en una vasta región de aquel país. Fueron y son medidas tendientes a evitar que se tengan que vivir condiciones como las recientemente sufridas en la zona agrícola del centro y este de Estado Unidos.
Vale la pena recordar alguna de las cifras que mencionábamos entonces sobre nuestra infraestructura actual para la cosecha del agua de lluvia. Decíamos que nuestro país cuenta con una capacidad de reserva de agua que equivale al 4½ al 5% del volumen total de escorrentía. Con ese volumen de reserva de agua se podría decir que nuestro potencial de riego es de alrededor de 250 a 270.000 hectáreas.  Como en esa superficie total se encuentra el área del cultivo de arroz, se podría también decir que  nuestro potencial de riego apenas alcanzaría a las 100.000 hectáreas de otro tipo de cultivos. En otras palabras, si tomamos la totalidad de la intención de siembra de cultivos de verano para la presente zafra, el potencial de riego apenas llega al 8% de dicha superficie.
  
En un año con singular destaque por las lluvias ocurridas en los últimos 60 a 90 días dónde podríamos estar cosechando agua y preparándonos para una zafra de cultivos de verano que posiblemente sea récord por el área sembrada, poco o nada se ha realizado en este sentido y dejamos pasar un período agosto-octubre en que sumados los promedios de precipitaciones se superan ampliamente los 800 mm  y si tomáramos los últimos 12 meses, superamos ya los 1700 mm sobrepasando en más del 35% el promedio histórico para un mismo período. De cara a esta posibilidad, la vemos pasar una vez más y nuevamente vamos a enfrentar una nueva zafra de verano, jugados a que se mantenga el “Fenómeno El Niño”

Ante las lluvias ocurridas, cuáles sería las perspectivas para la presente zafra de cultivos de verano? Contamos con un panorama favorable para encarar las siembras?

La oferta inicial de agua para todos los cultivos de verano será sin dudas más que positiva. Contamos con niveles de agua acumulada cercanos a los máximos posibles. Lo que realmente no es demasiado estimulante, es que este  volumen de agua está disponible coincidiendo con las etapas de menor demanda de agua por parte de los cultivos. Esto quiere decir, poca de esta agua será aprovechada por los cultivos.  En cambio, con suelos con cobertura mínima o nula, se pueden esperar altos niveles de evaporación desde la superficie de los mismos. Tenemos por tanto, más agua que la que necesitamos o necesitan nuestros cultivos y por consiguiente el panorama para esta etapa, es favorable en ese sentido. Pero a no dejar de tener en cuenta,  ESTA AGUA SE PIERDE RÁPIDAMENTE POR UNA ALTA EVAPORACIÓN. 

Cuánto tiempo podemos “resistir” con las condiciones actuales? En vistas del retraso en las siembras a consecuencia de las lluvias, el inicio del  ciclo de crecimiento de los cultivos se va a ver también retrasado y es posible que comience coincidiendo con las mayores temperaturas, mayores niveles de radiación, baja humedad ambiente y días con mayor cantidad de horas luz. Esto, traerá aparejado un rápido crecimiento y por tanto un aumento de la transpiración de los cultivos que seguirá acompañado por alta evaporación.  Dicho con otras palabras, el agua que tenemos como reserva en los suelos comenzará a agotarse con mayor velocidad y por lo tanto, la mayor o menor duración de este período de tranquilidad dependerá del mantenimiento de la frecuencia de precipitaciones que posibiliten mantener el equilibrio necesario entre la demanda y la oferta de agua.

Lo anterior cambiaría radicalmente ante la hipótesis de disminución de la frecuencia y reducción del volumen de las precipitaciones.  Ante esta posibilidad y ante una evolución normal del ciclo de los diferentes cultivos, nos permitiría afrontar unos 10, tal vez 15 días sin mayores consecuencias. Luego de transcurrido ese período máximo, comenzará a producirse déficit hídrico y se podrán afectar los rendimientos en mayor o menor grado, dependiendo de la duración que éste tenga.

