miércoles, 3 de diciembre de 2014

Agro en tiempos de cambio climático


Qué es el cambio climático, cómo nos afecta hoy, y cómo cualquier cristiano puede incorporarlo de forma práctica, es una pregunta a la cual solo un grupo reducido de científicos responde con categoría aplanadora y con estremecedora claridad. Walter E. Beathgen es de esos crack a quien Fucrea, con oportuna lucidez, invitó a exponer en […]
Qué es el cambio climático, cómo nos afecta hoy, y cómo cualquier cristiano puede incorporarlo de forma práctica, es una pregunta a la cual solo un grupo reducido de científicos responde con categoría aplanadora y con estremecedora claridad. Walter E. Beathgen es de esos crack a quien Fucrea, con oportuna lucidez, invitó a exponer en su Jornada  de Información Económica 2014. Walter habló sobre el cambio climático y el sector agropecuario.
Con ese dominio del tema y la capacidad de decirte a ti que estás sentado ahí y que casi siempre confundís si el año lluvioso es la Niña o el Niño, de decirte qué es lo que se sabe y qué no en un determinado campo del conocimiento y, por sobre todo, cómo debemos internalizar y reaccionar a esto de la adaptación al cambio climático.
El aumento de la emisión de gases de efecto invernadero (como el dióxido de carbono o el gas metano) es la principal causa del problema. Atrapan más el calor, se calienta el planeta, lo cual se expresa básicamente en el aumento de la intensidad y frecuencia de eventos extremos climáticos: las lluvias muy abundantes o ausentes, nevadas u olas de calor, huracanes, etcétera. Es un proceso irreversible, aunque anduviéramos todos en bicicleta en adelante. Malhaya con este tiempo si andaremos mal con Dios, primero nos mandó seca y después inundación, parecería que nos seguirá acompañando. El punto es atenuar las emisiones, reducirlas, que no se agrave la situación a niveles catastróficos.
La semana pasada, justamente, los dos mayores emisores de gases de efecto invernadero, China y Estados Unidos, anunciaron un acuerdo histórico para avanzar y topear las emisiones no más allá de 2030. Otros bloques como Europa han demostrado un mayor liderazgo. Uruguay tiene un sistema nacional de respuesta al cambio climático, donde participan varios ministerios con el objetivo de lograr una  política de Estado transversal. El cambio climático es una realidad, ya nos afecta, hay que adaptarse.
Volviendo a Walter, nos preguntaba: “¿Adaptarse a qué?”. Hay modelos para proyectar el clima del futuro, pero son herramientas limitadas. Aportan escenarios con resultados de una amplitud enorme. La comunidad científica se esfuerza en modelar a 80 años pero nosotros precisamos proyecciones a corto plazo y, aun así, predecir el tiempo para dentro de tres meses es tan fortuito como proyectar el precio de la soja. ¿Qué ha pasado con el clima en Uruguay y cómo incorporarlo en forma práctica? Tomando solo el caso de la lluvia, Walter decía que hay crecientes registros en verano, con algunas localidades donde cae el doble de agua que décadas atrás. Pero más trascendente: hay una clara expansión de los rangos, esto es mayores extremos, los picos de máxima.
La mayor variabilidad es la palabra clave. Walter decía que la probabilidad de un año normal o promedio es cero. No existe un año normal. Solo sabemos que tendremos una mayor variabilidad (“más que, menos que”) y la mejor forma de adaptarse hacia el futuro es ver cómo nos adaptamos hoy.
¿Qué pueden hacer los productores al respecto? Primero, tener la mejor información posible. Aprovechar las herramientas para integrarla y tomar decisiones (ejemplo: alertas y respuestas tempranas, pronósticos de cultivos, índices verdes). Segundo, buscar tecnologías que combatan la variabilidad anual. Tercero, adoptar instrumentos financieros que transfieran el riesgo, como los seguros. A estas tres, yo le agregaría un punto más. En lo estratégico, nos cuestionan si debemos o no continuar una determinada producción en una zona. Por citar un caso como la viña: si hay un corrimiento de lluvias fuertes hacia verano en el sur del país, ¿cómo replanteo la producción o cómo sigo en el rubro? Otro corner: ¿qué pasará con los cultivos de invierno con la falta de frío? Y en lo táctico, nos hace pensar en el dimensionamiento y secuencia de las operaciones en el medio rural de forma que contemplen esta variabilidad y los pronósticos cercanos más probables.
Producir en los tiempos del cambio climático no es changa. Y nos enfrenta a un sistema más inestable, más costoso por cierto (piénsese en el efecto en los caminos y carreteras) y por lo tanto de mayor riesgo. Pensar en el año normal no será la norma. Deberemos aprender más a gestionar la variabilidad. ¡Malhaya, si andaremos mal con Dios!

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