El 12 veces consecutivas presidente de la FAA, está en contra de que alguien “se perpetúe”. También confiesa que “estoy alentando a la gente a que participe” pero aclaró que se quedará en su casa, aunque “los productores nos piden que salgamos a la calle”. Calificó al cacerolazo como “oportuno y legítimo”.
En una nueva entrevista realizada en el programa Ciudad Goti-K que conduce Jorge Rial el titular de la Federación Agraria Argentina (FAA) defendió el cacerolazo que se programó para mañana jueves como “8N”.

Aunque Buzzi confiesa que sus representados “nos piden que salgamos a la calle” él hará caso omiso a la demanda. Este jueves “va a estar mi corazón en la marcha del 8N, pero no mi cuerpo” adelantó, aún cuando calificó al cacerolazo como “oportuno y legítimo”.

Pese a que el titular federado adelantó su ausencia en el cacerolazo, alienta a otros a que converjan en una protesta “espontánea” programada desde septiembre, incluso desde partidos políticos como el de la diputada Patricia Bullrich. 

La legisladora puso a disposición de los adherentes ringtones con ruido de cacerolas batientes para evitarse la molestia de cargar con la ollita. “¿Querés hacerla sonar? Descargate este archivo MP3”, propone la ex ministra de De La Rúa, desde su página web. Y hasta ofrece un editor de imágenes para diseñar carteles a medida. 

Como Buzzi también alientan a participar Francisco De Narváez, Alfonso Pratt Gay y Elisa Carrió. Al igual que el federado ninguno de ellos irá a la “pueblada” pero mandarán a sus familias o alientan a que participen otras personas. Curiosa forma de ejercer el liderazgo.

Otras fuerzas políticas como la que conduce Víctor De Gennaro del interbloque del FAP en Diputados, avisaron que no respaldan la protesta hecho que no debe ser observado como apoyo al gobierno al que también critican. Una diferencia de enfoque no menor con Buzzi que asegura ser socio político del ex titular de la CTA.

Pero a la hora de dar una explicación acerca de las causas que justifiquen un cacerolazo, la multiplicidad de respuestas no deja de ser llamativa. Para el presidente de la FAA las razones “son la soberbia permanente, la exageración en el uso de la cadena nacional”. 

Para Elisa Carrió “la sociedad debería ir a reclamar por el respeto a la Constitución y los valores republicanos”. El titular de la CGT Azul y Blanca, José Luis Barrionuevo, anticipó que sus gastronómicos se concentrarán en el Obelisco para condenar el estilo de gobierno de la presidenta.

“Será una expresión lógica frente a la falta de diálogo del gobierno nacional. Hay una parte importante de la sociedad que reclama ser escuchada”, dijo el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota. 

Más vaga fue la explicación de De Narváez quien resumió las razones del cacerolazo en que la “sociedad que está enojada con el gobierno”, aunque aclaró que “también con nosotros”, la oposición, se entiende. El radicalismo, en tanto, dio libertad de acción a sus dirigentes, pero no respaldará la protesta institucionalmente.

Pero volviendo a Buzzi, su ausencia en el 8N se basa en el temor de que lo señalen como “destituyente”. El conductor federado, que no dejó de presidir la entidad desde comienzos del presente siglo, paradójicamente también justifica el cacerolazo porque la gente “no quiere que se perpetúe nadie”.

Tal vez con ese mismo criterio cree en su fuero íntimo que la FAA debería afianzar su alianza con Hugo Moyano (sostiene que es un reclamo de los empresarios que representa), como tantos dirigentes sindicales, perpetuado en el gremio de los camioneros. 

Buzzi ratificó que la FAA realizará un paro nacional “con toda la música” el próximo 20N codo a codo con Moyano y Pablo Micheli de la CTA opositora. El motivo es elevar el ingreso de trabajadores y jubilados, porque eso “es mercado interno” dice Buzzi.

El federado razona que “si al mercado interno le va mal, a nosotros nos va mal”. Lo que parece poner un manto de duda en el viejo apotegma: “Si al campo le va bien, a la Argentina le va bien” acuñado desde las entidades del agro.

Pero el titular de la FAA, pese a la dependencia señalada con el mercado interno, al instante se queja de que para el gobierno “exportar trigo y carnes parece que fuera un pecado”. Y critica el atraso cambiario para el campo que sin retenciones rondaría los 2,80 pesos por dólar.