lunes, 8 de diciembre de 2014

Talentos sub 35 de cara a la ganadería


El prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts premió a una joven argentina y a otra uruguaya por sus innovaciones para la producción bovina. Que de un total de diez galardones para todo tipo de industrias, dos hayan sido otorgados al sector ganadero es una muestra de su dinamismo.
Cada año, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) de la Universidad de Cambridge, Estados Unidos, premia a innovadores menores de 35 años en todo el mundo. Uno de ellos, fue Mark Zuckerberg, creador de Facebook, que se convirtió en referente mundial como emprendedor.
Desde 2010, se realiza una edición regional para la Argentina y Uruguay, en la que hace pocos días se reconoció a diez jóvenes entre más de una centena de candidaturas de proyectos de todas las áreas de la tecnología. Dos de los galardonados hicieron foco en la ganadería: la uruguaya María Victoria Alonsopérez (izquierda en la foto), 27 años, con su collar para monitorear el ganado en forma remota y alertar de robos en tiempo real; y la argentina Camila Petignat (derecha), 29 años, por mejorar la calidad nutricional de la forrajera subtropical Grama Rhodes.


Vacas georreferenciadas 
“Nací en Montevideo. En 2001, con catorce años, quedé muy impactada con el brote de  aftosa, que no sólo dañó a la ganadería sino a todo el país. Nadie de mi familia tiene campo pero me inquietaba que no se pudiera detectar el problema a tiempo. Años después, cuando me recibí y empecé a trabajar con tecnología satelital, pensé en monitorear el ganado”, contó a Valor Carne Alonsopérez, ingeniera electrónica por la Universidad de la República.
Su innovación, que hoy está próxima al lanzamiento comercial, consiste en una plataforma electrónica, llamadaChipsafer, que realiza un seguimiento de la ubicación y temperatura del ganado. El prototipo es una pequeña cajita que se sujeta mediante un collar al animal y se autorecarga mediante una placa solar similar a la de un satélite. Los datos son remitidos a los servidores de Ieetech, la empresa cofundada y dirigida por la joven, donde se procesan y se envían por SMS y correo electrónico al productor.
Alonsopérez empezó a desarrollar la idea con el apoyo de Unión Internacional de Telecomunicaciones. “Me enteré de que estaban haciendo una competencia entre jóvenes que ayudaran a resolver una problemática de su región. Se presentaron más de 400 propuestas de 77 países y ganó mi proyecto”, recordó. El premio consistía en hacer un curso para emprendedores en Dubai y un pequeño presupuesto para armar la iniciativa. “Me vino bárbaro porque no sabía nada de negocios. Así, en 2013, fundé mi empresa y una entidad gubernamental uruguaya me dio los fondos para el prototipo”, agregó.
Inicialmente Chipsafer apuntaba a detectar enfermedades del ganado pero cuando Alonsopérez empezó a hablar con los productores, advirtió que ya no estaban tan preocupados por la aftosa dado que la región había hecho muchos adelantos en sanidad. “Ahora, lo que más les inquieta es el robo del ganado, sobre todo en los campos que están cerca de las rutas”, aseguró. Entonces, la joven modificó el sistema para que avise si el animal se va del predio o si se le saca el collar.
El plan de Ieetech es lanzar el producto en Uruguay en febrero, fabricando los dispositivos en China. “Ya estamos cerrando contratos con los productores”, adelantó.
Con respecto a la Argentina, Alonsopérez dijo que ya hay gente interesada y la idea es que esté disponible un poco después, entre mediados y fines de 2015. “Es un mercado que está buenísimo pero, a diferencia de mi país, que es chiquito y tiene buena cobertura de celular, algunas zonas ganaderas argentinas no cuentan con el servicio. Por eso, estamos hablando con proveedores de satélites para brindarlo por esta vía, esperamos que sea accesible”, subrayó.
Tras haber recibido el premio como Innovadora del Año, la joven destacó: “que me  eligieran fue algo increíble porque el MIT es una de las mejores universidades de ingeniería del mundo. Me gustaría pedirle a los ganaderos que adopten tecnología, porque a través de ella se puede mejorar muchísimo, hacer las cosas más fáciles”.


Megatérmicas más nutritivas
“Me recibí de bióloga en la UBA y la consigna de mi trabajo final era dar respuesta a una problemática del agro desde la biotecnología. Entonces, con la que hoy es mi socia en Neogram, empezamos a buscar un tema que nos llamara la atención. Además, siempre escuché hablar del campo, porque mi papá es gerente de una importante firma agrícola. Finalmente, nos inclinamos por la ganadería porque pensamos que hay mucho más por hacer”, dijo Camila Petignat con relación a las causas que la llevaron a poner el foco en la mejora de pasturas subtropicales.
La joven vio la oportunidad en las limitantes tecnológicas de las semillas para zonas marginales donde se desplazó la ganadería tras el boom de la soja. “Las pasturas megatérmicas tienen menor valor nutricional por lo que la eficiencia productiva en el Norte no es comparable con la de la región pampeana”, planteó. Y detalló que “si bien estas especies aprovechan mejor el agua, contienen más lignina y menos azúcares que las de zonas templadas, lo que impacta negativamente en la productividad ganadera”.
Petignat eligió trabajar en Grama Rhodes porque es una pastura muy versátil, con pocas exigencias en cuanto a suelos y fácil de utilizar. “Como biólogas, nuestra idea era desarrollar la tecnología y después transferirla a un semillero”, contó. Para ello, hace tres años, fundaron Neogram, con el aporte de un inversor privado y el apoyo de Incubagro, la  iniciativa de la FAUBA que colabora con emprendimientos vinculados al sector.
La investigación se lleva adelante por medio de dos líneas de trabajo.Una de ellas es la mutagénesis que permite mejorar la semilla jugando con la base genética que tiene la propia planta, al inducir variabilidad y generar modificaciones en ciertos caracteres. “Buscamos reducir la lignina para que el pasto se digiera más eficazmente. Con ello las bacterias del rumen producen menos metano, algo que también es muy beneficioso”, indicó. La otra estrategia es la transgénesis, que implica introducir un gen de otra especie. “En el caso de la Grama Rhodes, le agregamos uno de una forrajera templada que sí produce los azúcares que a la megatérmica le faltan”, aseguró.
Con respecto al avance del desarrollo, la joven comentó que con la mutagénesis la tarea es más rápida porque no se requieren desregulaciones para que las variedades lleguen al mercado. “El año que viene vamos a  ensayar a campo los eventos que tienen del 2% al 10% más de digestibilidad. En transgénesis, todavía hay bastante trabajo de laboratorio por delante”, anticipó.
Para Petignat, que el MIT haya distinguido sólo a diez jóvenes de la Argentina y Uruguay es un gran desafío. “Cuando nos avisaron del premio, no lo podíamos creer. Desde Neogram, vamos a seguir trabajando por una ganadería más eficiente y con menor impacto ambiental”, aseguró.

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