sábado, 13 de julio de 2013

Del cepo cambiario y de la inflación es mejor no hablar

asta ahora, si las leyes no han cambiado, la producción agropecuaria no ha sido declarada como un servicio público. Los agricultores y ganaderos son dueños de lo que producen y venden en un mercado al mejor precio que consiguen, en el momento en el que ellos deciden concretarlo. El riesgo y la oportunidad de hacer [...]

asta ahora, si las leyes no han cambiado, la producción agropecuaria no ha sido declarada como un servicio público. Los agricultores y ganaderos son dueños de lo que producen y venden en un mercado al mejor precio que consiguen, en el momento en el que ellos deciden concretarlo. El riesgo y la oportunidad de hacer o no un buen negocio corre por cuenta de ellos. Este concepto tan simple, que en otras sociedades no se discute, parece no ser comprendido por el Gobierno. Así quedó demostrado esta semana cuando la presidenta Cristina Kirchner en su discurso por el Día de la Independencia, en Tucumán, dijo, refiriéndose al aumento del superávit fiscal entre junio de 2012 y junio de 2013, que ” algunos creen que guardándose un poco de la cosecha nos van a correr, no. No nos van a correr ni nos van a hacer tomar decisiones equivocadas”.
Si la Presidenta se refirió a la demora de las ventas de los granos de la cosecha gruesa debería preguntarse por qué no sucedió lo mismo en las campañas anteriores. ¿Fue porque los productores antes no querían “correrla” y ahora sí? Es difícil que 60.000 productores de soja se pongan de acuerdo para elaborar una estrategia conspirativa contra la máxima figura del Poder Ejecutivo. En todo caso, habría que preguntarse si sus conductas no siguen los parámetros de los agentes económicos que actúan en un mercado caracterizado por la incertidumbre. ¿Existió el cepo cambiario entre 2008 y el primer semestre de 2012? No. ¿El aumento del índice de precios al consumidor es moderado? No. ¿Entonces por qué razón un productor debería vender su cosecha a pérdida? Misterio.
Si la Presidenta se refirió a la cosecha de trigo quizás debería ser el momento de preguntarse lo que ocurrió desde 2006 hasta ahora. El resultado de siete años de intervención estalló en las panaderías y en un año electoral. No podrá decir la Presidenta que no tuvo advertencias: lo hicieron desde funcionarios de la Secretaría y del Ministerio de Agricultura hasta de la Mesa de Enlace. Si le molestaban los ruralistas podría haber escuchado, al menos, a los técnicos de Paseo Colón que, con otras palabras, decían lo mismo. Sin embargo, decidió que la cuestión del trigo, y de la carne, quedara en manos del secretario de Comercio, Guillermo Moreno. El funcionario, que cree que nadie como él conoce cómo se forman los precios y funcionan los mercados y que está seguro de dominar las leyes de la oferta y la demanda con un par de gritos y telefonazos, finalmente no controla nada y se le desbocan todas las variables.
En esas marchas y contramarchas ni siquiera cumplen con sus propios objetivos de “agregar valor a la producción primaria” o de reforzar los lazos comerciales con los países del Sur. El año pasado se habían exportado 1,2 millones de toneladas de harina. Entre los principales mercados de destino de esas exportaciones estaban Angola y Bolivia, dos naciones a las que no se las puede acusar de participar en una conspiración para que la Argentina sea sólo productora de commodities . Con la prohibición de exportar harina este año (apenas se habrían enviado al exterior casi 100.000 toneladas de un cupo de 300.000), el país desabastece a dos socios que el propio Gobierno considera como estratégicos. Ni siquiera queda bien con los amigos.

resumen

  • 285,9
    Millones de toneladas
    Es el cálculo que hizo el USDA sobre la producción mundial de soja para el ciclo 2013/14

perfil

  • “Hace falta que uno se ponga con el látigo en la mano para que el trigo aparezca”
    Norberto Yauhar
    Ministro de Agricultura

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