domingo, 28 de julio de 2013

Fertilización en trigo, una obligación que nadie elude

Jeremías Drobot da consejos para realizar una correcta reposición de nutrientes y obtener máximos rendimientos.


La fertilización es un tema que preocupa mucho, porque los precios de fertilizantes se encarecen. Todos sabemos que, de las gramíneas, las que más nitrógeno requieren son el trigo y el maíz. El material por excelencia de aplicación es la urea. Se trata del producto más barato y que más cantidad se puede aplicar, ya sea al voleo o incorporado.

La urea es para producción de más materia seca, de más calidad de follaje y más verde, lo cual va a dar un mayor rendimiento, ya que le permite a la planta acumular más reservas y hacer más fotosíntesis.
No vale la pena andar abriendo el surco. Se incorpora la urea en la siembra, cerca de la semilla y después, una o dos aplicaciones preventivas. La urea se comporta diferente en invierno que en verano. En invierno se libera más lento y esto es benéfico, porque si se libera muy rápido, se va del suelo y el cultivo la va a requerir cuando llegue a faltar.

Con el trigo se aplica la siembra alrededor de maquillaje. No se recomienda más de dos pasadas. Esto es por el costo y porque compacta el suelo.

El fósforo, por su parte, es menos móvil en el suelo. El nitrógeno se comporta de manera muy lábil y si hay lluvia, se puede lavar. Esto es para tener en cuenta, se trata de una probable fuente de contaminación. No hay que dejarlo de lado. Se habla mucho de los agroquímicos, de los herbicidas y los pesticidas, pero el mal uso de fertilizantes en exceso o en lugares con mucha precipitación es más dañino.

Tanto trigo el maíz no se concibe que no se fertilicen. Si no se pone nada, no se obtiene ni 10 quintales. El incremento va de 20 a 30 quintales por fertilización.

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