jueves, 2 de mayo de 2013


Cambio de escenario: Los pools de siembra en crisis terminal

Las empresas que arriendan grandes extensiones de tierras están en guerra con los propietarios de los campos que se niegan a asumir riesgos. La suba de costos y los alquileres por las nubes ya no hacen tan atractivo al negocio. El caso de El Tejar (que empezó a achicar su estructura) pareciera convertirse en una tendencia en el sector. La visión de los especialistas y la crisis del actual modelo de arrendamientos agrícolas.
Hace casi tres semanas atrás La Política Online planteó en uno de sus artículos que el fenómeno de los commodities agrícolas comenzó a dar señales de agotamiento tras diez años de precios sostenidos y batiendo todos los récords históricos.
Unos meses antes, este mismo portal dio a conocer que el empresario agropecuario, Gustavo Grobocopatel, tenía en mente reducir su plataforma de negocios en la Argentina con el objetivo de ampliarlos en Brasil y Uruguay.
Ahora fue el turno de El Tejar, que pasó de operar unas 300.000 hectáreas a 30.000 en la última campaña. No es un dato menor: se trata de una de las empresas del campo más importantes del país que opera bajo la modalidad de pool de siembra.
En este contexto, queda claro que tanto a nivel internacional como en el plano local empiezan a verse movimientos de grandes jugadores. En este sentido, La Política Online dialogó con varios especialistas para intentar develar qué es lo que ocurre.
En primer lugar, según remarcaron las fuentes consultadas, cabe destacar que los pools de siembra fueron, si se quiere, uno de los grandes ganadores del negocio agropecuario durante la última década marcada por el boom de precios de los commodities.
Pero en los últimos años un combo compuesto por factores climáticos (las sequías de 2008/09 y de 2011/12), suba de costos y decisiones de política doméstica comenzaron a afectar seriamente la rentabilidad y las perspectivas del negocio.
Además, otro punto que genera resistencia en el sector es que las reglas del mercado de alquileres agrícolas son establecidas por los propietarios de los campos quienes fijan los valores con pago en dólares por adelantado y no asumen riesgo alguno.
“Está claro que con los actuales precios de los granos y los costos, muy pocos se van a animar a asumir todos los riesgos como lo impone el actual modelo de alquileres”, comentó a LPO el operador inmobiliario de la zona de Azul, Fernando Rojas Panelo.
Por tal motivo, en los grandes pools de siembra se impone la decisión de ir achicando sus negocios en caso de que los propietarios se nieguen a aceptar asociarse (en las pérdidas y en las ganancias) en el marco de un vínculo a porcentaje de cosecha.
Para Guillermo Villagra, titular de la consultora Openagro, “debemos volver al sistema de aparcería agrícola, donde el dueño del campo participa del negocio, se involucra más en las decisiones y se interesa por el recurso suelo”.
La guerra que plantea el actual modelo es clara: los dueños de los campos pretenden que los aumentos impositivos que sufren todos los años por parte de las provincias y de la Nación (que superan por amplio margen a la inflación real) sean absorbidos por los productores.
Por su parte, Pedro Nordheimer, especialista en alquileres de campos, consideró que “inevitablemente se va a tener que producir un ajuste en los arrendamientos de campos con riesgo compartido y otros plazos para que se pueda planificar mejor”.
Asimismo, para el consultor agropecuario Arturo Navarro, “los pools de siembra son un sistema reconocido en el mundo que le permitió a la Argentina aumentar su producción de 30 a 95 millones de toneladas y que se está utilizando en muchos países”.
Entre las firmas más importantes del país que operan bajo la modalidad de pool de siembra se cuentan, Cresud, Adecoagro, Los Grobo, Lartirigoyen, El Tejar, Cazenave & Asoc., MSU, Olmedo y Liag (entre todas llegaron a alquilar más de 900.000 hectáreas).
Un modelo en crisis
Entre los ciclos 2002/03 y 2012/13 los valores de los arrendamientos agrícolas experimentaron un crecimiento sostenido a partir del progresivo aumento del número de empresarios y operadores agrícolas interesados en expandir su escala.
A partir de ese año comenzó a utilizarse de manera masiva un novedoso sistema de pago en quintales, que en la práctica significa grandes ventajas para los dueños de los campos que dejaron de asumir riesgos al cobrar todo por adelantado.
En tanto, el modelo asociativo entre productor y propietario fue un esquema muy utilizado entre los años ’60 y ’80, el cual, si bien desapareció en la región pampeana a partir de los ’90, en muchas provincias del norte del país se sigue utilizando dado que allí la variabilidad climática es muy significativa.
Así las cosas, el hecho de que se registre algún cambio de este tipo en el mercado de arrendamientos no es un dato menor para el negocio rural si se tiene en cuenta que más del 70 por ciento de la cosecha agrícola argentina se produce en campos alquilados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.