sábado, 30 de marzo de 2013


Residuos que luego sirven para otros fines

Investigan transformar grasas, aceites y celulosa en bioplásticos.

VALENCIA.- Gracias a la innovación constante de la biotecnología tendremos en el futuro una cantidad inimaginable de alimentos que funcionarán como fármacos y, a su vez, residuos de la alimentación que servirán para generar nuevos productos.
Es lo que se pudo observar en los laboratorios de Biopolis, en el que el promedio de edad de sus investigadores es de 35 años. Ya hay líneas de investigación para paliar con los alimentos los problemas de obesidad, Alzheimer, diarreas y factores que hacen al aumento de la esperanza de vida.
Todo gracias a la intermediación de microorganismos, levaduras, enzimas, bacterias y proteínas y el conocimiento de las distintas funciones de sus genomas.
Por este motivo impresiona observar el cruce de distintas disciplinas que se necesita para llevar a cabo los proyectos de investigación y desarrollo. De las 43 personas que trabajan en la empresa, 18 son doctores y el resto con títulos de grado superior. En la cafetería se encuentran biólogos con biotecnólogos y farmacéuticos con informáticos.
También hay que tomar nota del nivel de excelencia que deben alcanzar en sus proyectos y con el que obligadamente deben aportar un valor agregado. De otra forma no conseguirían empresas de la alimentación como clientes.
Por ejemplo, la investigadora Marta Tortajada Serra está trabajando con residuos de la agroindustria, como grasas, aceites y celulosa, para transformarlos en bioplásticos. Estos materiales producidos por la fermentación bacteriana tienen propiedades análogas a los derivados del petróleo.
Biocompatibles
Son biodegradables, de origen renovable y biocompatibles. Pueden emplearse para producir artículos de un solo uso, como envases biodegradables y productos de mayor valor añadido, como implantes y materiales para suturas. Tortajeda Serra tiene como objetivo de su trabajo disminuir el costo de producción del plástico y mejorar la competitividad del proceso. "Los bioplásticos no compiten con la producción de alimentos y permiten aprovechar materiales de desecho y subproductos para generar productos de valor añadido", agregó la investigadora. La ciencia tiene en claro que hay microorganismos capaces de degradar cualquier material y compuesto tóxico. La cuestión es encontrarlo y en eso trabajan en la firma.

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