martes, 30 de julio de 2013

La inflación también pone en jaque a los frigoríficos locales

El negocio viene atravesando los mismos problemas de costos altos y bajos precios que afectan al sector agrícola en general. En el país en cuatro años cerraron 144 establecimientos, 2 en Mendoza.
Baja rentabilidad, costos cada vez más altos y caída de la demanda son algunos de los problemas que atraviesan los frigoríficos de Mendoza. Así lo aseguraron referentes del sector y reconocieron que se corre riesgo de despidos de personal e, incluso, de cierre de algunas empresas.
En el país, la cantidad de establecimientos activos ha disminuido considerablemente desde 2008 hasta hoy. Según datos difundidos por el Ministerio de Agricultura de la Nación y la ex Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario, entre 2008 y 2012 la cantidad de empresas dedicadas a la faena y comercialización de ganado bovino disminuyó de 506 a 362.
Durante ese período, entonces, cerraron sus puertas 144 establecimientos. El dato fue puesto de relevancia en la exposición La Rural que se realiza en Buenos Aires y que está a punto de finalizar.
La realidad no es diferentes para las compañías que operan en Mendoza. Aquellas dificultades económicas que atacaron a las empresas en problemas, también amenazan a los actores locales.
José De Carolis, propietario del frigorífico que lleva su nombre, fue contundente en su descripción de cómo está el negocio. “Los costos suben de forma constante y la demanda se mantiene muy baja”, señaló, en consonancia con otros sectores primarios de la economía local.
El empresario recordó que Mendoza aportó dos de los 144 frigoríficos que cerraron sus puertas en el período antes mencionados. En vistas a futuro, no ve indicios de recuperación. También Mario Glielmi, de frigorífico María del Carmen, reconoció que “se está trabajando muy mal”.
Puntualmente, el profesional se refirió a dos grandes ramas de problemas. Por un lado, coincidió con De Carolis respecto de los costos de producción y la disminución de la demanda.
Por otra parte, hizo referencia a desventajas impositivas de los frigoríficos mendocinos con respecto a la competencia. A modo de ejemplo, mencionó que las empresas de la provincia deben pagar más que las que llegan de Buenos Aires para ingresar carne al departamento de La Paz, en concepto de inspecciones sanitarias.
Mario Glielmi también levantó la voz en contra de empresas que operan en Mendoza como los frigoríficos municipales que pueden “trabajar con costos mucho más bajos y marcar la diferencia a la hora de llegar al consumidor”.
El titular de otro frigorífico de la provincia, que prefirió mantener el anonimato, cuestionó la política del Gobierno en ganadería. “El negocio perdió atractivo y se perdieron muchas cabezas de ganado bovino entre 2010 y 2011. Eso llevó a que subieran los precios y cayeran las ventas”, apuntó.
Estadísticas del Ministerio de Agroindustria de la Nación avalan la lectura del empresario. Según un informe del sector, en 2009 existían 16.053.027 cabezas registradas en el país, la producción más alta de los últimos 20 años.
Solo dos años después, el 2011, cerró con 10.861.896 cabezas, el nivel más bajo durante el mismo período de tiempo.
También las exportaciones argentinas reflejan la dinámica negativa del sector. El año 2009 dejó un saldo de 383.501 toneladas exportadas de carne enfriada y congelada, cifra que disminuyó a 138.525 en 2011 y a tan solo 109.339 en 2012.
El primer trimestre de 2013 también va a pérdida con una caída del 2,4% de las exportaciones en volumen.
Puestos de trabajo en la mira
Cuando los números no cierran, es natural que los empresarios busquen reducir costos al máximo posible. Es lo que ha pasado en el sector de los frigoríficos y en muchos casos son los empleados los que salen más perjudicados.
Daniel Buenanueva, secretario gremial del Sindicato de Obreros y Empleados de la Carne, reveló que en los últimos doce meses se redujo un 20% el número de trabajadores adheridos al sindicato.
Como punto a favor, destacó que los salarios se pagan en término y que los montos abonados mejoraron en comparación a enero del año pasado, cuando los salarios incluso se achicaban.
Los empresarios, por su parte, no negaron que la reducción de personal es una alternativa tenida en cuenta, aunque aseguraron que es siempre el último recurso. Además, indicaron que en general se descartan los despidos porque las indemnizaciones son “imposibles de pagar”.
Una alternativa propuesta por las empresas y el sindicato fue la inscripción de varias compañías en situación crítica al Programa de Recuperación Productiva (Repro), una alternativa que consiste una ayuda del Gobierno para el pago de salarios.
En teoría, se entregan $ 1.000 por trabajador, por mes. Sin embargo, Buenanueva protestó por la falta de resultados. “Hicimos todos los papeles requeridos por el Gobierno para adherirnos al plan, pero jamás obtuvimos respuesta”, indicó.

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