sábado, 22 de diciembre de 2012

Todo lo que quiso saber sobre la ¨fertilización de larga duración¨


El ingeniero Fernando García, responsable del Cono Sur del IPNI (Instituto Internacional de Nutrición de Plantas, según sus siglas en inglés) explica las cuestiones a tener en cuenta para incrementar la sustentabilidad en el campo.

¿En qué consiste la fertilización de larga duración? Según el doctor Fernando García, representante para el Cono Sur del IPNI, consiste en “la fertilización pensando más allá del próximo cultivo”. Se busca fertilizar en mayor proporción que la necesaria para la campaña que estamos desarrollando, y así permitir que los suelos se recompongan en sus nutrientes más esenciales.
García lo explica así: “Los nutrientes tienen efectos residuales. Lo que hacemos con el próximo cultivo va a influir en los que sigan en los años. El planteo que hacemos desde el sector científico tecnológico es ver cómo, manejando los nutrientes más allá, podemos lograr una mayor rentabilidad y al mismo tiempo ser más sustentable con un recurso limitado”.
“El fosforo es un nutriente deficiente en el 60% de la región de granos. Hay que reponerlo, devolver el al suelo lo que le hemos estado sacando, llevar a buenos niveles de fósforo de suelo y así poder captar buenos rendimientos y ser sustentable”, añadió.
Acota el especialista: “Cuando hablamos de buenos niveles, la primera herramienta que uno tiene es hacer el análisis de suelo, para saber qué es lo que nos ofrece el suelo y saber, según el nivel de rendimiento que puede llegar, la demanda de ese cultivo. Según pueda tener un maíz de tantos kilos, voy a necesitar tantos kilos de fertilizantes”.
“Los lotes que tienen menos de 15 partes de millón, tienen alta respuesta a la fertilización fosfatada en soja. En trigo, asciende a 18 partes de millón”, aseguró.
“Tengo que pensar en que, si el suelo está bajo en ese nivel de fósforo, mi idea es ir pensando en la soja o maíz y también dejar un poco extra para que el suelo se vaya componiendo en su capacidad productiva. Poner por arriba de lo que se lleva el cultivo”, remarcó.
¿Qué ocurre con los años Niño, como el que transitamos? “Si es año Niño, voy a tener mayor agua, y muchos lotes en los que uno hablaba de un maíz de 8 a 10 toneladas, tengo la chance de 12 o 13 toneladas por hectárea. La demanda de nutrientes es mayor, y ahora tengo que cubrir una demanda mayor. El segundo aspecto es que en un año Niño, con mucha lluvia, lo que voy a tener cuidado es en cuanto al momento de aplicación, que una vez aplicado tiene mucha movilidad, como el caso del nitrógeno, el cual se puede perder. Hay que tratar de acompañar el nitrógeno lo más cerca posible a lo que la planta lo requiera”.

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