martes, 18 de diciembre de 2012


El universo oculto de los forrajes

Venado Tuerto fue sede del seminario que, durante 5 días, congregó a productores, asesores y contratistas de varias provincias que alternaron clases teóricas con prácticas a campo. En los más mínimos detalles hay costos que reducir y más plata para ganar.
Cinco días intensos de teoría en aula y prácticas a campo con la mira puesta en ajustar al máximo la eficiencia en la producción de alimento animal. Así podría resumirse el seminario Admite Forrajero “Entrenamiento de alto Rinde”, que tuvo lugar entre el 10 y el 14 de diciembre en la escuela agrotécnica salesiana “Alejandro F. Estrugamou” de Venado Tuerto.
Cada día, aproximadamente 40 asistentes -entre contratistas, estudiantes, productores y asesores- provenientes de Chaco, Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, Chubut y Paraguay tomaron contacto con especialistas en siembra, pulverización, cosecha y conservación de especies forrajeras; y practicaron en el terreno usando la maquinaria para cada tarea.
Siembra, punto de partida
El correntino Ramón Hidalgo, profesor de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), arrancó el seminario apuntando a la siembra de pasturas. “Una buena implantación no garantiza un buen rendimiento, pero una mala implantación es el preludio de un mal resultado físico y económico”, dijo, y definió las premisas básicas que hacen a la calidad de la siembra: posicionar la semilla en el fondo del surco, en buen contacto con la humedad, a una profundidad uniforme respecto de la superficie, en forma continua en la línea (con siembra a chorrillo) o equidistante una de otra (con sembradora monograno) y con igual espaciamiento entre las líneas de siembra. Recomendó usar dos pasadas de la sembradora, una para la siembra de las gramíneas y la otra para la siembra de leguminosas cuando se implantan consociadas.
Para este trabajo el dosificador es fundamental: los más frecuentes son los de rodillo acanalado y los de roldana, pero presentan problemas cuando hay que regular bajas cantidades de semillas. En esos casos, recomendó usar inertes, como el sorgo molido, con granulometrías similares a las de la semilla que se está sembrando. Para aquellos casos que se siembra con máquinas que no tienen cajón alfalfero, dijo que se debe evitar la estratificación de las especies que componen la mezcla.
Sobre la aplicación de fertilizantes en la siembra, puso énfasis en “no ponerlo en contacto con la semilla cuando se aplican dosis de urea mayores a 120 kg/ha o de cualquier otro fertilizante que contenga nitrógeno como el fosfato diamónico”. Y explicó que en el pequeño ambiente del suelo que comparte la semilla con el fertilizante, la urea produce una fuerte acidificación que afectará a las semillas. “Con el superfosfato no hay problema porque no tiene nitrógeno”, agregó.
Pasto o alimento
A su turno, Pablo Cattani, asesor especialista en forrajes conservados, lo primero que hizo fue atajarse: “yo no bajé de un plato volador, todo lo que digo se puede aplicar a campo”. Su cátedra sobre henificación combinó datos “finos” para lograr una mejor calidad alimenticia con pruebas de rotoenfardadoras, cortadoras-acondicionadoras y rastrillos en el campo.
Atento a la “idiosincrasia ganadera”, la primera recomendación que hizo fue “no definir el tipo de forraje a confeccionar por el costo o la forma de pago al contratista, sino por la necesidad nutricional del rodeo. Hay que dejar de pensar en volumen y enfocarse en la calidad”.
Para conseguir ese objetivo, consideró imprescindible saber que no se puede hacer un rollo con más de 20% de humedad, excepto que se utilicen aditivos (el ácido propiónico es una opción, pero también es abrasivo para la máquina). De lo contrario levanta temperatura y proliferan hongos que consumen la energía disponible y generan toxinas. “No importa que al animal le guste más comer el rollo atabacado”.
Una buena implantación para lograr un adecuado stand de plantas “es lo que más condiciona el costo del forraje”, pero también cuentan el momento del corte (siempre en estado vegetativo para lograr mayor contenido de proteína), la elección de la variedad (mejor con latencia para mayor desarrollo en fase vegetativa), mantenimiento del lote (no pastorear el primer año para preservar la densidad de plantas). Además, recomendó hacer “elección de lotes” -pastoreando los viejos y cosechando los nuevos- y clausurar el 10/15% de la superficie para tener una “reserva forrajera”.
Según el especialista, las malezas y un corte de mala calidad generan las mayores pérdidas en la henificación. Para evitar las primeras, hizo dos recomendaciones: sembrar la alfalfa en otoño, porque -a diferencia de primavera- le da tiempo a desarrollarse sin competencia (además de enraizar más profundo, condición que permitirá sobrellevar mejor la temporada calurosa); y “sembrar especies puras, no consociadas”, porque cuando se agota una deja blancos que coloniza luego la maleza. La calidad del corte, en tanto, depende de varios aspectos: el momento (hoja bandera para gramíneas y 10% de floración en leguminosas), la precisión (cuchillas de la hélice afiladas y con una inclinación de 10º para asegurar cortes limpios); y el clima (“es peor cortar y que llueva a cortar pasado”).
Cattani afirmó que una cuchilla sin filo en lugar de cortar lastima el tallo (“lo explota”) y, además de demorar el rebrote, es una vía de infección para la planta. “Puede perderse un corte de cinco al año; es un 20% de producción”, aseguró.
En cuanto a lo que llamó la “dinámica del secado” de la pastura una vez cortada, resaltó que “con 50% de humedad en tallos y hojas se pierde un 1% de Materia Seca por cada hora que pasa”. Además, advirtió que “la planta cortada que mantiene humedad sigue respirando y pierde proteína”. Por estas cuestiones remarcó la importancia de trabajar con cortadoras-acondicionadoras, que aceleran el secado y retienen los nutrientes.
Sobre el final, recomendó a los presentes: “cuando quieran comprar una máquina no se enamoren del precio: si es barata pero no logra calidad, entonces no es barata”. También se dirigió específicamente a los contratistas y les sugirió dejar de pensar en el volumen y preocuparse por la calidad porque “la vaca es la que paga el servicio”. Tienen que “dejar de mover volumen y producir proteína y energía, que es lo que se traduce en kilos de carne o leche”, les dijo, y propuso que los clientes paguen una bonificación por calidad en lugar de una única tarifa por rollo o hectárea.
Voces protagonistas
Antonio Ferreira, empleado de Las Taperitas en Arrufó, participó de Admite en 2008 y dijo haber asistido este año para actualizarse tecnológicamente. “Las charlas son muy buenas”, evaluó, y se mostró entusiasmado por las novedades en maquinaria. “Estuvo muy interesante lo que vimos en segadoras; esto puede reducir costos y mejorar el rendimiento de la empresa para la que trabajamos”.
Un ganadero de Huanchilla (Córdoba), Francisco Roqués, contó que se compró un conjunto forrajero para “cumplir un sueño” y se hizo de una rotoenfardadora, una acondicionadora, un rastrillo y un tractor apenas 15 días atrás. Finalizando la segunda jornada, aseguró que había afianzado conocimientos e incorporado otros nuevos. Por ejemplo: “que hay que medir la humedad del pasto”. También cómo regular la enrolladora: “yo pensé que a mayor cantidad de revoluciones se hace un mejor rollo y es al revés; y se compacta menos a menor RPM”. Destacó además otros datos aportados por los especialistas: “la hora del corte, muy importante para preservar nutrientes; que hay que estar permanentemente informado sobre el clima o que hay que seleccionar los rollos; fue muy valioso”.
Darío Robledo administra un campo ganadero en Villa Ángela (Chaco) en el que incorporaron forraje picando y ensilando planta entera de maíz con el objetivo de “achicar los tiempos de recría”. Decidió asistir los 5 días del seminario para perfeccionar esta práctica y consideró cumplidas sus expectativas “al 100%”. Su objetivo productivo es “sacarle mejor provecho a la tierra que tenemos sin agrandar el campo”. La jornada de henolaje le resultó especialmente útil porque “con pequeñas correcciones se puede mejorar mucho la calidad del alimento, que en definitiva es guita en el bolsillo”.
Un santafesino, Marcos Blua, productor mixto de Chañar Ladeado que hace Cría Bovina Intensiva, comentó que llegó a Admite -asistió 3 días- para “pulir conocimientos sobre henificación, porque hacemos rollo de rastrojo de soja y queremos hacer en el futuro de alfalfa”. En la práctica a campo hizo algún descubrimiento: “yo hacía al revés: cuando sonaba la alarma indicando que el rollo esta lleno yo desaceleraba para que no vibre tanto y es lo contrario, hay que acelerar”. En las charlas teóricas se convenció de la importancia de lograr la mejor calidad posible para “poder exigirle más al contratista”.



