martes, 28 de junio de 2016

Frigorífico Huinca: a 2 años del cierre, la zona no logró recuperarse del impacto económico


Las instalaciones de la planta están abandonadas y las promesas de reapertura no se concretaron. Los 180 puestos laborales no pudieron recuperarse. El edificio presenta hoy un gran deterioro
Las instalaciones de la planta están abandonadas y las promesas de reapertura no se concretaron. Los 180 puestos laborales no pudieron recuperarse. El edificio presenta hoy un gran deterioro
Huinca Renancó.- A dos años del cierre del frigorífico Carnes Huinca, las promesas de su reactivación no se cumplieron y el edificio comienza a sufrir las consecuencias del abandono, y las 180 familias que dependían de esta fuente laboral debieron rearmarse y salir a buscar un nuevo trabajo.
Hasta el momento no hay perspectivas favorables para una posible apertura a corto plazo.
Un 19 de junio de 2014, Día del Padre, las 180 familias que depen-dían laboralmente de esta industria, la más importante de la región, recibieron los telegramas de cesantía. La versión había circulado unos días antes pero nadie quería creerlo; sin embargo, la fría decisión de los grupos empresarios que operaban en el frigorífico fue dada a conocer oficialmente y las expectativas de cientos de familias de Huinca y Huidobro se derrumbaron así como también se generó un impacto social económico en la zona, que aún hoy es difícil de digerir.
Tras el cierre, los trabajadores aceptaron la indemnización y buscaron nuevos rumbos. Algunos en otras localidades, otros con nuevos emprendimientos y algunos aún permanecen sin trabajos fijos. Esta situación trajo aparejado un porrazo económico en instituciones locales y comercios que dejaron de percibir sumas millonarias a causa de tributos y ventas.

El peor Día del Padre
Ignacio Ortiz, extrabajador del frigorífico, recuerda aquel momento que marcó su vida. “Fue muy duro. Más allá de que de alguna manera lo esperábamos porque estábamos cobrando el sueldo sin trabajar, a mí me tocó de la peor forma porque recibí el telegrama justo el día de mi cumpleaños y el día del padre”, recuerda.

Hoy este vecino se gana la vida manejando un remís.
“Teníamos la esperanza de que no se cerrara hasta último momento, pero cayó el día y yo me voy a acordar toda la vida por la fecha que fue. La esperanza de que se reabra sigue, pero ya pasaron dos años y se escucha un montón de cosas. Todos estamos esperando que se abra, hay muchos compañeros que han tomado el rumbo por otro lado o en otros frigoríficos y se han ido de Huinca, otros han invertido, algunos están mal y viven de changas. En el caso mío soy remisero, pero si vuelve a abrir y tengo la posibilidad, ni lo pienso, por todo”, señaló Ortiz en relación a la fuente laboral.
Con respecto a las promesas políticas que se hicieron en aquel entonces, señaló: “A nosotros nos cayó como algo pasajero, nos ilusionaron en el sentido de que estaba la posibilidad de abrirlo y ya pasaron dos años y seguimos esperando”.



Antes del fin
Todo empezó con un control de rutina del Senasa que detectó anomalías en las instalaciones e intimó a las empresas a llevar a cabo los arreglos correspondientes.
A la situación edilicia se sumó la depresión que por esos meses sufría el sector ganadero dictaron. Los empresarios resolvieron afrontar una suma millonaria en indemnizaciones antes que seguir operando Carnes Huinca y se fueron de la zona.
Después vinieron las apariciones de funcionarios políticos que prometieron buscar una solución fundamentalmente para que no se perdieran las fuentes de trabajo; sin embargo, a medida que fueron pasando los días las negociaciones entre las partes –gobierno provincial y empresas- quedaron truncas y todo volvió al principio.
Las 30 hectáreas del predio hoy están sin uso y aseguran que las empresas se llevaron la mayor parte de las maquinarias para hacerlas operar en otros frigoríficos.
En algún momento se dijo que se estaba muy cerca de que los Municipios de Huinca y Huidobro fueran los que quedarían a cargo de las instalaciones para llevar a cabo algún emprendimiento a fin de recuperar las fuentes laborales, pero con el pasar del tiempo esto pareció ser sólo una promesa más.
Dos años después las instalaciones del exfrigorífico Carnes Huinca siguen al pie de la ruta 26 entre Huinca y Huidobro, iluminadas y custodiadas, pero sin función alguna, como si fuera una postal cargada melodramáticamente de una esperanza que cada año que pasa le hace burla a un futuro de producción y valor agregado para la zona

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