Henificación
Sólo se admite calidad
En la segunda jornada de
Admite Forrajero dedicada a la henificación, el especialista Pablo
Cattani describió toda la tecnología disponible para lograr forrajes
conservados con alto valor nutritivo. En el campo trabajó con los
asistentes en la regulación de los equipos utilizados para la confección
de rollos.
“Llegó el momento de ponernos a pensar que podemos
aprovechar la tecnología disponible, aún en condiciones de campo”, dijo
contundente Pablo Cattani al iniciar la segunda jornada de Admite
Forrajero dedicada a la henificación. El entrenamiento, que se está
desarrollando en Venado Tuerto, se extenderá hasta el viernes 14.
De esta forma, el reconocido especialista comenzó a
derribar mitos. “Cuando hablamos del aporte de nuevas tecnologías para
la ganadería nos suelen contestar que a nivel de campo existen
dificultades para aplicar esos avances. Pero eso no es así, tenemos que
cambiar los paradigmas. Necesitamos elevar el nivel de la ganadería,
porque de lo contrario no es rentable”.
“Paralelamente, la agricultura nos muestra desde hace
años que logró producir sin dar vuelta la tierra –agregó-, que debe
decidir cuántas semilla usar, que tienen que elegir entre 20, 30 o 50
cultivares de la misma especie, a la vez que tomar decisiones frente a
una oferta totalmente amplia y diversificada de productos
fitosanitarios. Mientras tanto, en la ganadería seguimos pensando en la
hélice de la segadora”.
Pero Cattani fue aún más lejos. “Venimos acostumbrados a
que para producir carne o leche si nos falta algo para completar la
ración podemos recurrir al mercado y comprarlo, pero eso cada día será
más complicado. Ahora, los perros y gatos comen alimentos balanceados,
comidas que vienen en latas, y se suman a los cerdos, los pollos y los
pescados entre los competidores a los que tiene que enfrentar la vaca
por los mismos nutrientes”.
“El año pasado, por primera vez el mercado mundial operó
sin reserva de granos. Por lo tanto no piensen -dijo a los productores,
contratistas y técnicos asistentes- que en el futuro van a poder
comprar un subproducto para la ración y conocer muy anticipadamente su
disponibilidad y precios. Si supiera lo que va a pasar el año que viene
el negocio sería más sencillo, de menor costo y por lo tanto más
rentable”.
Calidad, calidad y calidad
Con ese marco, Cattani señaló que en las
reservas forrajeras, y en especial en los henos, se debe dejar de
pensar en términos de volumen. “Tenemos que producir calidad, calidad y
calidad”. Y aclaró que esto debe ser tenido en cuenta por todos los
actores que participan en la cadena de producción de carne y leche. “Un
contratista, nos guste o no, también tendrá que empezar a preocuparse
por la respuesta productiva de la vaca cuando consume el forraje que él
está procesando”.
“Por lo tanto –remarcó-, tenemos que saber operar la
máquina, pero el objetivo tiene que ser producir carne y leche, es decir
preocuparnos por el producto que generamos y eso es sinónimo de apuntar
a la calidad”.
Para tener en cuenta
Fundamentando cada sugerencia, Cattani lanzó una cadena
de conceptos que llevan a la confección de henos de alta calidad. Entre
ellos, fue rotundo cuando dijo “Si hay riesgo de lluvia, cualquiera sea
la situación, no se debe cortar el forraje. Es preferible que se pase,
pero que no nos agarre la lluvia con el pasto cortado e hilerado porque
se lavan sus nutrientes”.
Y agregó que “Un rollo nunca debe tener más del 20% de
humedad, salvo que usemos aditivos”. Al referirse a esos productos, que
ayudan al proceso de conservación del forraje, señaló que básicamente
existen dos tipos, los basados en el ácido propiónico que impiden que se
reproduzcan los hongos que aparecen por encima del 20% de humedad y
causan trastornos de toxicidad en los animales, pero con el agravante
que ese ácido corroe a las máquinas. “Hoy tenemos distintos productos y
uno de ellos tiene doble efecto ya que favorece el secado y además
contiene bacterias que no permiten que prospere ningún otro
microorganismo”.
Luego propuso que se programen las necesidades de
forrajes considerando qué ofrece cada uno de ellos y el tipo de raciones
que se necesita armar en el establecimiento de acuerdo a las categorías
de animales que maneja. En forma muy gráfica explicó que “construir” un
animal es como hacer una casa. “Los ladrillos son la proteína y el
cemento es la energía, es decir el combustible para que se sintetice esa
proteína”. Y explicó que esa energía es provista principalmente por los
granos y la proteína por los rollos que también aportan fibra. “Lo
que pasa es que cuando hacemos las cosas mal empezamos a tener niveles
muy altos de fibra que se transforma en la principal limitante del
consumo”.
“La proteína es una cadena llena de eslabones –explicó-,
que el animal tiene que cortar y volver a armar para lo que necesita
energía. Si no tiene suficiente cantidad de grano se intoxica, porque la
hidrólisis proteica hace que se genere un exceso de amonio”.
“Es por esto que si el contratista quiere seguir
trabajando a las dos de la tarde, sólo me dará rollos con alta fibra y
poca proteína. Y eso se traduce en un alto incremento del costo del
rollo por unidad de nutriente”.
Alto impacto
La pastura es el costo de mayor incidencia (41%) en el
costo de producción de henos. De ahí la relevancia que tiene realizar
una adecuada siembra y manejo posterior sobre la densidad de plantas
logradas. De la misma forma, el momento de corte de la planta
determinará el estado fisiológico en el que se encuentra y por lo tanto
su relación hoja-tallo. “Cuando nos demoramos en el corte, y no le entra
luz al cultivo, se acelera la senescencia de las hojas y esto se
traducen en menor proteína. Para llevar luz al cultivo se debe cortar y
de esta forma se logrará una mayor cantidad de cortes por año”. Al
respecto agregó que “Son muy auspiciosas las nuevas variedades de
alfalfa que tienen una etapa de rápido y prolongado desarrollo
vegetativo y una floración demorada”.
Al referirse a la altura de corte, Cattani indicó que
cortando la alfalfa a 5 centímetros, cada 3 cortes se logra un corte
adicional respecto de cuando se realiza a una altura de 10 centímetros.
En el campo, Cattani guió a todos los asistentes en las
regulaciones de los equipos utilizados en el corte y acondicionamiento
del forraje y la confección de los rollos.
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