Columna: Lo sencillo es lo mejor

Por Eric Viramontes, presidente VISER

Todos hemos pasado por esos momentos en el que estamos en un largo vuelo, sin sueño, con ganas de no pensar, ni adelantar trabajo en la computadora, ni nada y la solución perfecta es una jugada de solitario, este juego es fascinante para estos casos, porque no tienes que pensar mucho en la estrategia y sólo tienes que usar la lógica para hacer corridas o escaleras de cuatro palos del mismo color.

Este juego me recuerda mucho a cómo en ocasiones se debe ver el diseño de políticas públicas, ya que al igual que el juego de las cartas, tienes un desorden, donde sólo debes encontrar el acomodo lógico, cronológico y/o práctico.

En lo personal me considero fan de la estrategia, me encanta echar a volar mi mente, buscar alternativas, su orden de eventos y el éxtasis llega cuando llevas tus teorías a la práctica.

Hay ocasiones en las cuales las estrategias que diseñamos son tan complejas, que hay políticas públicas que tratan de darle solución a un problema realizando acciones con un sinfín de  movimientos que terminas generando un problema más grande o al igual que en el solitario, simplemente cierras el juego.

Me encanta ser crítico de éstas situaciones y tratar de buscar una solución a dichas encrucijadas, ver todos los ángulos y después de romperme la cabeza elaborando varias rutas críticas en las que se enreda más el asunto, llego a la conclusión de que la solución es la más simple y aparente.

Ciertamente los problemas de nuestras naciones y en particular de nuestros campos son complejos, pero la realidad es que ya no tenemos los recursos, el tiempo, ni la disposición de estrategias complejas y tal vez una solución simple sería mejor.

Lo fascinante del estilo de vida que llevo es poder viajar y conocer personalidades de sector público, platicar y a veces debatir sobre sus políticas, pero en contadas y muy memorables ocasiones me he cruzado con el funcionario público que tiene una exquisita visión de lo que debe hacer de forma sencilla y práctica.

Recientemente estuve en República Dominicana y aún no puedo terminar de describirles lo fascinante de este país, su gente, su agricultura, sus bellezas naturales, en fin.

Esta es una nación, llena de oportunidades, pero al mismo tiempo llena de retos y amenazas.

Durante una de mis primeras visitas, me crucé con un funcionario que desde el primer día que lo conocí me ha ofrecido su mano y una sonrisa. Éste funcionario está al frente del Centro de Exportaciones e Inversiones de la República Dominicana.

En una última conversación que tuvimos, él me compartió su visión de política pública, donde tras un recuento de las principales limitantes de su país, ve de forma sensata, sencilla y cronológicamente acertada el fomentar las exportaciones y atraer inversiones al sector agroalimentario.

Su análisis es simple, pero refrescante, su país tiene la tierra, el clima y la ubicación geográfica para producir alimentos competitivos, contender en el mercado internacional y además, sabe que  cuentan con la infraestructura  logística adecuada para hacerlo correctamente.

Su lógica es activar al sector mediante la atracción de inversiones y tecnologías adecuadas para hacer al campo dominicano eficiente, competitivo y rentable, para así exportar a donde logísticamente tiene las ventajas de hacerlo. Asimismo invertir fuertemente en la capacitación de su gente, promover el desarrollo humano y por consiguiente, formar agroempresas de clase mundial. Para esto ya se cuenta con un centro de capacitación de primer nivel.

Sus políticas son sencillas, pero desde mi punto de vista altamente acertadas, mi única pregunta es ¿Por qué su Gobierno no le ha dado más presupuesto al CEI – RD para que cumpla su misión?

Por otro lado les puedo platicar de un caso similar, éste es un funcionario de mi país, con quien  he podido compartir largas pláticas, además de establecer una amistad.

Este señor que hoy está al frente de la Coordinación de Promoción Comercial y Fomento a las Exportaciones, dentro de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (ASERCA/SAGARPA) ha insistido en crear herramientas de promoción y comunicación que permitan dar certeza a las exportaciones agropecuarias, sumado por inversiones en campañas de promoción y mercadotecnia, que permitan un mejor posicionamiento de los productos mexicanos al exterior y quien es altamente intenso en tratar de formular nuevas e innovadoras estrategias con las organizaciones del campo, para encabezar acciones que impacten y que éstas perduren.

Él tiene en sus manos un segmento de la economía mexicana que vale más de 20 mil millones de dólares anuales en exportaciones y al igual que mi amigo dominicano, sus políticas son sencillas pero certeras, sin embargo, el Gobierno Federal Mexicano sólo le ha asignado 40 millones de dólares para su misión.

El tercer caso es un grupo de funcionarios que sirven a los países involucrados en las negociaciones de la “Alianza del Pacifico”, en el que debo destacar a un Secretario de Economía y a un Subsecretario de Relaciones Exteriores de México, por ser firmes promotores de dicha Alianza.

De los actuales Tratados, éste para mi limitado juicio, tiene un potencial enorme, el cual busca poner a países con igualdad de condiciones, economías emergentes y un potencial productivo impresionante a formular un bloque comercial, es simple pero brillante.

“La Alianza del Pacífico” desde el inicio, me ha parecido el acuerdo comercial con mayor potencial tanto para mi país como para los otros países involucrados (Chile, Colombia y Perú). Pero también hay acuerdos sumamente complejos como los intentos de negociación del TPP, donde México está buscando ingresar a una alianza con grandes jugadores y las condiciones no parecen ser iguales; el Tratado es sumamente complejo al formular un bloque con todas las potencias del Pacífico incluyendo por supuesto a países como Estados Unidos de América, China y Japón ya que buscan ser altamente beneficiados, sin necesariamente ser equitativos.

Una vez más expongo evidencia de que lo simple es mejor y doy mi reconocimiento a los funcionarios que demuestran su dominio en sus temas de competencia, donde con toda seguridad pueden presentar propuestas sencillas sin tener que recurrir al ya desgastado recurso de enredar a la población con soluciones complejas que al final del día todos ya saben que es una cortina de humo para ocultar la falta de soluciones reales.