Otro mundo
Pablo Cattani, especialista en conservación de forrajes, planteó un nuevo escenario mundial que obliga al productor ganadero a intensificar la producción de proteínas, en lugar de seguir apuntando a generar sólo volumen de pasto.
Advirtió que 2011 fue el “primer año sin reservas de granos a nivel mundial. No se puede saber el precio del subproducto a futuro y manejar el forraje (uso eficiente de máquinas y estabilización de calidad) aporta previsibilidad a los costos”.
Por este motivo, desde 2012 “el mundo del forraje cambió: no hay más superficie para hacer más volumen de alimento ni vacas que puedan aumentar el “frame” para ser capaces de comer más”, sintetizó, con el objetivo de remarcar la obligación del productor de enfocarse en el nivel nutricional del alimento -contenido real proteínas y energía-, por lo que recomendó acostumbrarse a analizar constantemente el forraje.

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Así si. El corte limpio de cuchillas afiladas y con la inclinación apropiada evita enfermedades y mejora la productividad de la alfalfa.
Foto: Juan Manuel Fernández

La “dinámica del secado” de la pastura, una vez cortada, indica que “con 50% de humedad en tallos y hojas se pierde un 1% de Materia Seca por cada hora que pasa”.

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Así no. El tallo “explotado” por el golpe de una hoja sin filo retarda el rebrote y es la vía de ingreso de enfermedades.
Foto: Juan Manuel Fernández

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Rodilla en tierra. El momento del corte, un detalle fino para cosechar un mejor alimento. Foto: Juan Manuel Fernández

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Ventajas de acondicionar. Acelerar el secado de la pastura en la hilera es vital para mantener el nivel de proteína, por eso se dieron charlas sobre funcionamiento de cortadoras-acondicionadoras. Foto: Juan Manuel Fernández

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