En los supermercados ya se expenden pavos congelados.
Mónica Cepeda visitó el fin de semana un supermercado del norte de Guayaquil para realizar compras para una reunión familiar. Aprovechó su visita para averiguar el precio de un pavo de 10 kilos debido a que se aproximan las fiestas de Navidad y de fin de año.
Ella estima que con ese peso pueden salir de 20 a 25 platos, dependiendo de los cortes. Su familia es de 7 integrantes y con eso cree que será suficiente.
“El pavo es para fin de año, porque en Navidad por lo general comemos pollo. El pavo nos queda por algunos días”, asegura Cepeda, de 46 años.
A pocas semanas de la Navidad y fin de año, las perchas de los supermercados han comenzado a llenarse con una variada oferta de pavos que se expenden en cuatro rangos: pequeños (6-7 kg), medianos (7-9 kg), grandes (9-11 kg) y extragrandes (desde 12 a 16 kg).
La mayor parte de esa producción procede de seis empresas que se dedican a la crianza de pavos, cuya genética proviene de Perú y Estados Unidos. El fuerte de la demanda se registra en esta época del año.
Juan Fernando Gutiérrez, director ejecutivo de la Corporación Nacional de Avicultores del Ecuador, comenta que para este año se tenía previsto criar alrededor de 1’450.000 pavos, lo que representa 10.740 toneladas de carne.
Eso significa que este año se proyectó tener 60.000 unidades más que el año pasado, cuando se criaron en Ecuador 1’390.000 pavos.
“El sector está en capacidad de cubrir con el 100% de la demanda nacional de pavo”, indica Gutiérrez.
Para este año se estima que el precio de un kilo de pavo en el mercado costará unos $ 4,50.
El precio de los balanceados, según los productores, incide cada año en el costo del producto. El balanceado representa alrededor del 50% del valor de producción del pavo.
Gutiérrez afirma que “el alto precio de las materias primas en el país incrementa los costos de producción de los pavos”.
Y aunque el pavo aún es un producto cuyo consumo per capita es bajo frente a otros países, ejecutivos de empresas productoras refieren que cada año hay una penetración mayor en los hogares, ya sea porque lo reciben como regalo en las empresas o porque se destina parte de los bonos navideños a comprar esta ave.
Es precisamente en los últimos días de noviembre cuando comienza a despuntar el interés por el producto. Juan Narváez, quien acudió el sábado a un supermercado de carnes, manifiesta que va a esperar el pago del décimo tercer sueldo para comprar un pavo. Él cuenta que aunque no le sobra el dinero, va a hacer el esfuerzo por compartir este plato con sus hijos.
Las reuniones sociales que se organizan en esta época también constituyen una salida de este producto. Jorge León cotizó el sábado precios de pollos, pavos y jamones, debido a que está organizando una cena de Navidad con algunos amigos en el sector de Sauces 2.
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