Cuando hablamos de precipitaciones siempre es necesario agregar al concepto de frecuencia, el de intensidad de las mismas. En este sentido, cabe destacar que hemos estado recibiendo precipitaciones no solo frecuentes sino también intensas lo que agrava aún más la situación a la que se enfrentan los agricultores, imposibilitando la mayoría de las labores agrícolas necesarias.  Lluvias muy intensas, significa superar la velocidad de infiltración de los suelos, mayor escurrimiento y mayor riesgo de erosión, además de inconvenientes sanitarios y de tipo operativo. Lluvias muy intensas no deberían ser bien recibidas si no se cuenta con una adecuada infraestructura para mitigar los efectos de la erosión y para acumular los excesos de agua. Sin reservas de agua, poco hay para celebrar frente a las intensas y frecuentes precipitaciones.

Para ilustrar de alguna manera lo que estamos expresando, la fotografía que acompaña el artículo corresponde al departamento de San José, ruta 3,  chacra pronta para ser sembrada con alta saturación de agua y con evidencias de inicio de erosión laminar (*).

Ante las condiciones actuales, a veces definidas como “consecuencias del cambio climático” es notorio que el efecto positivo de las lluvias  frecuentes, intensas y de volumen importante, tiene menor duración.  Es también notoria la rápida disminución del contenido de agua de los primeros centímetros del suelo, aquellos que están expuestos a la evaporación y al uso por parte del sistema radicular superficial denso y activo de los cultivos y pasturas, dependiendo del estado de desarrollo de los mismos y la etapa de su ciclo. Lo primero, tiene efectos inmediatos en la germinación homogénea de los cultivos recién implantados y en aquellos cultivos o pasturas más adelantados, que comienzan a ver disminuida la disponibilidad de agua, obligándolos a rastrear en capas del suelo más profundas, si su sistema radicular se los permite.

En poco tiempo pasamos de condiciones como las reseñadas a tener situaciones como las presentes en las que de existir las posibilidades y de contar con el equipamiento adecuado, ya tenemos productores que están reponiendo el agua que se necesita para los cultivos, en pequeñas láminas pero ya están regando, como los paperos y los productores lecheros de San José, los productores de maíz del litoral, y la mayoría de los horticultores. 
A  lo anterior, hay que sumarle el efecto que tienen días largos, calientes y secos como los de la presente semana sobre el consumo de agua del ganado y al mismo tiempo, el efecto directo que tiene sobre los tajamares y todo tipo de aguadas, significando mayores pérdidas por evaporación.

En suma, a consecuencia de las pasadas lluvias y ante la hipótesis de mantenimiento de las condiciones presentes, es posible esperar una buena zafra de verano, reiterando la coimplicación de sí y solo sí. Si por el contrario la hipótesis fuese de cambio de esta tendencia, podemos contar con período no demasiado extenso de balance hídrico positivo. Entonces a mantenerse alerta, sobre todo en aquellos predios que se cuente con la adecuada infraestructura de riego. 

Cuando al comienzo de la primavera-verano se tienen condiciones en apariencia favorables y duradera como las actuales, es muy difícil pensar que se puedan tomar medidas como las reseñadas al comienzo,  pero es necesario dejar de confiar en la naturaleza y planificar reservas de agua prediales o multiprediales, racionales, concebidas y desarrolladas con un proyecto claro y concreto que comprenda todos los aspectos de la producción. En esto está comprometida la estabilidad y seguridad de la producción pecuaria y agrícola del Uruguay. Debe ser una responsabilidad de todos, productores, asociaciones de productores, técnicos, profesionales y autoridades nacionales.

(*) N. de R. En Facebook de Todo el Campo (Todo el Campo Uruguay) se publican dos fotografías más de distintas chacras de los departamentos de Soriano y Flores tomadas durante las lluvias del pasado lunes.
Una foto de la ruta 14, departamento de Soriano, Chacra recién sembrada con maíz, suelo saturado y suelos saturados y signos inicio de escurrimiento.

Otra foto de la ruta 3, departamento de Flores,  chacra con suelos saturados y signos inicio de escurrimiento con riesgo de inicio de proceso de erosión.