Villa G. Gálvez: Audiencia para discutir la regulación de fitosanitarios

El Concejo de Villa Gobernador Gálvez aprobó el llamado a la audiencia multisectorial en la que se tratará la aplicación de fitosanitarios en el ámbito de esta ciudad y su marco legal regulatorio, por el que deberá establecerse con precisión hasta dónde y cómo se debe realizar la aplicación de tales productos.

El concejal socialista Carlos Dolce, a su vez presidente de la comisión de ecología del Deliberante villagalvense es el autor -junto con su par del partido Participación Alternativa Solidaria (PAS), Miguel Monte- de este proyecto por el que, a más tardar en la última semana de mayo, se reunirán en la sede del Cuerpo, calle Piazza 765, representantes del Ejecutivo, concejales, entidades intermedias, militantes ambientalistas, entes oficiales y productores agropecuarios locales para establecer un marco legal regulatorio por el que deberá establecerse con precisión el denominado "límite cero" de aplicación de estos agroquímicos.

Según consideró a La Capital Dolce, Villa Gobernador Gálvez "es una vez más víctima de su proverbial falta de planificación en lo urbanístico, y por lo tanto algunos de sus barrios están separados del núcleo mayor de la ciudad por zonas de quintas, las que a su vez están parcialmente destinadas a cultivos de soja, maíz o trigo".

Las tierras a las que hace referencia también eran zona de quintas que fueron parcialmente loteadas y luego destinadas a barrios de particulares y hasta a viviendas sociales, "por lo que un poblador o un peatón que circule por esas zonas puede tener contacto con esas sustancias". El edil ejemplificó lo dicho citando lo que ocurre en el barrio Fonavi de esa ciudad, así como en el barrio Ibaí Hondo, este último ubicado en una "zona residencial" rodeada de cerealeras, puertos y plantas químicas como Unilever o pertenecientes algunas de ellas a la jurisdicción de la limítrofe Alvear, como Cargill.

Días pasados, vecinos de Alvear denunciaron públicamente las enfermedades que están padeciendo a causa de lo que, consideran, son estas prácticas agropecuarias no reglamentadas ni controladas debidamente.

El proyecto de ordenanza elaborado por Dolce y Monte sobre la regulación de la aplicación de productos fitosanitarios fue elevado al Concejo el pasado 6 de noviembre "pero no fue tratado". El incremento en el uso de esos productos "genera un gran malestar en vecinas y vecinos lindantes a los espacios utilizados para esta actividad, y grandes consecuencias a la salud por la exposición permanente y prolongada a los agroquímicos".

El proyecto, además de limitar y prohibir según los casos la aspersión de fitosanitarios, restringe su aplicación sobre las márgenes del arroyo Saladillo y el río Paraná, medida fundamental para el cuidado del agua dulce.

La deriva. En torno de la aplicación de fitosanitarios, un informe de Jorge Kaczewer, médico de la Universidad de Buenos Aires, describe los efectos sobre la salud humana que genera la deriva de agroquímicos de aplicación aérea, los que, con vientos adecuados, serían nocivos hasta en un radio de 17 kilómetros.

"La deriva de pesticidas es inevitable cada vez que se fumiga", expresa el facultativo, quien destaca que "la magnitud de la deriva es máxima a partir de la fumigación aérea, en la cual típicamente se pierde alrededor de un 40 por ciento del pesticida aplicado. Esto es constatado a cientos de metros del sitio de aplicación, y puede llegar a varios kilómetros. Incluso, la fumigación terrestre puede también derivar a distancias considerables.

Kacsewer considera también que "los efectos de la deriva sobre la salud humana son difíciles de investigar, aunque existen varios estudios que documentan problemas sanitarios vinculados a este tipo de exposición. O en todo lugar y momento en los que se utilizan pesticidas mediante aplicación aérea. La magnitud puede variar entre un 5 y un 60 por ciento, aunque se estima que alrededor de un 40 por ciento de una aplicación aérea de pesticidas abandona el «área del blanco»".

"Varios pesticidas de extenso uso se encuentran con frecuencia muy lejos de su sitio de aplicación y en concentraciones bastante mayores a los niveles de exposición aguda o crónica considerados «seguros» por las agencias reglamentadoras", indica el profesional.