lunes, 22 de diciembre de 2014

LOS PLANES A; A PRIMA Y B

  
                                                         
La Presidenta  puede (o no) tener ya escrito su Plan Político. En lo económico, parece conforme con el desempeño del último trimestre (Plan A). Pero muchas cosas pueden fallar entre enero y agosto de 2015, ya que no hay motores de crecimiento funcionando. Un Plan A’, podría darle cierto aire al consumo y parar la caída de las exportaciones. Al no contemplar el arreglo buitre, no permite flexibilizar la administración cambiaria ni lograr el apoyo electoral de la clase media. En esta nota se insinúa un Plan B, que pretende satisfacer estos objetivos, cargándole el sayo al próximo gobierno.

¿Hay plan B?.
No conocemos la “letra chica” del Plan Político de la Presidenta. En el discurso del “Día de la Democracia” se la vio satisfecha con sus funcionarios, por el aumento de Reservas y demostró, al banalizar el uso de “colores”, los trascendidos (sobre su postulación) y las intenciones de los aspirantes a sucederla. Por lo que dijo, podríamos presumir que, al menos, en los primeros meses de 2015, seguirá la política económica del último trimestre del corriente año. O sea que, hasta que entre la soja, es probable que se haga más de lo mismo.
Como esto puede no resultar, en esta nota se plantean alternativas que podrían ir suscitándose sobre la marcha, siempre siguiendo tres premisas: a) no es seguro que se arregle con los buitres y/o se reabra el canje; b) no es seguro que se apele a recuperar políticamente a cierta clase media (menos cepo al Dólar) y c) tienen que ganar en primera vuelta, ¡como sea!, ya que un candidato que huela a oficialista, perdería en la segunda.
¿En qué consiste el Plan A ?. En construir un puente, como se dijo, hasta abril, sin arreglar con los buitres y administrando las Reservas. Sus fundamentos serían:
-             Se mejoraron en casi MU$S 3.800 las Reservas, en la gestión Vanoli, por la venta de las bandas 3-G y 4-G; préstamos de Bancos Centrales (el Swap chino, entre otros, que tiene pendiente de gatillar unos MU$S 8.700); el acuerdo con las aceiteras que, proyectando los 70 días (los informados) a los 90 que componen el último trimestre, daría algo más de MU$S 5.430 de ingresos. Existe la posibilidad de ampliar el cupo exportador de trigo de MT 1 a MT 3,5, lo que proveería unos MU$S 630 adicionales en el primer trimestre de 2015, así como del recupero (más reservas) del pago al Club de París, de la primera cuota (oblada en agosto de 2014), etc.
-             Se mantendría recontra-administrado el comercio, con un Tipo de Cambio relativamente fijo, ya que no se confía en los efectos de una devaluación sobre el nivel de actividad económica.
-             Se haría una durísima propuesta a los hold-outs, que los buitres probablemente rechazarían (preferirían los punitorios), dando viento al argumento político de “patria o buitres”.
-             Se podría aminorar el ritmo inflacionario dando una nueva vuelta de tuerca a los precios cuidados; bajando de 5 a 7% los precios internos de los combustibles y la licuación de ingresos fiscales se compensaría, con una suba en los impuestos internos a los cigarrillos. En este mismo orden, se podría modificar el Decreto de Impuestos Internos a los autos, de modo de no perjudicar a aquellos a los que pudiera acceder la clase media o los asalariados bien remunerados y no se tocaría el mínimo no imponible de Ganancias. Podría complementarse esta estrategia, con mayores restricciones a la compra de Dólar-ahorro, para motivar el mayor consumo.
-             Se insistiría con la emisión de BONAR 2024; se haría participar más activamente a la ANSES en toda la refinanciación de la deuda pública interna o en pesos y se presionaría más a los bancos para la toma de BONAD, con vencimientos de servicios de capital a intereses a cargo del próximo gobierno (están linkeados a un Dólar atrasado).
-             La política fiscal mejoraría recién con el ingreso de la soja. En noviembre pasado, los ingresos de Aduana fueron apenas un 23% del total, sin contar la Seguridad Social. Se trataría de volver al 28%, que es el promedio de los primeros 11 meses del año, siempre que la cosecha lo permita y se pueda aligerar un poco la restricción que pesa en el sector automotriz y autopartista.
-             La economía crecería poco y habría que esperar el ingreso de la soja y el aumento de las Reservas, para poder satisfacer los pagos de la deuda no refinanciada (no canjeada) y dejar un pequeño margen para reactivar la economía, entre abril y agosto, con una inflación más baja (1,5% mensual) y paritarias relativamente ordenadas.



