jueves, 7 de diciembre de 2017

Lario crece en el mercado de los fiambres y proyecta nueva planta


Con una facturación superior a los 2.900 millones de pesos en el último año, la marca de fiambres de la empresa Rafaela Alimentos destacó su crecimiento en los últimos años que la llevó a ser uno de los jugadores más importantes del sector. El aumento de la producción obliga a planificar una nueva planta en la ciudad.
La empresa Rafaela Alimentos SA destacó el crecimiento sostenido que ha registrado en el mercado de fiambres del país a través de su marca Lario y anticipó la implementación de un plan de inversiones para construir en un plazo de diez años una nueva planta industrial en esta ciudad, que demandará una inversión estimada en 50 millones de dólares. Así lo confirmaron el presidente del Directorio, Carlos Lagrutta, y su hermano, Luis -vicepresidente- durante un encuentro con la prensa local y nacional realizado ayer en su establecimiento fabril de barrio 9 de Julio y en el Club Lario de Bella Italia.
La facturación del último balance de la compañía a través de su planta de esta ciudad y el frigorífico que posee en la localidad santafesina de Casilda llegó casi a los 3.000 millones de pesos, la mitad proveniente de la venta de una amplia variedad de fiambres crudos y cocidos en el mercado interno.
Con 102 años de trayectoria, el antiguo frigorífico que creó don Luis Fasoli define un proyecto para levantar un moderno establecimiento industrial en un predio que posee en la prolongación de bulevar Roca, ubicado entre la actual planta de la Cooperativa Guillermo Lehmann y la traza de la Variante Rafaela de la Ruta 34. Se trata de un campo que originalmente era de 50 hectáreas, aunque debió resignar 10 -fueron expropiadas- para la circunvalación que se encuentra en plena ejecución. “Tiene una accesibilidad a la ciudad a través de uno de los bulevares fundacionales, y también se ubica en un punto estratégico considerando la futura autopista de la Ruta 34”, explicó Carlos Lagrutta.
Los hermanos Lagrutta conducen los destinos de la firma familiar, junto a Ana María Lagrutta, quien reside en Buenos Aires. Y ahora le abrieron las puertas a la cuarta generación, por lo que participaron de este encuentro con la prensa Juan y Pablo (ambos hijos de Carlos) junto a Agustina, Victoria y Luis (hijos de Luis).
Durante un encuentro en la sala de reuniones, Juan Lagrutta ofreció una radiografía de la empresa con la ayuda de una presentación. “Tenemos dos plantas, una en Casilda y otra en Rafaela, que comenzó a construirse en 1905 y que en la actualidad tiene 70 mil metros cuadrados distribuidos en seis pisos hacia arriba y otros tres subterráneos, donde se elabora toda la línea de fiambres”, explicó. “Somos líderes en muchas regiones del interior del país, hemos crecido en forma sostenida en los últimos años. Nuestra producción mensual ronda las 2.800 toneladas entre jamones cocidos, crudos, salames, mortadela, salchichas y frescos”, sostuvo.
De todos modos, la capacidad de producción del establecimiento fabril de Rafaela, donde trabajan 777 personas, está prácticamente al límite por lo que impide a Lario desembarcar con fuerza en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, uno de los proyectos en carpeta para los próximos años pero que dependerá de la construcción de la nueva planta y el traslado de toda la producción, lo que implicará dejar las actuales instalaciones de barrio 9 de Julio -cuyo destino no está definido, pero puede decantar en un proyecto inmobiliario-.
No obstante, la firma tiene avanzado el desarrollo de una nueva planta, de unos 3 mil metros cuadrados, en los antiguos corrales que funcionaban en el predio ubicado entre calle Perú y la Ruta 34. La inversión se acerca a los 8 millones de dólares aunque contaría con el aval de bancos para financiar esta expansión.
En tanto, la planta de Casilda se dedica principalmente a la faena de hacienda vacuna que destina, en un 80 por ciento, al mercado interno y el saldo a las exportaciones a la Comunidad Europea -mediante la Cuota Hilton-, China, Rusia y Brasil entre otros destinos.
Sin embargo, por el alto costo de los novillos -que son escasos en la Argentina considerando la fuerte caída del stock ganadero que se produjo durante el gobierno nacional anterior- y otros factores la rentabilidad del establecimiento de Casilda es negativa. “Tenemos que sostenerla a partir de los ingresos que se generan con los fiambres, es así”, aseguró Carlos Lagrutta sin perder la esperanza de que, con los años, la ecuación sea positiva. En esta dirección, se concretó un programa de inversión de líneas de producción que exigió un desembolso de 3 millones de dólares y que ya está operativo.
Rafaela Alimentos, que sufrió una grave crisis financiera en 2001-2002 a raíz de la caída del consumo en el mercado interno y de las exportaciones de carne que incluso obligaron a paralizar la planta de Casilda y reducir la cantidad de trabajadores. Más allá de ser una planta deficitaria, hoy día se faenan 8.400 cabezas de ganado (420 por día aproximadamente) con una dotación de personal que supera las 400 personas.
Por último, indicaron que la mitad de la facturación anual cercana a los 3.000 millones de pesos proviene de los ingresos generados por los fiambres. En tanto, 900 millones se generan a partir de la comercialización de carne vacuna en el mercado interno, 350 millones por exportaciones, 120 millones por la venta de carne fresca de cerdo y el resto por subproductos.

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