La pérdida de competitividad que exhiben las exportaciones argentinas se agrava ante la dependencia comercial que existe con el país asiático
Amediados de la década de 1990, el entonces canciller de la Nación Guido Di Tella utilizó la frase “relaciones carnales” para ilustrar el vínculo que en ese momento Argentina tenía con Estados Unidos.
Ahora, en un escenario geopolítico diferente, el término carnal –interpretado como el adjetivo para aludir a aquello vinculado a la carne– aparece más relacionado con China.
Desde hace dos años, el gigante asiático es el principal comprador de carne vacuna y de cerdo argentina. En 2020, siete de cada 10 kilos de cortes bovinos vendidos al exterior tuvieron como destino los puertos chinos. En el caso del cerdo, si bien la magnitud es menor, el protagonismo oriental es aún mayor: casi la totalidad de las más de 40 mil toneladas exportadas fueron a China.
Para este año, en un escenario de pérdida de competitividad para la carne argentina –por la suba de costos internos–, la relación comercial entre ambos países en materia de comercialización de proteína animal no cambiará demasiado.
Los exportadores aseguran que China seguirá comprando de manera sostenida, aunque no tienen tanta certeza en materia de precios. Por lo pronto, hay dos frigoríficos bovinos de Córdoba, uno en Río Cuarto y otro en Juárez Celman, que esperan desde hace casi 10 meses la habilitación china para comenzar a exportar.
Mientras tanto, y más allá de la coyuntura, las empresas cordobesas que exportan cerdo a ese destino auguran un 2021 con crecimiento en las operaciones.
Suma porotos
Pero China no es sólo carne para la balanza comercial argentina. Antes de que alcanzara este protagonismo en la cadena de ganados y carnes, su vínculo con Argentina había comenzado a forjarse con los granos.
Su aporte a la generación de divisas para el país no sólo es como comprador, sino también como vendedor de productos agrícolas.
La compañía Cofco, integrada por el Estado chino, es desde hace tres años la mayor exportadora nacional de granos, aceites y harinas oleaginosas.
Su llegada al país fue en febrero de 2014, cuando adquirió 51 por ciento del paquete accionario de la empresa de capitales nacionales Nidera.
En abril de ese año dio un paso más, cuando compró también la mitad más una de las acciones de Noble Group. Desde ese momento, no paró de crecer.
El año pasado, en un escenario de crisis sanitaria por el Covid-19 y de caída en las exportaciones, Cofco volvió a liderar las ventas desde Argentina. Si bien su desempeño, en términos porcentuales, fue menor que el registrado en 2019, estuvo por encima de la retracción exhibida a nivel nacional.
El año pasado, las exportaciones nacionales de granos, aceites y harinas totalizaron 89,5 millones de toneladas, esto es, 10 por ciento menos que un año atrás.
La compañía china, por su parte, comercializó en total 13,07 millones de toneladas, 5,7 por ciento menos que en 2019. Representó 15 por ciento de todas las ventas del país. Vietnam y precisamente China fueron los principales compradores.
Se proyecta que durante este año la economía china será la que más crezca en el mundo, con una tasa del ocho por ciento, según el Fondo Monetario Internacional, lo que aseguraría, entre otros factores, la demanda de alimentos.
El gran desafío local es seguir siendo competitivos, para no tener sobresaltos en la relación comercial.
La pérdida de competitividad de las exportaciones argentinas se agrava ante la dependencia que existe con el país asiático.
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