El Plan A prima (A’).
El Plan A ya descripto, es muy conservador y no tiene más motores de crecimiento que evitar un descenso adicional en las exportaciones, mantener la bajísima inversión y alentar el consumo, sobre todo de autos, y de todo aquello que se vea estimulado por el ingreso de los dólares de la cosecha o la baja del precio de los combustibles.
Pero la actual situación se puede complicar, si el mercado exige cada vez más tasa para el nuevo endeudamiento, si no se corrige el déficit fiscal y no se logra un canje exitoso de BODEN. Adicionalmente, Brasil puede seguir devaluando y el Dólar fortalecerse en el mundo, todo lo cual complicaría aún más el nivel de actividad económica local, sobre todo a los sectores exportadores.
Un párrafo aparte merece el efecto de la soja:
a)             Según las dos fuentes disponibles, se sembraría algo más de MHas 20,2 o 20,6. Como las únicas regiones de menor área son el NOA y el NEA, de bajo rendimiento por hectárea, es factible obtener una cosecha, para un Año Niño, similar a la anterior. Es decir, algo más de MT 53, con rindes de qq/ha 26,6, el promedio de los últimos 4 años buenos.
b)            Se sabe que el ingreso de dólares comerciales por exportaciones, en el segundo trimestre, supera al del primero. En los dos últimos años, lo hizo en MU$S 5.890 y 5.025 adicionales, es decir un 33,7 y un 31,6%, respectivamente. Esto lubrica la recaudación aduanera, tal como se vio en 2014 (entre marzo y abril de dicho año, los Derechos de Exportación crecieron nada menos que el 171%, en pesos).
c)             Ahora bien, CIARA-CEC ha venido ingresando, tal como se explicó, más pre-financiaciones que lo justificado por la evolución de los precios, con lo cual no podría esperarse una performance similar en el primer semestre, a la observada en el último trimestre de 2014, por lo menos hasta que se verifique el logro de los MT 53 en los silos.
d)            La reducción promedio ponderada de precios (poroto, harina y aceite), al valor FOB de exportación del cierre de la semana pasada, es del 18,6%; lo que significaría para el complejo, unos MU$S 3.500 menos de ingreso anual que, comparados con los MU$S 5.025 adicionales que habría en el segundo trimestre (punto b)), con respecto al primero, virtualmente hacen desaparecer este efecto dinamizador o, al menos, lo reducen sustantivamente.
e)             Por supuesto que puede haber algún efecto comercial compensatorio si La Argentina mejora el cumplimiento de sus pagos por importaciones de combustibles y reduce los atrasos en las impo, pero no habría que esperar un efecto neto descomunal.

Por ende, el Plan A’ debería descansar mucho más en la reactivación del consumo. A lo señalado para el Plan A, habría que agregar:
-             Un acuerdo de precios y salarios que incluya una inflación esperada más baja que la observada hasta octubre y un efecto bajista en los precios de los autos y los combustibles, con sus respectivos efectos multiplicadores.
-             La publicación de una nueva Tabla de ajuste de mínimo no imponible de Ganancias de asalariados, antes que se negocien las paritarias, para que los demandantes no consideren que la inflación pasada, que se supone (erróneamente) del 40%, y la detracción impositiva, han reducido dramáticamente su ingreso real.
-             Una devaluación de una sola vez, probablemente cuando se haya terminado de absorber el shock de oferta monetaria de las fiestas y las vacaciones, que lleve el Dólar oficial a $ 9,5 o 10 por unidad. Esto tendría, en el marco de cierto control monetario, tres efectos: mejorar la recaudación aduanera, permitir el congelamiento posterior de la divisa como “variable ancla”, hasta las elecciones de agosto y dar juego a que el Banco Central y la ANSES, junto con el Tesoro, vía deuda, logren reducir sustantivamente las brechas cambiarias. Los perros y la gendarmería podrían tener trabajo adicional.
-             La activación acelerada del Swap chino en el primer trimestre, serviría de puente hasta el ingreso de la soja y
-             Se podrían intentar un nuevo canje, con una mejor oferta, para el BODEN 2015, y emitir nuevos Bonar, con mejor tasa.
Como se ve, son detalles menores, pero podrían paliar una situación complicada en el caso de dificultades para conseguir dólares comerciales y ante cambios bruscos en precios de commodities o paridades monetarias, que la gestión económica no puede controlar. El único motor seguiría siendo el consumo, la mochila de la deuda se trasladaría todo lo posible al próximo gobierno y, con algo más de soja y el Swap chino, se podrían conseguir paritarias razonables, que habiliten el populismo indispensable a aplicar, desde abril hasta agosto.

El Plan B.
Este Plan se basaría en una más rápida recuperación del Dólar oficial; un arreglo, digamos en marzo, con los hold-outs y alguna que otra mejora en el acceso a los mercados voluntarios de deuda. Se supone que -en tres o cuatro meses- estará más claro el precio futuro del petróleo y algo habrá hecho YPF, ya sea por negociaciones directas o por la toma de deuda, para inducir el ingreso de dólares. También habrá cierto “efecto riqueza” que podría devenir de un mayor consumo, si es que la clase media se siente más rica porque han mejorado los rendimientos accionarios, se ha repatriado capital fugado (menor brecha) o cobra mejores rendimientos por la deuda que emite el Estado Nacional.
El chiste del Plan B es que atraería a la clase media, por la vía de la flexibilización del cepo y por el estímulo a tomar posiciones inversoras, antes de que el valor de los activos empiece a subir (o baje para los que ahorraron en dólares).
Con este Plan, no sólo se detendría la caída de las exportaciones, sino que también se facilitarían mayores importaciones, más ventas de autos, más consumo y alguna que otra mejora en la inversión, sin requerir de una expansión desmesurada del gasto público y apelando sólo al mantenimiento de los niveles actuales de déficit, eso sí, financiados con deuda, tomada a tasas más altas y derivadas al “paga Dios”, del próximo gobierno.

Síntesis.
La Presidenta puede (o no) tener ya escrito su Plan político. En lo económico, parece conforme con el desempeño del último trimestre (Plan A). Pero muchas cosas pueden fallar entre enero y agosto de 2015, ya que no hay motores de crecimiento funcionando. El Plan A’, podría darle cierto aire al consumo y parar la caída de las exportaciones. Al no contemplar el arreglo buitre, no permite flexibilizar la administración cambiaria ni lograr el apoyo electoral de la clase media. En esta nota se insinúa un Plan B, que pretende satisfacer estos objetivos, cargándole el sayo al próximo gobierno. 

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