jueves, 11 de julio de 2013

La política de la insistencia

El discurso de la Presidente Cristina Fernández a propósito de la celebración del 9 de Julio, en Tucumán, contó con algunos pasajes dedicados a los productores agropecuarios. Y no, no fue para reconocerles el esfuerzo que han hecho para incluir innovaciones tecnológicas en su actividad. Tampoco fue para agradecerles por los miles de millones de dólares que le entregan al Estado en concepto de retenciones e impuestos.

Por el contrario, los acusó de atentar contra la economía del país. Les advirtió que a ella no la iban a poder “correr escondiendo parte de la cosecha”, dando a entender que el aumento del precio del pan es culpa de los productores que no quieren vender sus cosechas. Por si fuera poco, la mandataria destacó las decisiones de Guillermo Moreno al frente de la Secretaría de Comercio Interior y halagó su política antiinflacionaria.
Cicerón decía que “la necedad es la madre de todos los males”, y de eso podemos dar fe los argentinos. La situación del trigo basta como ejemplo de hasta dónde se puede perjudicar a un sector con insistiendo siempre sobre la improvisación. En 2006, la Argentina producía 12.5 millones de toneladas del cereal. Pero el Gobierno decidió restringir las exportaciones sin motivo aparente, ya que el mercado interno consumía y aún consume la mitad de esa cantidad.
A partir de entonces, la producción estuvo sometida a medidas extremas y contradictorias. Las exportaciones sólo se podían hacer mediante ROE’s y en momentos precisos indicados por Moreno, pero impredecibles. Este año, el Gobierno autorizó a los exportadores a comercializar 5 millones de toneladas, para lo cual debieron adelantar 360 millones de dólares correspondientes a las retenciones. Sin embargo, ante el peligro del desabastecimiento interno el Gobierno recortó los permisos a 3 millones de toneladas y complicó nuevamente la situación de los exportadores.
Eduardo Buzzi, titular de la Federación Agraria, sintetizó la política oficial de una manera muy cruda: “Este gobierno desalentó la producción de vacas, y la carne se fue a 60 pesos. Desalentó la producción de trigo, dándole ganancias a las multinacionales y perjudicando a los productores, y la harina vale lo que vale y el pan vale lo que vale. Claramente, en el país del pan, del trigo y de la carne, hoy la carne y el pan dejan de ser accesibles para la mayoría del pueblo argentino. Es un disparate. Creo que los métodos se miden por los resultados, y Moreno ha fracasado con todo. Es un fracasado, una persona muy primitiva, que ha manejado las cosas muy mal y lamentablemente la Presidente lo escucha”.
Nadie puede negar que esta situación de carencia de trigo no haya sido advertida por el sector agropecuario, de ahí que suene tan extraña la acusación de la Presidenta: ¿Por qué razón los productores van a afectar el mercado de consumidores del cual dependen para subsistir? La razón, esa palabra que, como el trigo, escasea.
Agro-noticias.com
Alejandro Cánepa

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