sábado, 15 de diciembre de 2012


Ahora, hay que defender a la soja

Los primeros casos de mancha ojo de rana (MOR) ya se detectaron y esto muestra a las claras que puede aparecer desde muy temprano en los cultivos. En este año, muy predisponente para el desarrollo de la enfermedad, llegar tarde para tratarla significa grandes pérdidas. Bajo este contexto, el monitoreo se transforma en una herramienta fundamental.
“Puede presentar menor latencia e incubación y por eso la MOR se debe analizar y manejar independientemente de las principales enfermedades de fin de ciclo (EFC)”, explicó Marcelo Carmona, fitopatólogo de la FAUBA. “La MOR no es una EFC, ya que con ambiente favorable pueden sucederse a lo largo de todo el ciclo de la soja numerosas infecciones secundarias del hongo. Es policíclica, sorpresiva y veloz”, indicó.
Es clave observar las plantas “guachas” y también los lotes sembrados temprano para ver si está la enfermedad, manifestó el especialista. Si tienen MOR, el patógeno sobrevivió y se debe comenzar el monitoreo en los lotes sembrados, priorizando las variedades más susceptibles, agregó.
Otra cuestión para tener en cuenta es analizar la predicción climática en relación a los alertas de ataque, subrayó.
Respecto al monitoreo, el especialista recomendó comenzar con el cultivo entre V2 y V4 y finalizarlo más tarde, en R6. Así, se deben contar manchas cada 3-7 días y tomar 10/20 plantas, según el estado fenológico del cultivo, ya que puede reaparecer o intensificarse en estadios avanzados.
En variedades susceptibles, en las que la MOR puede aparecer en estadíos vegetativos o reaparecer desde R6, se propone un manejo químico sustentable que involucra el umbral de daño económico (UDE) y las decisiones químicas previas o posteriores.
“Será útil en variedades no muy susceptibles a la MOR pero que tengan síntomas desde R3, también considerar la aplicación para las EFC. La estrategia integral para MOR y EFC contempla tres posibles aplicaciones, explicó.
La primera en estado vegetativo, en variedades susceptibles a MOR y hasta R1-R2, sin considerar la intensidad de ataque. En este caso, comentó el experto, si existen síntomas y ambiente favorable se recomienda aplicar (triazol+bencimidazol o triazoles). Por el alto riesgo de generar resistencia a la MOR, no es aconsejable el tratamiento con estrobilurinas, carboxamidas o bencimidazoles en forma independiente. En este caso se busca frenar la esporulación del hongo.
La siguiente aplicación puede hacerse a partir de R3 inclusive, destacó Carmona. Esto implica tratar para MOR y EFC. Para esta estrategia se sugiere utilizar el sistema de puntuación que permite orientar el manejo de las EFC en los estadios críticos de la soja junto con el umbral de acción (UDA) para MOR. De esta forma, se aplica cuando el sistema de EFC lo indica o se alcance el UDA para MOR. Para lo que suceda primero, aclaró, tratar con mezclas de estrobilurina y triazol o triples mezclas.
La última aplicación está orientada para frenar los efectos de las enfermedades en el peso de mil semillas o sobre la calidad. Si las infecciones de MOR resurgen en vainas, tallos y semillas, lo cual puede ocurrir 21 días después de la segunda aplicación, hay que hacer mezclas de principios activos como los hechos en los tratamientos en estado vegetativo.

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