Gastos de maquinaria y la imposibilidad de aprovechar el pozo de riego son algunos de los factores que llevan a productores de Santa Rosa Jáuregui a abandonar las actividades del campo, de tal forma que en una década, 50 por ciento de las parcelas dejaron de ser atendidas, estimó Guadalupe Daniel Bárcenas, presidente del comisariado en Santa Rosa Jáuregui.
Explicó que son varios los problemas a los que se enfrentan los 332 ejidatarios que subsisten en Santa Rosa Jáuregui, entre ellos la falta de maquinaria para hacer más eficientemente su labor, así como la imposibilidad de utilizar el sistema de riego.
En este punto ahondó que el pozo número siete no puede aprovecharse, toda vez que tras vencer el contrato, la Comisión Federal de Electricidad (CFE), los obliga a conseguir a un especialista que dé el visto bueno al sistema de bombeo, lo que representa inversión de 25 mil pesos, a lo que se suma que para iniciar los procesos de limpieza o surcado de parcelas deben invertir unos 15 mil pesos, en promedio, por cada cinco hectáreas, cantidades que es imposible pagar si no se puede obtener ganancias de la tierra.
“Aunque muchas veces el productor quiera trabajar, las autoridades, por trámites burocráticos, no lo permiten… Hay un trámite que se llama Unidad Verificadora de Instalaciones Eléctricas (UVIE), ese sólo trámite debe costar entre 20, 25 mil pesos, que un ingeniero vaya, cheque, vea y firme”.
Estimó alrededor de 300 hay en la zona, pero que alrededor de 15 por ciento continúan siendo aprovechadas con la siembra de maíz y frijol de temporal.
“Desde el primer grano que se deposita en el surco, ya sabemos que no vamos a tener utilidad… Hay programas de gobierno que, prácticamente, no ayudan en nada a los ejidatarios, un ejemplo, los tractores que nos prestan… Que no nos den una ayuda mísera, que realmente, si queremos hacer productivo al campo, le pongamos todo el empeño, autoridades y nosotros mismos”.
En este punto reconoció que gobierno les presta unos dos tractores, pero que resultan insuficientes para ser utilizados por los 332 ejidatarios que existen en Santa Rosa, por lo que es indispensable, sostuvo, buscar otros esquemas, tanto con las autoridades como entre los propios productores.
“Se trabaja porque, al final de cuentas, existiría algún compromiso, por ejemplo, con los apoyos, PROAGRO o todo eso, nada más para decir que cumplimos”.
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