miércoles, 26 de mayo de 2010

Recomendaciones de Buck para mejorar el negocio desde el lote

Qué trigo hacer, de acuerdo a la cambiante realidad argentina
La campaña triguera tiene los números muy justos. En campos alquilados la ecuación viene complicada para rindes de 4.000 kilos, pero resultaría viable en planteos de alta tecnología y productividad. Recomendaciones para hacer el mejor trigo, en función de la región, el nivel hídrico y el destino del negocio.

En ambientes profundos, con buen nivel de agua, como el sudeste y la zona de Mar y Sierras, un planteo con tecnología de punta permitiría sacar un promedio de entre 6 y 7 toneladas. Con esos números, el trigo mejora su oportunidad.
Por esta razón, los productores buscan genética que esté a la altura de las circunstancias. En esta región, “estamos recibiendo muchas consultas sobre las nuevas variedades de genética francesa, de ciclo intermedio a largo (Buck SY100) o intermedio (Buck SY200)” y de un intermedio a corto (Buck SY 300), explicó Lisardo González, breeder de BUCK semillas, compañía líder en trigo que este año está cumpliendo sus ocho décadas.
Para la zona, con semejante potencialidad de rinde, “la recomendación es ser estrictos en cuanto a la fecha de siembra (visitar www.bucksemillas.com.ar), de manera de obtener un mayor rendimiento”, puntualizó el especialista.
Además, utilizando las primeras fechas se lograría una cosecha “unos 4 o 5 días antes de lo que pudiera ser una fecha intermedia o la más tardía de las recomendadas. Y eso va bien para la soja de segunda”, agregó el mejorador.

Con respuesta a la tecnología

Para estos planteos, González recomendó aplicar suficiente cantidad de nitrógeno y fósforo, de ser necesario. “No tendría miedo en agregar insumos o alta tecnología tanto sea en fertilización, como en control de enfermedades fúngicas porque lo que el productor gaste en insumos será recuperado en la cosecha de estos trigos, que superan las 6 toneladas, con máximos de 8 o 9 y hasta 10 toneladas por hectárea”.
En la región, usando alta tecnología y con unos 100 kilos de nitrógeno en el suelo acumulados en los barbechos, “los productores están agregando unos 200 kilos extra de nitrógeno que significan a lo mejor 350, 400 kilos de urea”.
En este sentido, González recordó que el germoplasma francés es susceptible a las royas, pero fácilmente controlable con fungicidas. “Yo diría que con un solo tratamiento es suficiente y debería hacerse cuando la hoja bandera está desplegada. Aunque realizar monitoreos semanales es lo más aconsejable”
Una vez que el cultivo está avanzado, cercano a la antesis, “uno podría estar atento a un posible segundo tratamiento para el control de Fusarium, aunque en el sudeste es poco frecuente”.
Otro de los aspectos destacados por el breeder de Buck es la densidad de siembra, sobre todo en planteos en directa. “Estos cultivos necesitan como mínimo 250 plantas logradas en la siembra más temprana y de 300 a 320 plantas logradas en la siembra intermedia”.
Además, se recomienda tratar la semilla con un curasemilla para el control de carbones y adicionar un insecticida si el chequeo de insectos de suelo lo indica, en aquellos lotes de larga trayectoria de siembra directa.
“El año pasado he visto pérdidas de 20/30% de stand de plantas por insectos. Es un buen dato, especialmente para los lotes donde uno quiere apuntar a rendimientos máximos”, destacó el especialista.

Cosechar calidad

Tanto en estos planteos de alta productividad, como en los demás, González recomendó poner especial atención a la humedad de cosecha. “Está bien que haya que tratar de adelantar la cosecha, pero uno puede hacerlo cuando tiene muy buenas instalaciones de secado, porque el trigo se deteriora mucho si no se hace un secado con temperaturas muy suaves”.
Por ello, el breeder de Buck reiteró que “la cosecha no puede hacerse mucho más allá de 13,5% de humedad, con más razón si va a un silo bolsa”.

Lo que buscan los molinos

En la Argentina de hoy, donde la exportación está limitada y los molinos locales muchas veces terminan siendo los que ponen el precio, son cada vez más los productores que viran su oferta hacia estos compradores.
Para este segmento y pensando en regiones donde la profundidad de los campos no va más allá de los 60 centímetros, con unos 100 milímetros de agua acumulados, González sugirió la siembra de materiales de ciclo intermedio, como el Buck Meteoro.
“Son las típicas variedades que se denominan correctoras, y están siendo muy buscadas por los molinos. En estos casos, el plan para el productor es tener su trigo segregado y comercializarlo con el nombre de la variedad”.
Meteoro es resistente a roya y permite una ventana de siembra un poco más amplia, “es muy sensible al fotoperíodo y, por ejemplo, en la Subregión II Norte uno puede recomendar la fecha de siembra a partir de los primeros días de junio hasta aproximadamente el 10 o 15 de julio”, puntualizó González.
Sin embargo, aquellos que realicen una siembra temprana, podrían estar cosechando alrededor de mediados de noviembre. “Esta es una muy buena fecha para hacer una soja de segunda en zonas como Venado Tuerto”, reconoció el especialista.
En este caso, el especialista recordó que la variedad tiene un peso mayor, “por lo que hay que fijarse bien los kilos de semilla que uno echa y calcular muy bien la densidad de siembra, para que queden 250 a 300 plantas establecidas”. Además, con un potencial de rinde de 3,5 toneladas, la recomendación es aplicar unos 150 kilos de urea.
Para estos trigos de calidad, el especialista de Buck enfatizó sobre los cuidados del almacenaje. “Cuando uno hace trigo para segregar grupos 1 de calidad, tiene que apuntar a venderlo cuando no haya demasiada oferta en el mercado y eso ocurre recién a partir de mayo, junio. Por esa razón tiene que contar con un muy buen almacenaje; sería optimo tener control de temperatura y humedad”, reiteró.

Siembras tempranas

El portfolio de la semillera incluye también una variedad de ciclo muy largo, para comenzar a sembrarlo ya, en zonas como el este y sur de Córdoba, centro y sur de Sta. Fé y sudoeste de Bs As. Buck Taita se destaca por su resistencia al frío en pasto y hasta preencañazón.
La fecha de siembra óptima para este material del grupo 2 es del 20 de mayo al 1º de junio, aunque podría estirarse hasta el 20 de junio en las subregiones de sur.
Recomendada especialmente para las regiones con peligro de heladas, esta variedad logró más de 7 toneladas por hectárea en ensayos realizados en Balcarce, además de ser resistente a la roya.
En suelos con 100 o 150 milímetros de agua podría apuntarse a 4,5 toneladas, aplicando entre 120 y 180 kilos de nitrógeno, menos lo que exista en el suelo, de acuerdo a los resultados del análisis realizado.

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