viernes, 14 de diciembre de 2012


¿Porqué la industria nacional necesita la nueva Ley de Semillas?

La investigación pública, los pequeños agricultores y las empresas nacionales serán los primeros beneficiarios. Sin una nueva ley, los pequeños semilleros corren riesgo.
El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca convocó a una mesa de trabajo público-privada a toda la cadena de la semilla para discutir una nueva Ley de Semillas y Creaciones Fitogenéticas, destinada a reemplazar parte del texto actual, Ley 20.247, que data del año 1973. El Ministerio estableció una forma de trabajo basada en la presentación de propuestas por sector, que luego fueron sometidas al debate. ASA fue invitada junto con otras 21 organizaciones, que desde principios de julio, nos reunimos semanalmente para consensuar un proyecto que fuera representativo de todos los actores involucrados en la cadena de valor.
Hace años que tanto desde la industria semillera, como de otros sectores, productores, desarrolladores, multiplicadores, etc; se viene planteando la necesidad de contar con una actualización de la ley que rige para el inicio de la cadena agrícola. Por eso respaldamos desde desde el inicio la constitución de la mesa de trabajo, que exigió un fuerte trabajo de todas las partes, resignando posiciones, para alcanzar un consenso.
El proyecto de ley contribuye directamente a fortalecer la soberanía alimentaria, ya que propicia un reconocimiento de la propiedad intelectual de todos los desarrollos científicos de la industria nacional -públicos y privados-, fruto del esfuerzo de técnicos, profesionales, capitales argentinos, y del propio Estado, a través de sus organismos de investigación y desarrollo, como el INTA y el CONICET.
La iniciativa es una gran democratizadora del uso y sustentabilidad del germoplasma, base tecnológica clave en este proceso de crecimiento agrícola, ya que garantiza el acceso inmediato de todos los productores a las nuevas tecnologías. Ningún productor deberá pedir autorización a las empresas de mejoramiento para hacer uso propio. De acuerdo al Ministerio de Agricultura cerca del 70 por ciento -compuesto por pequeños agricultores familiares- podrán hacer uso propio gratuito. Para los productores restantes se estipula el uso propio oneroso, en el que sólo deberá informar a las empresas la variedad qué sembró y pagar el canon correspondiente.
Con la nueva Ley se fomentará los programas de mejoramiento, beneficiando a todos los cultivos, incluidos los no tradicionales, como las legumbres, el maní, la horticultura, las especies forrajeras, forestales, contribuyendo a un mayor desarrollo de las economías regionales.
De este modo, el productor tendrá más y mejores opciones para sembrar y mejorar su rentabilidad, al tiempo que se impulsara un importante incremento en la investigación, tanto en el sector público como en el privado, y cumplir así con las metas planteadas en el Programa Estratégico Agroalimentario (PEA), de producir 160 millones de toneladas de granos al 2020.
Sustentabilidad y Trazabilidad:
El presidente de ASA, Alfredo Paseyro, dijo que “un nuevo marco legal en semillas es imprescindible para hacer frente a la nueva demanda global de alimentos, que está exigiendo más producción y mayor calidad, garantizando sustentabilidad y trazabilidad en toda la cadena productiva, desde la investigación hasta la góndola, como requieren los mercados más exigentes”.
Diversificación y Rotación:
Oscar Klein, titular del criadero Klein, dijo que “el proyecto consensuado es clave para estimular la introducción de nueva genética nacional que fomente la diversificación y la rotación de cultivos, en un proceso de agricultura sustentable”.
Germoplasmas a medida:
Eduardo Costa, del criadero Buck, dijo que “la agricultura de precisión y por ambientes exige cada vez mejor desarrollo genético y germoplasmas adaptados para cada situación, germoplasmas ‘a medida’”. Ello es particularmente sensible en el caso del trigo, puesto que la baja innovación está impidiendo contar con semillas competitivas que ayuden al desarrollo del cultivo en condiciones de producción como las actuales.
Mejor rentabilidad para los productores:
Iván Ramallo, de la empresa Don Mario, dijo que “al acceder a mejor tecnología, se mejorará la renta de los productores, independientemente de su tamaño, y al dinamizar la industria semillera, aumentará el empleo directo e indirecto”.
Una industria nacional competitiva:
Por su parte, Hernán Maurette, de la empresa NIDERA, destacó que “el 10 por ciento de la superficie europea de producción de girasol pertenece a genética argentina, producto del trabajo de ingenieros de la UBA, del INTA y de la Universidad Nacional de Rosario. La genética argentina se exporta a América del Norte, Europa y Africa. Por eso es importante contar con una nueva Ley que proteja la competitividad de la genética nacional”.
Para ASA, una nueva ley de semillas brinda el marco legal que exige la Argentina competitiva, contribuye al desarrollo regional, promueve la investigación nacional, mejora la renta de los productores y gracias a una mayor transparencia del mercado, aporta al bienestar de todos los argentinos. Para ASA, defender la ley de semillas es defender un modelo agricola nacional.

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