viernes, 23 de noviembre de 2012

La producción de espárragos gana espacio en la región



RIO NEGRO : Finca Río Colorado cultiva hortalizas no tradicionales bajo condición orgánica que luego exporta a Estados Unidos, Europa y Brasil. La demanda se mantiene firme
 Desde hace unos años Finca Río Colorado SRL encaró la producción de espárragos y se transformó dentro del territorio rionegrino en la primera pequeña empresa en cultivar hortalizas no tradicionales bajo estricta condición orgánica certificada. Actualmente exporta el 90% de sus productos a Norteamérica, Europa y Brasil.
La firma posee unas 300 hectáreas junto a la Ruta Nacional 22 en dirección a Valle Medio, a seis kilómetros del casco urbano de la ciudad. De ellas, 90 hectáreas están bajo riego con un moderno sistema por goteo. La superficie destinada al cultivo de espárragos de primera calidad es de 25 hectáreas, con un rinde promedio de ocho toneladas por hectárea, mientras que el resto de la tierra se utiliza para zapallo y cebolla.
Además de sembrar y cosechar espárragos, en Finca Río Colorado preparan y procesan el producto en la planta instalada en la Cooperativa de Productores de colonia Juliá y Echarren, donde trabajan más de 100 personas en las dos temporadas. Para cerrar el ciclo productivo-comercial son los propios dueños quienes se encargan de vender los alimentos en las distintas cadenas empresariales.
El espárrago se cosecha desde mediados de septiembre y las labores se extienden hasta fines de noviembre.
La calidad de la tierra y el agua disponible en la zona llevan a tener un producto de calidad que compite directamente con otras provincias productoras del país como Mendoza y San Juan, donde los volúmenes obtenidos son sumamente importantes.
El emprendimiento se radicó en Río Colorado a fines del 2005 cuando tres socios, entre ellos el licenciado Marcelo Martín, decidieron formar una empresa que produjera y comercializara alimentos orgánicos en la Patagonia. La elección del lugar no fue al azar, ya que vieron que, además de la gran superficie para cultivo con que contaba esta parte de la provincia, la misma disponía de riego para aprovechar el enorme potencial y competir satisfactoriamente en la producción hortícola y cerealera con otros puntos del país.
Actualmente la firma tiene un programa de ventas ya cerrado mediante el cual las 120 toneladas de espárragos cosechadas y embaladas terminan yendo a Inglaterra y Estados Unidos. También se agregan unos 50 contenedores de zapallo orgánico que viajan a Holanda y Alemania.
Adicionalmente, y para ir sumando rentabilidad, en Finca Río Colorado trabajan algunas temporadas con cebolla orgánica que es comercializada directamente en países como Brasil y Holanda, aunque esa opción se adopta cuando los precios del mercado lo permiten.
Como un hecho destacable hay que agregar que, al ver que la demanda de sus productos fue en aumento en la temporada pasada, para poder cumplir con los programas de venta asumidos, además de las hectáreas plantadas de zapallos en Río Colorado los responsables de la firma tuvieron que cultivar en Mendoza y Santiago del Estero.

LA EMPRESA
Según relatan sus dueños, Finca Río Colorado SRL se levantó con recursos propios y la primera inversión se destinó a comprar las tierras de un campo para dar inicio al ambicioso proyecto. “Las características agroclimáticas indicaban que el norte de la Patagonia, y puntualmente Río Colorado, contaba con las condiciones necesarias para llevar adelante el emprendimiento”, relató Marcelo Martín.
El primer paso fue la sistematización de la tierra virgen con un sofisticado mecanismo de riego por goteo y luego certificar lo producido como orgánico (proceso que no admite productos de síntesis química y exige un alto cuidado del medioambiente).
La instancia siguiente fue obtener el certificado bajo las normas de Global Gap, lo que significa que la empresa reúne altos estándares de calidad, seguridad e higiene de acuerdo con parámetros internacionales mediante un auditado y controlado manejo del personal.
Actualmente Finca Río Colorado posee una oficina propia de comercialización en Buenos Aires (Fincafresh), con programas de venta ya cerrados. Este año logró abrir nuevos canales con supermercados locales y abastecer a la región con sus productos, logrando ventajas comparativas respecto de sus competidores de San Juan y Mendoza. “No es común que proveedores argentinos de este tipo de hortalizas lleven un control poscosecha tan ajustado como esta empresa”, señala con orgullo Martín.
CLAVES DEL PROYECTO
Al ser consultado sobre las claves que llevaron a que el emprendimiento siguiera su marcha, Marcelo Martín destacó que, “primero, porque poseemos un muy buen equipo de trabajo, desde el plantel permanente hasta la parte administrativa; hay mucho profesionalismo y responsabilidad a la hora de cumplir los objetivos trazados”.
Luego aclaró que otra cuestión decisiva es “no tener intermediarios ni en la ingeniería del cultivo, ni en la logística ni en la administración. Hoy en día, si uno es un excelente productor pero no maneja la comercialización, está perdido. Creo que es uno de los defectos más comunes en los productores de frutas y hortalizas, donde el negocio del perecedero es muy dinámico y complejo y requiere estar a la vanguardia de los cambios para no perder mercados. Esto implica viajar, aprender y responder rápidamente”.
respeto al cliente
También el respeto a los clientes es un punto a tener muy en cuenta, dijo Martín. “Esta empresa chica sólo cultiva lo que puede vender. Hemos sabido lograr altos rendimientos en cada uno de los cultivos que encaramos y siempre se respetó a los clientes. En el mercado de perecederos la informalidad está presente tanto en los clientes como en los proveedores y siempre tuvimos muy claro que para crecer en este negocio había que respetar sin excepciones la calidad, la cantidad y la continuidad prometidas. Esto nos abrió los mercados y es lo que nos permite permanecer en ellos”, concluyó Martín

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