jueves, 2 de mayo de 2013

Las claves de la competitividad agrícola hacia el 2020
Triplicar el uso de fertilizantes que se aplican hoy en día, equiparar la infraestructura y logística portuaria al avance sustancial que ha tenido el sistema productivo argentino, y desarrollar una política comercial internacional acorde, son tres puntos esenciales para lograr competitividad en el sistema de producción agrícola hacia el 2020.

Las claves de la competitividad agrícola hacia el 2020
Las claves de la competitividad agrícola hacia el 2020
 
 AGRICULTURA
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 El mercado se debate entre fundamentos mezclados 
 Los arrendamientos se contraerán hasta 20% en zona núcleo 
 

“Las proyecciones de la Fundación Producir Conservando (FPC) indican que para alcanzar una reposición de mínima sustentabilidad al 2020, habrá que triplicar la aplicación de fertilizantes, pasando a 9,2 millones de toneladas de los 3,7 que se aplican hoy", informó el Ing Gustavo Oliverio, coordinador de la FPC al presentar un trabajo realizado en conjunto con Fertilizar Asociación Civil.
Para mantener este amplio potencial de crecimiento obtenido en los últimos años, y alcanzar las 135 millones de toneladas que la FPC estimó como potencial alcanzable hacia el 2020 para la Argentina, hay dos factores que son estratégicos: lograr una relación de siembra entre oleaginosas (soja) y gramíneas (maíz) más equilibrada; y triplicar la reposición de nutrientes.
La ecuación actual, en la que se siembran casi dos tercios de oleaginosos, pone en duda la sustentabilidad del sistema de producción.
Esta relación a su vez incide en los niveles necesarios para la reposición de nutrientes, ya que no sólo limita el aporte de rastrojos y carbono sino que condiciona la reposición de nutrientes extraídos del suelo, ya que son principalmente las gramíneas los cultivos que mejor equilibran la extracción con el aporte de nutrientes.
“La elevada proporción de soja en los planteos productivos actuales impide reponer una gran cantidad de Nitrógeno que extrae este cultivo, ya que la fijación biológica solo aporta aproximadamente el 70% de lo que se extrae”, dijo Oliverio.
El segundo factor clave pasa por la integración regional y el desarrollo de la  infraestructura necesaria para procesar el potencial productivo de la región.  La Argentina y Brasil "tienen un gran potencial de crecimiento productivo pero están sufriendo grandes limitaciones de infraestructura, que le restan competitividad", señalo el Lic. Gustavo Lopez al presentar el trabajo "Evolución y Futuro del Sector Granario del MERCOSUR". Diversas fuentes coinciden que ambos países aumentarán la participación de sus tres principales cultivos (trigo, maíz y soja) del 37 al 41% en el comercio mundial. "Pero existen serias limitaciones para alcanzar estas metas" advirtió Lopez, quien señaló que "las principales restricciones en ambos países, y en el resto de la región, son comunes y se relacionan con la infraestructura de transporte, el almacenaje y el acondicionamiento y la logística portuaria".
Brasil sufre por los costos de transporte, en parte porque la distancia promedio recorrida hasta los puertos es de 1500 kilómetros. Hoy hay 200 barcos en espera en los puertos brasileros, que generan un sobrecosto que resta competitividad a los productores, en la Argentina pasa lo mismo.
Las decisiones de infraestructura que se toman hoy tardan 10 a 15 años en desarrollarse. Estamos yendo más rápido en lo productivo que en la infraestructura necesaria. López  advirtió la necesidad de realizar cambios en la infraestructura básica de movilización, almacenamiento y logística portuaria de graneles, adecuándose la misma a la creciente oferta esperada.
Por su parte, el Ing. Marcelo Regunaga destacó la necesidad de contar con una estrategia comercial internacional de la Argentina para la próxima década, que nos permita mejorar el acceso al mercado mundial de alimentos.
Un trabajo realizado el año pasado por el Lic. Juan Llach para la FPC, resaltó que el consumo mundial de alimentos aumentaría en esta década un 25%, alcanzando los casi 2.000 billones de dólares, traccionado principalmente por los países emergentes. Para poder mejorar el acceso a estos mercados necesitamos contar con una política comercial externa que contemple negociaciones de Tratados de Libre Comercio (TLCs) con los principales clientes.

En este sentido, Regúnaga presentó esta semana un trabajo realizado para la FPC en el que se plantea "La Estrategia Comercial de Argentina para la próxima década". El mismo señala la importancia de encarar negociaciones internacionales que contribuyan a la construcción de un mejor escenario comercial al 2020. Señala que estas negociaciones no están presentes en la agenda actual y advierte que "es urgente analizar y acordar una estrategia comercial entre los distintos sectores económicos del país y con los países del Mercosur, similar a la que están implementando nuestros competidores con los principales países importadores”.
Regúnaga destacó la importancia de las negociaciones internacionales, ya que "constituyen un importante instrumento para promover la competitividad, el crecimiento económico y el empleo de países como Argentina, que tienen un gran potencial exportador". Explicó que en los principales mercados mundiales, las políticas agrícolas y comerciales tienen el objetivo de mejorar la competitividad de sus actividades agroindustriales, generando ingresos internos mayores a los vigentes en los mercados internacionales y que las negociaciones de TLCs permiten reducir las barreras comerciales existentes.

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