miércoles, 30 de mayo de 2012

Se realizó la segunda charla online de Agricultura Consciente


Manejo seguro de agroquímicos y fertilizantes

El segundo módulo de la iniciativa de Zamba para impulsar buenas prácticas agrícolas se metió de lleno en el manejo adecuado de fitosanitarios y nutrientes. La próxima cita será el 14 de junio, y podrá ser vista a través de www.agriculturaconsciente.com

            El ciclo de charlas para la formación e información sobre el manejo seguro de fitosanitarios y nutrientes tuvo su segundo encuentro online. Se trata de una iniciativa de Zamba en el marco de su campaña sobre Agricultura Consciente, en convenio con la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA).
            La disertación estuvo a cargo de la Ing. Agr. Ana Cristina Amador, Directora de la carrera de Especialización sobre Higiene y Seguridad en el Trabajo Agrario de la UBA y forma parte de un ciclo de seis charlas. La próxima tratará sobre “Organización del trabajo en acopios y en tareas a campo” y podrá ser vista el jueves 14 de junio a partir de las 17.30 en el sitio www.agriculturaconsciente.com
            Agricultura Consciente consiste en un plan integral de comunicación y acción que aborda el uso de fitosanitarios y nutrientes en forma responsable, a través de capacitaciones online, videos didácticos y un plan de reciclado de bidones. “Es una propuesta para que tomemos consciencia de la importancia de las Buenas Prácticas Agrícolas, el uso adecuado de los fitosanitarios y principalmente del cuidado de todos nosotros”, manifestó la Ing. Agr. Geraldine Bush como presentación al ciclo.
           
Medidas de seguridad

            Amador inició su exposición anticipando que se referiría tanto a medidas de seguridad sobre fitosanitarios –insecticidas, fungicidas y herbicidas– como a productos químicos como los fertilizantes y combustibles almacenados en los campos. “Debemos conocer cuál es la toxicidad de un producto para evitar que generen un daño a las personas que los manipulan”, señaló Amador, para luego detallar que los envases de los productos brindan información sobre su contenido. Aquellos cuya etiqueta es color rojo indica que presentan más riesgos para la salud, los que poseen banda amarilla significa que son muy tóxicos, azul para los moderadamente tóxicos, y verde para aquellos levemente tóxicos, o que no entrañan riesgo alguno.
            La especialista indicó que “se está dando un cambio muy grande a nivel de las empresas que producen estos agroquímicos, fabricando nuevas moléculas que implican un menor grado de toxicidad. En los campos uno percibe que los productores priorizan los productos levemente tóxicos sobre aquellos que lo son en mayor medida”. Incluso, según Amador, “algunos productores plantean que ya no hay problemas en los campos porque todos los productos que aplican tienen banda verde”.
            “Sin embargo –enfatizó– debemos advertir que aunque lleven banda verde, entrañan igualmente un cierto grado de riesgo, y que por lo tanto es vital protegerse siempre según las indicaciones que podamos obtener a partir de la información que brindan los envases de los productos o sus hojas de seguridad”.
            Para la experta, otro factor a analizar es el grado de persistencia, es decir, el tiempo que el producto continúa activo en la superficie sobre la que fue aplicado. “En este caso, uno tiene que protegerse de varias cosas. En primer lugar, el tiempo de carencia, que se refiere a no cosechar el cultivo antes de que esa persistencia haya caducado, pues mientras el producto esté activo, no es apto para el consumo. En segundo lugar, el tiempo de reingreso, donde uno aplica el producto y luego debe volver a entrar a ese campo. En ese caso, hay que protegerse con un traje adecuado”.

Evitar riesgos

            Según Amador, si bien los productos agroquímicos vienen con marbetes o etiquetas que reúnen la información sobre los elementos de seguridad para su manipulación, los datos del fabricante y las recomendaciones para su aplicación, es muy frecuente que esta información no se lea.
            “Los operarios muchas veces no tienen práctica habitual de lectoescritura, y por ello los envases traen pictogramas, pero no debemos confiarnos en que todo el mundo los entienda”, señaló la especialista, quien agregó: “Los principales destinatarios de los pictogramas, aquellos que no saben leer y escribir, tampoco tienen ejercicio en la capacidad de abstracción. Por eso, los productores, agrónomos, capataces o asistentes de los campos, debemos explicar a estos trabajadores las indicaciones, y realizar un seguimiento para que sean respetadas”.  
            Otra recomendación de Amador estuvo referida a las hojas de seguridad de los productos, que explicitan los principios activos, excipientes, presión de vapor, toxicidad, efectos, grado de inflamabilidad, grado de reactividad, elementos de seguridad para su aplicación y los primeros auxilios en caso de accidente. “En todos los campos debería haber una copia de las hojas de seguridad de cada producto con los que se trabaje, organizadas en carpetas, y transmitirle esta información y las normas que se desprenden de ella a los trabajadores. Y si hay que asistir a alguien por intoxicación con un producto, ir con la hoja de seguridad al lugar de atención”, señaló.
            En cuanto al transporte de los productos, Amador detalló medidas de seguridad básicas, como el traslado en envases cerrados, no llevarlos en la cabina del vehículo ni transportarlos junto con personas, alimentos, animales o forrajes, verificar la ausencia de cualquier elemento que pueda dañar los envases en los vehículos, y distribuir y sujetar la carga adecuadamente, para evitar derrames.      



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