miércoles, 10 de julio de 2013

Tres millones de terneros ¿oportunidad o amenaza?

El mercado internacional da señales de un afloje, el promedio de este mes habla de US$ 3.500 la tonelada. En Australia y Brasil, nuestros principales competidores, los precios están algo por debajo, hoy el kilo de novillo en pie con un 53% de rendimiento en Australia se paga a US$ 1,64, mientras aquí se paga a US$ 1,85,  el mercado no solo ha aflojado por lo que no es razonable que mejore.
En ese escenario seguramente habrá una gran oferta de terneros que va  a provocar -ya se está notando- una caída en el precio del ternero, que no asustaría a nadie si se diera de forma normal, el tema es que la misma está ocurriendo con algo que nadie se da cuenta ni percibe que es un cambio histórico en las políticas públicas.
Uruguay ya no tiene la libre exportación de ganado en pie como una válvula de salida de ganado en caso de que los precios internos caigan por debajo de la paridad internacional, eso ya no está disponible en el Uruguay, ahora dependemos de la funcionalidad hepática del ministro de turno, que va a decidir si saca o no del cajón el expediente, este es el peor sistema de respeto a la norma jurídica que de garantías a los negocios, eso va a llevar al operador de mercado (sean escritorios rurales, gremiales o empresarios) a la duda sobre cuánto va a valer el ternero, y ello repercutirá en la cantidad de vacas a entorar en el futuro.
De persistir esta situación de la ganadería, los agentes van a reaccionar a una menor oferta de terneros; cuando el precio del ternero consolide esta caída que está mostrando, probablemente la relación flaco-gordo mejore para la invernada y tengamos para la industria frigorífica una mejor oferta para el año que viene, pero que no irá acompañada por algo que es imprescindible y es que al aumento de faena le corresponda un aumento de vacas entoradas. Eso probablemente no se dé  si es que continúa este marco de políticas públicas y probablemente tengamos una reducción en el número de vacas entoradas y un retorno a los viejos ciclos ganaderos que eran provocados por el encerramiento de la ganadería.
Esos tres millones de terneros que son una buena noticia para el país, en este marco y con estas políticas se transforman en una amenaza, si la oferta interna supera a la demanda interna y ese ganado no puede salir y depende del capricho y del humor del mandante de turno, si ese mandante tiene la bondad de dejarlos salir mejoraremos el negocio, pero si no la tiene el negocio se complicará, en ese escenario es muy difícil que la gente invierta en forma sostenida, y será mucho más timorata la apuesta a la producción y al riesgo.
Para que esos terneros se críen debidamente y para que esas vacas se puedan volver a preñar aquí tiene que haber una inversión que mejore la oferta forrajera, la suplementación, que se contraten técnicos, que se atienda la sanidad. En definitiva que ponga dinero arriba del negocio.
Cuando hay un horizonte en las políticas públicas que le incorporen un riesgo y por ejemplo el precio del ganado gordo se desplome de la paridad internacional, ¿dejarán salir o no ganado en pie?, ¿tendrá un piso esa caída o no?, ese factor de riesgo que no lo sufren otros competidores en el mundo y si el Uruguay pondrá en juego la capacidad de invertir y por ende la performance tanto de las vacas como de los terneros.
Para que este proceso sea sano y pueda continuar se deberían eliminar esos factores de riesgo, fundamentalmente los políticos que otros países mucho más serios que nosotros no lo tienen.
En el caso de la cría en Uruguay que dio vuelta una política que llevó 20 años consolidar, recuerdo que cuando en los años 90 se autorizó la libre exportación de ganado en pie, los productores no creían en eso, en esa época cuando se entoraban tres millones y medio de vacas, al año siguiente caía el pecio del ternero, entonces se determinó que si había un excedente  se podía dejar salir.
Un paisano me preguntó quién garantizaba que lo dejarían salir. Costó muchos años que empezaran a creer, ahora volvemos a perder reputación, empezamos a generar una mala fama y el productor y el agente empresario deben incorporar al riesgo climático, el riesgo político que es muy relevante.
Recordemos que los años post 90 hicieron que la ganadería uruguaya tuviera la mejor performance de la ganadería del mundo y ahora después del 2006 dentro de los principales países productores de carne los perores desempeños los tienen las ganaderías argentina y uruguaya.

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