sábado, 20 de noviembre de 2010

Es lento el desarrollo del maíz sembrado durante septiembre

Los cultivos de maíz sembrados en septiembre muestran un desarrollo menor al de otros años a raíz de las bajas temperaturas primaverales. "Muchos potreros que han sido sembrados en lotes con mucha cobertura, que impide el aumento de la temperatura del suelo, tienen un color verde pálido, con desarrollo foliar poco vigoroso", explica un asesor del sur de Santa Fe.
Con el clima tan fresco, los cultivos tienen por delante otro riesgo: heladas tardías. "Muchas plantas ya tienen cuatro o cinco hojas, con el punto de crecimiento del tallo por encima del suelo, lo que lo torna sensible a temperaturas bajo cero. Si llegara a ocurrir una helada tardía, este meristema se quemaría y la planta no rebrotaría", advierte un técnico del norte de Buenos Aires.
Como contrapartida, los productores que sembraron en fecha temprana tuvieron ventajas económicas. "Compraron insumos más baratos, sobre todo los fertilizantes y la atrazina, que actualmente escasea y cuyo precios ronda los 3,50 dólares por litro", compara Enrique Bayá Casal, titular de una agronomía de Buenos Aires.

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El alto costo de implantación es la espada de Damocles del cultivo de maíz: no baja de 350 dólares por hectárea en la zona núcleo, de los cuales más de un tercio corresponde generalmente a la inversión en fertilizantes. Le siguen las labranzas, con 100 dólares por hectárea, y la semilla, que puede costar entre 100 y 140 dólares por bolsa, según la cantidad de genes apilados.
Sin perjuicio de ello, la rentabilidad esperada del cultivo de maíz compite con la de la soja gracias a los mayores precios internacionales, sostenidos por la industria del etanol; las necesidades chinas y una cosecha estadounidense 2010/2011 menor a la esperada inicialmente.
No obstante, los rindes de indiferencia también son altos en campo propio, una circunstancia peligrosa en un año que puede tener un verano seco por la irrupción tardía de La Niña.

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Esta expectativa de mejor negocio maicero determina que los productores más tecnificados de la zona núcleo estén volviendo a la asignación de superficie utilizada algunos años atrás, que daba 33 por ciento para el maíz; 33 por ciento para soja de primera, y 33 por ciento para trigo-soja.
Este esquema no se aplica, empero, en campos alquilados, donde se sigue prefiriendo la soja, que se puede implantar con 210/250 dólares por hectárea. Y ese cultivo resulta imbatible si se lo combina con trigo de alta producción.

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