Los datos de la OCDE y la FAO indican que el aumento de los volúmenes rondaría el 1,8% y será más lento que en la actualidad en parte por una menor tasa de crecimiento de la población. Habrá mejora para productos como pescado, carne aviar y lácteos. Estiman un crecimiento del 24% en la superficie destinada a la oleaginosa en América Latina.
El reciente informe “Perspectivas Agrícolas 2016¬ – 2025” presentado en conjunto por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) proporciona una visión general de la agricultura y las perspectivas de la próxima década de los mercados nacionales, regionales y globales de las materias primas agrícolas. La publicación presenta estimaciones sobre alimentación, demanda, el comercio y precios de los principales productos agrícolas.
Durante el período de diez años que describe el informe, se espera que el crecimiento de la demanda de alimentos reduzca su velocidad progresivamente. El crecimiento de la población mundial -el principal impulsor de la demanda- disminuye, mientras que se prevé un incremento de las economías emergentes a tasas menores. Al mismo tiempo los consumidores, especialmente en estas economías emergentes, mostrarán una propensión a la disminución de la participación del gasto en el consumo de alimentos más básicos en el total de los ingresos.
En cambio, la demanda de carne, pescado y productos lácteos crecerán de forma relativamente fuerte, induciendo una demanda adicional, en particular, de cereales secundarios y harinas proteicas. Si bien el informe destaca que se prevé que el comercio agrícola mundial crezca a razón de un 1,8% anual en volumen durante los próximos diez años, este crecimiento es menor que el esperado por estudios privados para el crecimiento del comercio mundial de bienes y servicios, que alcanza al 3,7% anual. De esta manera, la participación de los productos agrícolas en el total del comercio tendería a caer.
Las estimaciones indican también que la mayor demanda de alimentos estará prácticamente cubierta por los aumentos de la productividad. Las mejoras en los rendimientos darían cuenta del 80% del aumento de la producción de cultivos. Así, no habría una presión excesiva por el aumento del área agrícola, lo que permitiría incrementar la superficie total en forma sostenible. Esto sería de particular importancia en América Latina y el África subsahariana. La mayoría de las nuevas áreas de cultivos en África estarán dedicadas a los cereales, mientras que la expansión en América Latina se centrará en la soja. Para la próxima década el informe prevé un crecimiento del 24% en la superficie destinada a la oleaginosa en la región.
Por el lado del acceso a la alimentación, las estimaciones de OCDE-FAO prevén que se producirá una reducción en la proporción de personas que sufren desnutrición a nivel mundial pasando del 11% al 8% en los próximos diez años. El principal motor de ello estaría expresado en el aumento del consumo en los países en desarrollo. Así el número total de personas desnutridas disminuirá de 788 millones actuales a menos de 650 millones. Sin embargo, la subnutrición en el África subsahariana seguiría siendo alta, y en diez años la región será responsable de más de un tercio del total mundial de personas desnutridas.
Con respecto al consumo y la producción de carnes, el informe prevé que el mayor crecimiento en el rubro se dará en la carne aviar, motorizada esencialmente por una mayor demanda mundial por este tipo de carnes, que tiende a ser más barata que las carnes rojas. Este incremento se observaría en particular en forma más pronunciada en los países en desarrollo. Según las estimaciones realizadas, para el año 2025 se espera que el consumo mundial de carne per cápita alcance los 35,3 kg anuales, siendo el mayor incremento el observable en la carne aviar.
En la perspectiva de largo plazo el informe de OCDE-FAO indica que el comercio de productos alimenticios básicos se verá relativamente limitado por la aplicación de políticas de autosuficiencia alimentaria en varios países, y por el cambio estructural hacia un mayor comercio de productos con mayor valor agregado.
Los precios agrícolas reales se mantendrán relativamente planos. Sin embargo, habrá algunos cambios en los precios relativos que reflejarían los ajustes en la composición de la demanda, así como las diferencias en la oferta, condiciones tales como la relativa facilidad de aumentar la producción en América Latina y en Asia. En general, se prevé que los precios del ganado aumenten con respecto al precio de los cultivos, y los precios de granos y oleaginosas aumenten en relación con los precios de, por ejemplo, el arroz.
Desde ya, el informe no omite que, como toda perspectiva a largo plazo, está sujeta a una amplia gama de incertidumbres, incluyendo las variaciones en el precio del petróleo, rendimientos y el crecimiento económico. Si las variaciones históricas de estos factores continúan su tendencia hay una fuerte probabilidad de al menos una oscilación severa de los precios dentro de los próximos diez años. El cambio climático puede añadir a esta incertidumbre, sobre todo si la ocurrencia de fenómenos meteorológicos extremos se intensifica.
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